En un nuevo estudio publicado en la revista Nature Plants, investigadores de todo el mundo recopilaron datos sobre especies de árboles para entender la importancia de sus hojas en el almacenamiento de dióxido de carbono (CO2). Los diferentes tipos de hojas son cruciales para comprender su rol en los ecosistemas terrestres, incluida la dinámica del carbono, el agua y los nutrientes.
“El ciclo del CO2 juega un papel importante en el estado de la atmósfera, biosfera y, por tanto, nuestro clima. Los árboles son el sumidero de carbono más importante, ya que absorben y almacenan CO2 a través de sus hojas. Los humanos, por el contrario, emitimos principalmente dióxido de carbono mediante el uso de combustibles fósiles”, refiere el artículo.
Como ejemplo, el estudio explica que las hojas de coníferas se diferencian de los árboles de hoja caduca (un tipo de arbusto que pierde sus hojas en determinadas épocas del año) en que ahorran agua, pero tienen una menor productividad de biomasa. En tanto los árboles de hoja caduca o caducifolios se han adaptado a las condiciones climáticas estacionales. Pueden crecer donde los árboles de hoja perenne (pino silvestre, cedro y olivo) no pueden, es decir, en zonas propensas a heladas o sequías.
LAS HOJAS DE LOS ÁRBOLES SOLO CUMPLEN SU FUNCIÓN BAJO LAS CONDICIONES ADECUADAS
Para este análisis, casi 400 investigadores de todo el mundo aportaron datos. Esto dio como resultado una evaluación global, basada en el terreno de la variación en los tipos de hojas forestales, al fusionar registros de casi 10,000 parcelas de inventario forestal con información de la base de datos internacional Plant Trait Database TRY sobre la forma de las hojas (caducifolias versus coníferas) y el hábito (perennes versus caducifolias).
“Descubrimos que la variación global en la longevidad de las hojas depende principalmente del grado de variación estacional de la temperatura y de las propiedades del suelo, mientras que la forma de las hojas está determinada por la temperatura”, apunta el doctor Andreas Hemp del Departamento de Sistemática Vegetal de la Universidad de Bayreuth.
Para que las hojas cumplan su importante función en el ecosistema, agrega, estas condiciones deben ser las adecuadas. Como resultado de este inventario forestal, los científicos indican que el 38 por ciento de los árboles del mudo son coníferas de hoja perenne, 29 por ciento son de hoja perenne, 27 por ciento de hoja caduca y el 5 por ciento coníferas de hoja caduca.
En ese sentido, estos tipos de árboles corresponden al 21, 54, 22 y 3 por ciento, respectivamente, de la biomasa aérea de los bosques. Además, este grupo de investigación prevé que hacia finales de siglo, al menos el 17 y hasta el 38 por ciento de las áreas boscosas estarán expuestas a condiciones climáticas que actualmente favorecen un tipo de bosque diferente al actual.
“En las zonas forestales naturales se debe y se puede confiar en la adaptabilidad de la naturaleza. En los bosques cultivados, como en Europa, a veces hay que pensar en la reconversión forestal, que también es necesaria aquí para otras razones, por ejemplo, cuando se piensa en monocultivos de árboles”, concluye el estudio. N