DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
La guerra es un negocio. Esta verdad de Perogrullo la estableció hace 2,500 años un estratega militar chino, Sun Tzu. Y la guerra de las drogas, como toda guerra, cae dentro de esta definición; pero para entender un conflicto de negocios hay que visualizar los intereses metidos en él. Así pues, atendamos los intereses para comprender el problema.
Ocupémonos primero de lo que salta a la vista en el conflicto. México se ha convertido en un narcoestado en donde el poder criminal supera ya al poder político. La causa de esto fue la excesiva laxitud que hubo en el trato con los cárteles criminales en el sexenio pasado. Así, los criminales colocaron a sus elementos en puestos políticos y administrativos relevantes dentro de las estructuras de gobiernos tanto locales como federales y hoy estamos rodeados de funcionarios que trabajan con y para los narcotraficantes.
Por otro lado, el mayor mercado para la droga está en Estados Unidos y el negocio funciona con altibajos, sí, pero también con utilidades extraordinarias. Una sustancia enormemente adictiva, el fentanilo, está cambiando la ecuación, pues ha creado una crisis de proporciones mayores que está afectando su economía.
Estados Unidos es, sin lugar a duda, la economía más importante a nivel mundial. Esto establece que el mercado del narcotráfico en ese país tiene un potencial brutal.
El vecino del norte recientemente cambió de presidente. Joe Biden, el anterior, era amigo de la política de dejar hacer, dejar pasar, mientras le controlaran el problema migratorio. El nuevo presidente, Donald Trump, es un político mediático que prometió combatir a los narcotraficantes mexicanos que “están envenenando” a la juventud estadounidense.
LA AMENAZA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA EL NARCOTRÁFICO EN MÉXICO ES SERIA
Esta es la base del potaje que se está cocinando; pero hay muchos intereses de por medio, así que sigamos desgranando la mazorca.
La presidenta del México actual, Claudia Sheinbaum, es hechura del anterior presidente, Andrés Manuel López Obrador, y una de sus consignas es proteger el legado de AMLO. Así, la laxitud con los grupos criminales con los que hay presuntos compromisos debería continuar, pero el nuevo presidente de Estados Unidos amenaza con pulverizar nuestra economía e invadir militarmente el país si esa política continúa como está.
La amenaza de Trump es seria, pues tuvo mucho impacto con su base de votantes. De modo que, para mantener su popularidad, va a aplicarnos aranceles, aunque sean cosméticos, y va a invadir con fuerzas especiales nuestro espacio. Ahí más le vale a la Dra. Sheinbaum llegar a un consenso para no vernos tan mal ante el mundo.
En contrapartida, la relación de AMLO con el Cártel de Sinaloa también es seria. Esto fue evidente, para México y el mundo, el día en que el presidente López Obrador se bajó de su vehículo para saludar a la mamá del “Chapo” Guzmán, la hoy difunta Dña. María Consuelo Loera.
Así, la presidenta está en un conflicto que solo tiene una salida. Tiene que combatir al narcopoder con seriedad, pues el precio político de no hacerlo puede hacerle añicos su sexenio. Mientras, las complicaciones para hacerlo con un narcoestado instalado en su gobierno tienen muchos bemoles.
¿CHINA ESTÁ DETRÁS DEL FENTANILO?
El conflicto entre Estados Unidos y México por la fabricación de fentanilo y su introducción al país del norte por nuestros cárteles también tiene peculiaridades espinosas. Como la posibilidad de que sea un plan de los chinos para desestabilizar al coloso del norte.
Esto, que en nuestro lenguaje político pareciera un “compló lopezobradoriano”, o un exceso de “sospechosismo”, no solo tiene una gran posibilidad, sino que además tiene antecedentes.
Para sopesarlo primero hay que considerar que el proveedor fundamental de los precursores de fentanilo es China. El plan chino para desestabilizar a Estados Unidos enviciando a su juventud es similar al que los alemanes implementaron en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y que magistralmente narra Juan Alberto Cedillo en su libro Los nazis en México. Cedillo describe cómo, al final de la década de 1930, el narcotráfico fue una de las armas secretas de los países del Eje (conformado por Alemania, Italia y Japón) contra el ejército estadounidense; y que en esta operación se creó el primer gran cártel del narcotráfico mexicano con la participación de nuestros militares y políticos.
La cúpula de esta infraestructura la formaban, entre otros, el Gral. Francisco J. Aguilar, el exgobernador de Puebla Gonzalo N. Santos y el gobernador de Veracruz en aquel tiempo, Miguel Alemán Valdés. Excuso decir que para ellos tres como para muchos otros el tráfico de narcóticos entre Alemania, México y Estados Unidos fue un negocio que rindió pingües ganancias.
TRUMP VA CON TODO CONTRA LOS CÁRTELES DE LA DROGA
Vemos ahora que la historia se repite, pues el conflicto del poder mundial ahora se resuelve entre China y Estados Unidos. Hoy, al igual que hace casi cien años, hay un plan para desestabilizar al coloso del norte a través de México, aunque esta vez, presuntamente, proviene de Asia. Los cárteles, ahora, ya están establecidos y los chinos los aprovechan y hacen alianzas con nuestros políticos; pero el gobierno de Estados Unidos, finalmente, comienza a trabajar para neutralizarlo.
Así, resulta comprensible que el gobierno mexicano implementara recientemente la Operación Enjambre para apresar a los funcionarios coludidos con los hampones. Y también que el gobierno estadunidense ya haya declarado que los cárteles mexicanos son grupos terroristas.
