El último reporte de Mental State of the World revela que, a nivel global, los jóvenes tienen una disminución progresiva en la capacidad de enfrentar el mundo actual. Los datos, recopilados mediante el Mind Health Quotient (MHQ), que mide aspectos emocionales, sociales y cognitivos del funcionamiento mental, exhiben un patrón en la interacción de cuatro elementos que podrían ser causas del deterioro de la salud mental entre la generación z.
En palabras simples, los resultados revelan que la mayoría de los jóvenes de la generación Z (nacidos entre 1995 y 2009) se limitan a soportar la vida en vez de disfrutarla. Según expertos, el deterioro de la salud mental en los jóvenes se debe a una combinación de factores que incluyen cambios en la estructura social, el acceso temprano a los smartphones en la infancia, el consumo de alimentos ultraprocesados que contienen muchas toxinas y la exposición a tóxicos ambientales como pesticidas y plásticos.
DETERIORO DE LA SALUD MENTAL EN LA GENERACIÓN Z
La interacción de estos elementos, según especialistas, ha creado un entorno que afecta el bienestar mental de las nuevas generaciones de manera más profunda que a las anteriores. Tara Thiagarajan, doctora en Filosofía, fundadora y científica en jefe de Sapien Labs, explica que mientras los adultos mayores mantienen niveles relativamente buenos de bienestar, casi la mitad de los adultos jóvenes experimenta dificultades debilitantes o un estado de angustia significativo.
“Esto no se trata solo de una menor felicidad, sino de un deterioro en las funciones mentales esenciales para enfrentar la vida y ser productivos, especialmente la capacidad de controlar y regular pensamientos y emociones y mantener relaciones positivas con los demás”, detalla la especialista.
A lo largo de los diferentes informes del Global Mind Project se han creado hipótesis para explicar este deterioro de la salud mental en la generación Z y la dificultad para mejorar.
1. Baches en la interacción social. La soledad es un fenómeno que ha crecido a un punto crítico durante la última década, incentivada por maneras de pensar excesivamente pragmáticas, enfocadas en el desempeño. Según reportes de Ballard Brief, la biblioteca de investigación gratuita de la Universidad Brigham Young, los estadounidenses de entre 7 y 22 años experimentan tasas de soledad mucho más altas que otras generaciones.
ASÍ SE CONTRIBUYE A LOS SENTIMIENTOS DE SOLEDAD
El uso de las redes sociales, la vulnerabilidad y la exclusión de los pares y la mentalidad de superación extrema que muestra los logros personales como lo más relevante en la vida, por encima de las relaciones, contribuyen a sentimientos de soledad, pues generan conductas individualistas que atentan contra los lazos familiares, las amistades y las relaciones. Además, las nuevas generaciones son más conscientes de factores de abuso y negligencia parental que suman al panorama.
El aislamiento social tiene efectos perjudiciales tanto para la salud física como mental de quienes lo experimentan y estos pueden incluir la disminución de la eficiencia del sueño, un sistema inmunitario debilitado y, en casos más extremos, depresión. Además, quienes se sienten solos y aislados son más propensos a desarrollar conductas de riesgo, como abuso de sustancias.
Esto corresponde con los datos del informe, pues dentro de todas las emociones que se miden en la escala de MHQ, las más preocupantes para la juventud se relacionan con la identidad (autoimagen, autoestima y confianza), hábitos saludables (calidad del sueño y adicciones) y rasgos de la personalidad (comportamientos evitativos y de retraimiento, confusión y pensamiento lento, miedo y ansiedad, tristeza y desesperanza, rabia o irritabilidad, culpa, pensamientos suicidas, recuerdos traumáticos y pensamientos indeseados u obsesivos).
Para combatir el aislamiento es recomendable empoderar a los jóvenes y fomentar las relaciones entre ellos con espacios seguros, tanto en la vida real como en el entorno digital, pues este forma parte de la vida cotidiana.
¿LOS TELÉFONOS AFECTAN LA SALUD MENTAL DE LA GENERACIÓN Z?
2. Uso de smartphones a temprana edad. Investigaciones de Sapien Labs han encontrado un patrón que indica que cuanto más temprana es la exposición a los teléfonos, mayor es la probabilidad de que en la adultez se padezca de tristeza, ansiedad, problemas de sueño, poca cognición social para desempeñarse entre las personas, desconexión de la realidad, pensamientos suicidas y agresividad.
La generación Z, al considerarse como la primera generación puramente digital, no solo es la que más ha padecido esto, sino que, al ser pioneros, los descubrimientos sobre el impacto de las pantallas en la salud mental aún son prematuros y pierden vigencia demasiado pronto. Es decir, que el camino para reconocer todos los efectos del mundo digital recién comienza y se ve superado por la velocidad con la que la tecnología evoluciona.
Por ejemplo, ahora además de analizar el impacto de las redes sociales en la forma de relacionarse, también se tendrán que tomar en cuenta el alcance que la inteligencia artificial tiene para influir en las dinámicas sociales de los más jóvenes o cuál será el futuro de las relaciones de pareja con la aparición de robots hiperrealistas.
MUCHO MÁS VULNERABLES A LOS EFECTOS TÓXICOS
3. Alimentos ultraprocesados. Según información de la Secretaría de Salud en México, las sustancias que contienen los productos ultraprocesados pueden afectar de forma directa el sistema nervioso central, lo que provoca que las personas sean más susceptibles a presentar depresión o ansiedad.
En un informe de 2024, Ana Rosa García, especialista del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, perteneciente a la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) de la Secretaría de Salud, explicó que, debido a la sensibilidad a todos los compuestos químicos ingeridos, este tipo de productos genera un estado proinflamatorio en el organismo equiparable a la exposición a niveles altos de estrés, lo que provoca mayor predisposición a padecer trastornos afectivos como los ya mencionados.
4. Condiciones medioambientales. Los pesticidas, metales pesados y microplásticos son parte de la vida cotidiana de la mayoría de la población y se ingieren en alimentos, bebidas y agua potable. Al acumularse en el cuerpo y el cerebro se convierten en causa de problemas neurológicos. Y son los jóvenes quienes entran en contacto con estos contaminantes desde muy temprana edad, a diferencia de las generaciones más adultas, haciéndose mucho más vulnerables a los efectos tóxicos.
SE EXIGE UNA RESPUESTA COLECTIVA Y URGENTE
En un artículo sobre los efectos de la contaminación ambiental en la salud mental de la población publicado por la Universidad Anáhuac se detalló que, entre los factores prenatales que perturban la salud mental de los menores, la exposición de la madre a la contaminación durante la gestación ocupa un papel importante, pues ocasiona que el desarrollo cognitivo de los niños evaluados a los cinco años sea menor al de niños no expuestos y presenten con mayor frecuencia problemas de conducta entre los seis y siete años.
Además, se expone un estudio de seguimiento realizado en Londres usado para evaluar el efecto de la exposición a la contaminación del aire desde el nacimiento hasta los 18 años, en el cual se observó que la exposición a niveles altos de contaminación a los 12 años se relaciona con la aparición de la depresión a los 18.
Como dato importante, la institución señala que los síntomas depresivos y las conductas suicidas guardan relación con los niveles de monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y con partículas PM10.
Para Tara Thiagarajan, estos hallazgos exigen una respuesta colectiva y urgente, pues a pesar del aumento en la inversión en salud mental en muchos países occidentales durante la última década, el declive generacional persiste. N