Por: Christian Shehadi
Según el reciente estudio Biomass residue to carbon dioxide removal: quantifying the global impact of biochar, realizado por el International Biochar Initiative, el biochar puede ser un factor fundamental en el camino a la descarbonización del planeta en 2050, planteado en el Acuerdo de París.
El biochar es un tipo de carbón vegetal encontrado en algunas partes del mundo desde hace más de 2 mil años, creado a partir de una biomasa sometida a altas temperaturas (incendios forestales naturales), que posteriormente fue usado por distintas civilizaciones como mejorador de suelos en la agricultura.
Estas prácticas ancestrales fueron descubiertas por el científico Wim Sombrock hace sólo 70 años en el Amazonas. Así comienza la evolución del biochar como foco de investigación, y su vertiginoso ascenso por encontrar un lugar en el cuadro de honor de las herramientas modernas de sustentabilidad.
Hoy en día este nuevo oro negro se puede producir con una tecnología llamada pirólisis, con la que se somete la biomasa (restos de maíz, sorgo o casi cualquier desecho vegetal) a altas temperaturas de calor (300 a 1000 °C) en ausencia de oxígeno. De este modo no hay combustión y por ende no hay emisiones de CO2.
El producto final es un carbón vegetal con propiedades muy especiales, que al ser devuelto a la tierra le da la capacidad de: capturar toxinas y nitrógeno (volviéndolo un gran filtrador de agua pura), absorber agua y nutrientes -ayudando a los suelos a requerir menos agua- y facilitar la eficiencia en plantaciones. En general otorgando gran valor y ahorro en agricultura.
A este proceso lo podemos considerar una herramienta de economía circular: desechos que se convierten en carbón, que regresa a la tierra para mejorarla y sin generar CO2, pero que además de todo agrega un factor, pues al cumplirse todo este proceso, un organismo internacional verificador (VERRA, PURO, etc.) puede certificar el secuestro de carbono necesario y con esto emitir créditos de carbono: instrumentos internacionales valorados en los mercados financieros voluntarios, lo que hace que estos proyectos sean realmente escalables de cara al cumplimiento del Acuerdo de París hacia la meta de lograr la neutralidad de emisiones de CO2 para el año 2050.
La actualidad de la industria del biochar está en etapa de maduración, pero con una proyección de escalabilidad que llama la atención de grandes inversores. Algunos de los jugadores importantes de la industria, como la finlandesa Carbo Culture, en 2021 levantó cerca de 6 millones de dólares para sus proyectos de biochar y tiene como meta final la remoción de un billón de toneladas de CO2. Pacific Biochar (E.E.U.U.) ya vende créditos de carbono por más de 1,500 toneladas de CO2 equivalente al año a empresas como Microsoft.
En México y Latinoamérica, aunque unos pasos atrás de Europa, Australia o Estados Unidos, ya empiezan a emerger proyectos de biochar con potencial de escala. A finales de 2022 nació un fondo de impacto: The Next 150, siendo su más importante proyecto GBS (plantas de producción de biochar). En menos de 1 año logró recaudar 5 millones de dólares, ya abrió su primera planta de biochar en el Estado de Guanajuato y tiene una proyección de abrir 3 plantas más en 2024, con una segunda ronda de levantamiento de capital proyectada en 15 millones de dólares, convirtiéndolo no solo en el proyecto de biochar más importante de Latinoamérica en su tipo, sino en un serio competidor con empresas internacionales.
Para que el biochar logre ser un factor clave en el mundo de la sustentabilidad requiere ser escalable, y para lograrlo tiene que haber proyectos llamando la atención de las grandes transnacionales que están invirtiendo en proyectos de sustentabilidad para cumplir sus responsabilidades en cuanto a remoción de emisiones. Este frágil ecosistema requiere muchos elementos alineados: gobiernos, ONGs, e iniciativa privada, entre otros.
En el pasado México Carbón Forum 2023, Amy Kessler de Climate Action Reserve, organismo verificador de créditos de carbono dijo que en Estados Unidos ya tienen la metodología para el proceso de certificación de CDR’s y que finalmente ya se está desarrollando la metodología adecuada en México. En el mismo panel, Patrick Atanasije Pineda, cofundador de The Next 150, dijo que lo más importante para materializar su primera planta de biochar, fue lograr la colaboración de gobierno (estatal de Guanajuato) y la iniciativa privada.
¿Por qué es importante el biochar?
Según el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) el biochar puede ser un factor esencial en el cumplimiento del Acuerdo de París, con un potencial de captura de 2.6 billones de toneladas equivalentes de CO2 al año.
En cuanto a mercados financieros; por su calidad de captura y valor en el mercado, los créditos de carbono derivados del biochar son unos de los mejores. Es tan nuevo, que no conocemos su potencial de escalabilidad, pero a razón de 100 USD por tonelada de CO2 equivalente en créditos, contra los 15 USD que pueden costar los créditos de carbono forestales, por lo que el potencial es altísimo.
Christian Shehadi