El pintor francés Henri Rousseau dijo alguna vez que Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza y el hombre, como es un caballero, le devolvió el cumplido. Y ahí radica uno de los problemas fundamentales a los que se ha enfrentado la humanidad desde la noche de los tiempos.
Hemos atribuido a una deidad cualidades humanas que nunca podremos esperar comprender, cualidades que también incluyen deficiencias humanas. Esto se remonta a los inicios de la humanidad, cuando nuestro deseo de entender el universo que nos rodea llevó a la necesidad de poner todo en un contexto humano dada nuestra limitada comprensión y sofisticación. De esta manera, atribuimos cualidades humanas a nuestro dios o dioses para comprender su naturaleza y relacionarnos con ellas.
La creación de Dios a imagen del ser humano ha causado innumerables guerras, opresión, sufrimiento y muertes. Muchos de los conflictos que vemos hoy en día tienen su origen en diferencias religiosas, y estas continuarán hasta que quienes actúan en nombre de Dios empiecen a darse cuenta de su verdadera esencia y comprendan las consecuencias de atribuir cualidades humanas a una deidad que vive mucho más allá de nuestra capacidad para comprender su propia naturaleza.
A mi modo de ver, Dios no es ni bueno ni malo, ni vengativo ni generoso, ni iracundo ni feliz, ni fuerte ni débil, ni masculino ni femenino. Dios no requiere ni adoración ni adulación. Dios puede ser visto como la energía creativa perfecta del universo y, como tal, más allá de las debilidades humanas.
¿EN DÓNDE ESTÁ DIOS?
Dios no está ni en el cielo ni en el infierno. Más bien, podemos pensar que Dios está presente en toda la creación, desde la célula más pequeña hasta el mamífero más grande. Dios puede vivir en nuestros corazones y mentes como esa chispa de vida y conciencia que constituye nuestro ser y habita dentro de cada uno de nosotros.
La humanidad evolucionó gracias al sentido de comunidad que desde los primeros tiempos proporcionaban las iglesias, las mezquitas o las sinagogas. Muchos valoran este aspecto. Sin embargo, cuando se trata de encontrar a Dios, mi experiencia me dice que Dios se encuentra dentro de nosotros mismos y puede experimentarse personalmente y no a través de la intermediación de un sacerdote, un imán o un rabino.
De hecho, la mayoría de las religiones formales tienen sus contrapartes espirituales en las cuales el individuo aprende a conectar con el infinito por medio de técnicas como la meditación, la danza, los cánticos o la música. Los judíos tienen la cábala; los cristianos, las diversas escuelas y congregaciones esotéricas; los musulmanes, el sufismo, y los budistas e hinduistas tienen sus propios mecanismos de introspección y crecimiento espiritual. Muchos amerindios tienen técnicas que les enseñan a conectar con la deidad y alcanzar alguna forma de trascendencia.
LAS TEOLOGÍAS Y DOGMAS LIMITAN EN LUGAR DE LIBERAR
Los rituales religiosos formales pueden ser una manera de encontrar a Dios en nuestro interior. Pero las teologías y los dogmas pueden limitarnos en lugar de liberarnos para descubrir nuestras verdades. Las poderosas fuerzas políticas ejercidas por las instituciones religiosas pueden y muchas veces son utilizadas por líderes para controlarnos y manipular nuestro comportamiento y hasta nuestras creencias.
Los objetivos políticos de las religiones condujeron a las invasiones islámicas de África y partes de Europa, las cruzadas, la Inquisición, las guerras religiosas en Europa, el Holocausto y la conquista de las Américas, por citar algunos ejemplos.
Más recientemente, el extremismo islámico que pide la muerte de todos los no musulmanes y la victoria sobre el mundo de la sharía y el islam ha puesto de relieve el mal cometido en nombre de Dios. El líder religioso supremo de Rusia ha pedido la destrucción de Ucrania, apoyando al presidente Putin en su guerra que ha matado a decenas de miles de personas y destruido gran parte de la infraestructura del país.
Los nacionalistas cristianos en Estados Unidos que han tomado el control del Partido Republicano utilizan a Dios para promover sus intereses y tratan de usar la Biblia de la misma manera que los fundamentalistas islámicos utilizan el Corán: para dividir y conquistar.
LOS HOMBRES UTILIZAN A DIOS PARA CONTROLAR A LOS DEMÁS
Los nacionalistas hindúes de la India, liderados por el primer ministro Modi, creen en la supremacía del hinduismo y pretenden eliminar a los cientos de millones de no hindúes del subcontinente.
A lo largo de los tiempos los hombres han utilizado a Dios para controlar a los demás. El deísmo político ha sido fundamental en la política de todas las sociedades humanas, con la clase sacerdotal encargada de interpretar la voluntad de Dios y obligar a otros a seguirla, muchas veces bajo la amenaza de encarcelamiento o muerte.
Entonces, ¿cuál es la esencia de Dios? Según mi experiencia, Dios existe mucho más allá de nuestra comprensión. Una mosca puede posarse en mi brazo; ambos somos seres vivos, pero la capacidad de la mosca para comprender la naturaleza humana o la esencia de la humanidad es nula. Dios y los humanos existen, pero nosotros somos como las moscas intentando comprender lo eterno.
Ralph Waldo Emerson dijo alguna vez que “lo que hay detrás de nosotros y lo que hay ante nosotros son asuntos minúsculos comparados con lo que hay dentro de nosotros”. Podemos manifestar al Dios interior viviendo una vida de amor, compasión y respeto por nosotros mismos y por los demás.
Podemos conectar con la energía creativa del universo que es la manifestación de Dios utilizando ciertas herramientas a las que todos podemos acceder. Diferentes escuelas espirituales utilizan la meditación, la danza, los rituales o la música para permitirnos escuchar la voz de Dios en nuestro interior y alcanzar cierta sabiduría y conexión con lo divino.
LOS TEXTOS SAGRADOS HAN SIDO ESCRITOS POR LOS HOMBRES
La verdad no puede imponerse. Debe encontrarse por medio de la experiencia personal, al igual que Dios. Lo que consideramos textos sagrados han sido todos escritos por hombres y reflejan su visión de la vida en su tiempo y en su contexto. Y podemos descubrir que la verdad es como una rueda. En la circunferencia, los radios están muy separados, como las religiones y sus diversos dogmas y teologías. Cada una piensa que tiene el monopolio de la “verdad” y que es superior a las demás.
Pero cuando los radios convergen en el centro, se convierten en uno, como lo es la verdad. Sin embargo, solo podemos conseguirlo evolucionando hacia ese centro, abandonando los radios individuales y conectando con la energía creativa del universo.
Comparto estos pensamientos con los lectores y las lectoras porque nos enfrentamos a un futuro terrible si permitimos que los fanáticos religiosos no solo eliminen nuestra libertad de elección, sino que nos eliminen en su búsqueda de la supremacía religiosa.
Pero no me crean a mí. Sigan su propia intuición y encuentren la verdad por ustedes mismos. Está ahí, esperándoles. N
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Eduardo del Buey es diplomático, internacionalista, catedrático y experto en comunicaciones internacionales. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.