Esto último tiene una arista aún más espinosa. En febrero de 2024, en el artículo de Newsweek en Español “López Obrador le juega al vivo con Estados Unidos”, vimos la denuncia del Financial Times que expuso cómo una buena parte de las remesas que nos llegan provienen del narcotráfico.
Si los estadounidenses tienen identificado este dinero van a confiscarlo y el ingreso y la disponibilidad de dólares en el mercado mexicano sufrirá menoscabo. Esto es otro factor que puede afectar la paridad peso dólar (desde mediados de 2024 a la fecha, el peso ha perdido 25 por ciento de su valor frente al dólar).
Para completar el esquema, en Estados Unidos se han designado tres funcionarios clave para el control de este problema, cuya selección fue cuidadosamente estructurada. Ellos son: Marco Rubio, en la Secretaría de Estado; Christopher Landau, en la Subsecretaría de Estado, y Ron Johnson como embajador en México.
LOS SOLDADOS DE ESTADOS UNIDOS CONTRA LOS CÁRTELES DEL NARCOTRÁFICO
Al gobierno de Estados Unidos le preocupan los efectos del fentanilo en la población. Entre 2018 y 2022 el número de muertes por sobredosis de la droga ha aumentado en 533 por ciento; y también en su economía, pues las empresas están dejando algunas ciudades para desplazarse a otros lugares. La ciudad de Portland, en la última semana de enero, declaró un estado de emergencia por esta droga.
La trayectoria de los tres funcionarios estadounidenses garantiza que el gobierno de Claudia Sheinbaum, y quienes controlan el tráfico de drogas, tendrán correa corta en la supervisión del combate a los cárteles de narcotráfico. Esta afirmación se apoya en las trayectorias de Rubio, Landau y Johnson.
Marco Rubio es el primer secretario de Estado de origen latino. Sus padres llegaron a Estados Unidos como inmigrantes cubanos en 1956, antes de que triunfara la Revolución Cubana, y se dice que le prometió a su padre combatir al régimen castrista y a sus aliados.
Así, la posición del secretario de Estado es contraria a las dictaduras y, en esa congruencia, critica constantemente los estados dictatoriales de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Además, tuvo una serie de enfrentamientos verbales con AMLO. Cuando López Obrador declinó asistir a la Cumbre de las Américas, Rubio dijo: “Me alegra ver que el presidente mexicano, que ha entregado secciones de su país a los cárteles de la droga y es un apologista de la tiranía en Cuba, de un dictador asesino en Nicaragua y de un narcotraficante en Venezuela, no estará en Estados Unidos”. Es clara, pues, su posición ante nuestro gobierno.
EL TRABAJO DEL EMBAJADOR RON JOHNSON SERÁN CLAVE EN MÉXICO
Christopher Landau, el subsecretario de Estado, fue embajador de Estados Unidos en México, precedió a Ken Salazar, y durante su encomienda se dedicó fundamentalmente al control migratorio. Es un diplomático eficiente, productivo, que mantiene un buen perfil mediático y conoce muy bien el complicado sistema mexicano.
Pero quizás el funcionario con especial dedicatoria para México es Ron Johnson, el embajador designado para nuestro país que habrá de estrenar el nuevo edificio de la embajada estadounidense.
Johnson es, por sobre todas las cosas, un diplomático práctico interesado en obtener resultados. Con entrenamiento de élite a lo largo de su vida, fue un militar destacado en las fuerzas especiales del ejército de Estados Unidos, capacitado para manejar terrorismo, narcotráfico e insurgencia. Egresado del centro educativo John F. Kennedy Warfare Center, donde obtuvo maestría en inteligencia, terminó con el grado de coronel en el ejército y pasó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), donde trabajó 20 años antes de ser diplomático.
Como embajador en El Salvador fue un aliado del presidente Nayib Bukele para implementar el control de las mafias criminales. El propio presidente Bukele lo reconoció con la Orden Nacional José Matías Delgado en el grado de Gran Cruz Placa de Plata. Una de las condecoraciones más importantes que otorga El Salvador.
EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DEL PAÍS ES LA SEGURIDAD
Su esposa, Alina Arias Johnson, es, al igual que Marco Rubio, hija de inmigrantes cubanos, de modo que la pareja habla un español fluido.
Es claro que los tres personajes, Rubio, Landau y Johnson, habrán de concentrar sus esfuerzos en los dos conflictos que afectan a Estados Unidos: la inmigración y el narcotráfico, y también es claro que van a hacer todo lo que sea necesario para ofrecer resultados.
Si el embajador de Estados Unidos, el secretario de la Defensa de México, Ricardo Trevilla, y Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de nuestro país, logran una alianza positiva, el poder del narcotráfico se verá acotado. Sin embargo, la organización del crimen emplea a 150,000 personas, y meterlas en cintura va a requerir de un esfuerzo enorme.
El problema fundamental del país es la seguridad, pero, al fin y al cabo, si lo vemos desde esta perspectiva, es un problema de negocios y podría tener solución. En apariencia, se ve una pequeña luz de esperanza al final del túnel. Ojalá que la presidenta Sheinbaum lo vea igual y el esfuerzo cristalice en resultados.
VAGÓN DE CABÚS
El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) determinó que las donaciones de Pemex a Cuba deben de ser informadas por la paraestatal. Estas donaciones las ordenaron López Obrador y la presidenta Sheinbaum. Hoy el pleno del INAI ha determinado que se informe la cantidad. Falta ver qué hará la 4T. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.