Más de 60 años después de que se registrara por última vez, un equipo de expedición redescubrió un icónico mamífero que pone huevos, en una de las regiones más inexploradas del mundo.
La equidna de largo pico de Attenborough, que lleva el nombre del famoso locutor Sir David Attenborough, fue capturada por primera vez en fotos y video utilizando cámaras de senderos remotas instaladas en las montañas Cíclopes de la provincia de Papúa de Indonesia.
Registrada por la ciencia solo una vez en 1961, la equidna de largo apilo de Attenborough es un monotremo: un grupo evolutivamente distinto de mamíferos ponedores de huevos que incluye el ornitorrinco. “Esta especie de equidna es tan especial porque es una de las cinco especies que quedan de monotremes, los únicos guardianes de esta notable rama del árbol de la vida”, indican los expertos.
Las equidnas son notoriamente difíciles de encontrar, ya que son nocturnas, viven en madrigueras y tienden a ser muy tímidas. La equidna de Attenborough nunca se ha registrado en ningún lugar fuera de las montañas Cíclops, y actualmente está clasificada como en peligro crítico en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
LA EQUIDNA, EL MAMÍFERO QUE PONE HUEVOS, POSEE ESPINAS Y HOCICO DE OSO HORMIGUERO
“La equidna de Attenborough tiene las espinas de un erizo, el hocico de un oso hormiguero y los pies de un topo. Debido a su apariencia híbrida, comparte su nombre con una criatura de la mitología griega que es mitad humana, mitad serpiente”, describe el documento.
Parece tan diferente a otros mamíferos porque es un miembro de los monotremes, un grupo de ponde huevos que se separó del resto del árbol de la vida de los mamíferos hace unos 200 millones de años.
Junto con el redescubrimiento de la equidna, la expedición, una asociación entre la Universidad de Oxford, la ONG indonesia Yayasan Pelayanan Papua Nenda (YAPPENDA), la Universidad Cenderawasih (UNCEN), Papua BBKSDA y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Indonesia (BRIN), Re:Wild, hizo muchos otros hallazgos notables.
Estos incluyen el meyelvorador de Mayr, un ave perdida para la ciencia desde 2008; un género completamente nuevo de camarones que habitan en los árboles; innumerables especies nuevas de insectos; y un sistema de cuevas previamente desconocido. “Esto fue a pesar de las dificultades que plantean un terreno extremadamente inhóspito, incluidos los animales venenosos, las sanguijas que chupan sangre, la malaria, los terremotos y el calor agotador”, indica el documento. N