Tuvieron que pasar muchos siglos para que buena parte de las sociedades encontraran en la democracia el camino más estable para organizarse y convivir pacíficamente. Los humanos son seres racionales y sociales; sin embargo, llegan a ser sumamente conflictivos y violentos. La democracia permite crear leyes justas con el consenso de mayorías y reconocimiento de minorías, lo que ha permitido resolver adecuadamente las permanentes diferencias entre los ciudadanos.
Al mismo tiempo ha impulsado el avance de una basta cantidad de derechos de las personas que van desde el derecho a la vida hasta el derecho de tener una vida libre de violencia. Varios años pasaron para moldear leyes, reglas y costumbres de convivencia que suponen consideración y empatía para los demás atados a la existencia de derechos y obligaciones.
En especial, ha sido el sistema suficientemente efectivo para establecer una equilibrada relación gobierno-sociedad. Todos los intentos de experimentación social distintos a la democracia han fracaso en sentar las bases para una relación pertinente entre ambas partes.
El poder elegir de manera periódica a los gobernantes y representantes, evaluarlos, exigirles cuentas y removerlos representa el logro histórico más importante del ciudadano como tal. Lo anterior es relevante porque a lo largo del tiempo han existido cientos de casos en los que el poder político avasalla los derechos de las personas. Incluso las conduce inexorablemente a la guerra o la muerte.
EL ESTADO ES EL ÚNICO QUE PUEDE SUPRIMIR O LIMITAR LA LIBERTAD
En este sentido podemos afirmar que el tesoro más valioso que cualquiera puede tener es la libertad. Donde el Estado es el único que la puede suprimir o limitar, ya sea por la buena (castigo por delitos – cárcel) o por la mala (dictadura o autocracia).
En infinidad de ocasiones quienes acceden al poder buscan conservarlo a toda costa. Por tanto, los ciudadanos deben de tener la garantía de poder remover a los actores políticos que ostentan el poder vía elecciones periódicas y libres. Así, elementos centrales de la democracia como el voto libre y secreto, votar y ser votado, con la posibilidad de todos los ciudadanos incluso los religiosos, con órganos electorales autónomos y elecciones periódicas, forman la estructura central de lo que conocemos como democracia liberal. Por ella, por cierto, transitan las naciones más desarrolladas del mundo.
Aunque existen estudios que señalan que una parte importante de la población está descontenta con la democracia porque asumen que no ha resuelto muchos de los problemas que la aquejan, siempre será mejor enfrentar estos problemas con nuestra propia libertad y libre albedrío. Al igual que por consenso de todos.
LA DEMOCRACIA LIBERAL CONTRA LA ILIBERAL
Bajo esta lógica ya es muy evidente para el mundo entero que las naciones con mayor índice de bienestar, menos pobreza, generación abundante de riqueza y una sólida red de protección social de derechos son aquellas que tienen un sistema político basado en la democracia liberal.
Actualmente asistimos a lo que han dado en llamar democracia iliberal. Este concepto consiste en que cierto grupo llega al poder exactamente con las reglas de la democracia liberal. Una vez instalados en él, buscan bajo todos los medios posibles legales o ilegales desaparecer esas reglas, impedir o manipular elecciones. Además de desconocer resultados adversos para mantenerse en poder suprimiendo las libertades de los demás.
Estos grupos son electos por el voto popular en elecciones que se organizan bajo cierto calendario por árbitros electorales autónomos. Y fueron calificadas por tribunales igualmente autónomos. Pero en el ejercicio de su cargo, con todos los poderes del Estado como las fuerzas armadas y los presupuestos públicos, buscan cambiar las reglas del juego que les permitieron ser electos.
“FRAUDE ELECTORAL”
El caso más relevante es el del expresidente estadounidense Donald Trump. Este desconoció el resultado adverso a su reelección y buscó a toda costa impedir el cambio de poderes argumentando un “fraude electoral” que no pudo comprobar. Otro caso emblemático es el del dictador Daniel Ortega, en Nicaragua, a quien se eligió democráticamente en 2007 por un periodo de cinco años. Y es la fecha en que no deja la silla, que ya comparte con su esposa e incluye el encarcelamiento de opositores.
En este 2024 más de la mitad de la población mundial tendrán el derecho de salir a sufragar. Ciudadanos de países como Rusia, Estados Unidos, Brasil, México, India e Inglaterra tendrán elecciones para jefe de Estado y miles de puestos legislativos o de gobierno local.
Ante el constante ataque a la democracia liberal, las sociedades con personas libres serán puestas a prueba para saber si realmente desean conservar su libertad corporal, asociativa, incluso para hablar. O si se capturan bajo el espejismo de elegir gobiernos supuestamente democráticos que más temprano que tarde traicionarán su confianza, se perpetuarán en el poder y quitarán las libertades de todos. N
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Carlos Alberto Martínez Castillo tiene doctorados en Desarrollo Económico, Derecho y Filosofía, los tres con mención summa cum laude. Es profesor en la UP y la Ibero. Ha colaborado en el Banco de México, la Secretaría de Hacienda y la Presidencia de la República. También fue ministro de Asuntos Económicos de la Embajada de México en Estados Unidos. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.