Ovejas gigantes de Hisor que pesan entre 135 y 210 kilos pastan en las colinas situadas a 30 kilómetros de Dusambé, la capital de Tayikistán. El pastor Bakhtior Sharipov vigila su rebaño, una variedad apreciada por su rentabilidad y su capacidad de adaptarse al cambio climático.
Este tipo de ovejas gigantes se ha convertido casi en una celebridad en este país de Asia Central, afectado por la escasez de carne y de tierras cultivables. “Engordan rápidamente incluso si hay poca agua y pastizales disponibles”, comenta Sharipov, de 18 años.
Ante la degradación de la tierra de labranza por años de pastoreo excesivo y el calentamiento global, esta robusta oveja es una bendición para los productores de Tayikistán al ofrecer carne abundante a los consumidores.
Unos 250 ejemplares pastaban bajo el sol al inicio de la primavera bajo la mirada de Sharipov, acompañado de César, un perro ovejero blanco de Asia Central, casi tan grande como las ovejas. “Pesan en promedio 135 kilos. Es el final del invierno, así que no están muy pesadas, pero pronto van a aumentar de peso”, afirma Sharipov.
LOS CARNEROS PUEDEN PESAR MÁS DE 210 KILOS
Los carneros de Hisor más robustos pueden pesar más de 210 kilos. Cerca de dos tercios de su peso total es carne y grasa, más que cualquier otra variedad, por lo que resultan altamente rentables para los productores. “Las ovejas de Hisor son una raza única, primero por su peso”, comenta a la AFP Sharofzhon Rakhimov, miembro de la Academia Tayika de Ciencias Agrícolas.
“Además, estas ovejas nunca permanecen en el mismo sitio, así que contribuyen a la mejora del ecosistema del suelo”, agrega. Pueden recorrer hasta 500 kilómetros en busca de pastos entre temporadas, ayudando a regenerar los pastizales en diferentes regiones.
El declive en la calidad de la tierra es uno de los mayores desafíos para Asia Central. Alrededor de 20 por ciento de la tierra regional ya está degradada, afectando a 18 millones de personas, según un informe de la ONU.
Se trata de un área de 800,000 kilómetros cuadrados, una extensión mayor que el territorio de Chile. El polvo levantado del suelo árido puede provocar enfermedades cardiorrespiratorias.
Muchos agricultores optan por migrar ante la pérdida de productividad de sus tierras. En esa situación, las ovejas de Hisor –capaces de vivir en condiciones difíciles– son de gran importancia para Tayikistán.
Entre decenas de afiches que glorifican al presidente tayiko Emomali Rahmon en la carretera al valle de Hisor, hay un monumento dorado a los tres tipos de oveja de Hisor. En un centro de biotecnología cerca de Dusambé, el científico y criador Ibrokhim Bobokalonov utiliza muestras genéticas de las mejores especies para intentar criar las ovejas más grandes y rentables.
LAS OVEJAS GIGANTES, CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA RIVALIDAD REGIONAL
“La demanda por las ovejas de Hisor crece no solo en Tayikistán, sino también en Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Turquía, Azerbaiyán, China y hasta Estados Unidos”, afirma Bobokalonov. Los animales también se han convertido en motivo de rivalidad regional.
Tayikistán acusó recientemente a sus vecinos de manipular la raza, cruzándola con variedades locales para crear una oveja aún más pesada. En Kazajistán se registró una oveja de Hisor de 230 kilos en una competencia, lo que marcó un récord Guiness. Otros en Kirguistán han superado los 210 kilos.
Los criadores tayikos afirman estar decididos a mantenerse al frente. “Este es Misha, pesa 152 kilos y vale 15,000 dólares”, dice Bobokalonov señalando una oveja tendida sobre la báscula con las piernas atadas.
El valor equivale a seis años de salario promedio en Tayikistán. Bobokalonov espera venderla este año. “Espero que para la competencia de este verano pese 220 o 230 kilos. Con solo alimentarla con productos naturales, sin drogas, puede engordar unos 800 gramos por día”, dice Bobokalonov.
Una oveja de Kazajistán llegó a ser vendida en 40,000 dólares en 2021. Los productores aprecian la rentabilidad de la variedad, pero para la población en general, la oveja es apreciada por su sabor. N