En 2023, los medicamentos inyectables como Ozempic y Wegovy fueron noticia debido a su capacidad para promover la sensación de saciedad y acelerar la pérdida de peso. Pero, ¿qué tal si existiera otra manera de controlar el apetito sin necesidad de inyectarte el vientre con una aguja ni de padecer los efectos colaterales de esas dos sustancias? ¿Qué tal una píldora vibratoria?
Al parecer, ingenieros del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), Estados Unidos, están por alcanzar ese objetivo. En un artículo, publicado el pasado 22 de diciembre en la revista Science Advances, un equipo de dicha universidad detalla un método novedoso y factible para la reducción de peso. Su propuesta, además de ingerible, actúa engañando al cerebro al desencadenar la sensación de saciedad.
“El desarrollo de soluciones no invasivas para tratar la obesidad es de vital importancia para hacer frente a los múltiples desafíos que presenta esta crisis de salud mundial”, declaró la Dra. Shriya Srinivasan, ingeniera biomédica del MIT, profesora asistente de bioingeniería en la Universidad de Harvard y autora principal del artículo.
“Las estrategias invasivas convencionales, como la cirugía, conllevan grandes riesgos, costos elevados y alteran el estilo de vida de manera significativa, todo lo cual limita su aplicabilidad y eficacia”, agregó Srinivasan para Newsweek.
“Las intervenciones no invasivas son una excelente alternativa a la cirugía, ya que eliminan los riesgos y los costos asociados a una operación, y están al alcance de una población más extensa”, afirmó. Y a fin de lograr este objetivo, Srinivasan decidió aprovechar los sistemas de señalización del cuerpo.
¿EN QUÉ SE BASA LA IDEA DE LA PÍLDORA VIBRATORIA?
“La sensación de saciedad —es decir, la supresión del deseo de seguir comiendo— surge de una compleja interacción de mecanismos físicos y neurológicos”, interpuso el Dr. Giovanni Traverso, coautor del estudio, profesor asociado de ingeniería mecánica en MIT, y gastroenterólogo del Hospital Brigham y de la Mujer.
“El estímulo físico más importante es la dilatación gástrica que ocasiona el alimento ingerido”, puntualizó Traverso para Newsweek. Cuando el estómago se expande, los receptores de las paredes gástricas se activan y envían al cerebro una señal para que deje de comer.
“Dicha señal se interpreta como la sensación de saciedad, la cual conduce a la supresión del hambre y desencadena conductas asociadas con el cese de la ingestión”, detalló el gastroenterólogo.
Ahora bien, ¿qué tal si fuera posible activar esa vía de señalización sin necesidad de llenar el estómago? Investigaciones precedentes han demostrado que, tras aplicar vibraciones a los músculos de las extremidades, estas registran la sensación como estiramiento.
Tal hallazgo hizo que Srinivasan se planteara: “¿Sería posible aplicar [el mismo tipo de vibraciones] para activar los sensores de dilatación gástrica y crear así la sensación ilusoria de que el estómago se ha distendido, con la consiguiente modulación de las hormonas y los patrones de alimentación?”
Los científicos decidieron probar esa teoría, para lo cual crearon una pequeña píldora vibratoria que debía activarse tan pronto como entrara en el estómago. A continuación, administraron las píldoras a un grupo de cerdos 20 minutos antes de alimentarlos, y repitieron ese proceso durante un total de 108 comidas.
PRUEBAS DEL DISPOSITIVO EN CERDOS
Los dispositivos vibraron durante 30 minutos hasta que —como sucede con todos los alimentos— transitaron por el resto del tracto gastrointestinal y salieron del cuerpo en las heces. “La vibración es transitoria. Es decir, solo ocurre inmediatamente después de la administración de la cápsula”, aclaró Traverso.
Tras analizar sus resultados, los científicos de MIT hallaron que la administración de la píldora vibratoria 20 minutos antes de los alimentos no solo elevó los niveles de las hormonas de saciedad en los cerdos, sino que también ocasionó que los animales redujeran su ingesta hasta en 40 por ciento. Ello, a su vez, condujo a una disminución del aumento de peso promedio.
“La restricción calórica durante las comidas es una estrategia bien documentada y sostenible para limitar el aumento de peso”, prosiguió Traverso. “Creemos que la deglución del dispositivo con el estómago relativamente vacío, y 20 o 30 minutos antes de las comidas, podría desencadenar una adecuada sensación de saciedad incluso desde el inicio de la ingesta”.
“Dado que el dispositivo es ingerible, no hacen falta ni una cirugía ni una implantación invasiva”, añadió el gastroenterólogo. “El estímulo ocurre directamente en la cavidad gástrica una vez que se activa la píldora vibratoria, de manera que la estimulación es específica del tejido de interés”.
Srinivasan espera que, en un futuro, esta tecnología se convierta en una solución novedosa para el tratamiento no invasivo de la obesidad.
“Queremos proseguir con nuestro estudio; seguir analizando los efectos de esta estrategia con investigaciones más extensas y, a la larga, realizar ensayos clínicos en humanos. Estamos deseosos de colaborar con socios industriales para sacar adelante esta tecnología”, concluyó Srinivasan. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)
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