El 20 de agosto, el candidato presidencial progresista de Guatemala, Bernardo Arévalo, fue elegido en una victoria abrumadora sobre su oponente, Sandra Torres. Arévalo se presentó con una plataforma que denunciaba la corrupción institucionalizada de Guatemala y la mala gestión de la respuesta nacional a la inseguridad, acentuada por la corrupción y la violenta delincuencia callejera.
Arévalo surgió de la nada para ubicarse en segundo lugar en la primera vuelta electoral. Lo hizo como resultado de su campaña poco convencional que, a diferencia de sus oponentes, se centró casi exclusivamente en las redes sociales, atrayendo a votantes jóvenes e independientes que querían un cambio y que buscaban un candidato cuyo estilo de campaña y mensaje reflejara sus propias preferencias.
Si su presidencia ha de tener éxito, creo que Bernardo Arévalo debe centrarse en erradicar la corrupción y trabajar para restablecer la legitimidad y la credibilidad de las instituciones democráticas de Guatemala. Si opta por perseguir demasiados objetivos, corre el riesgo de desviarse y perder la oportunidad de eliminar la única debilidad primordial que aqueja a todos los sectores de la sociedad guatemalteca.
La corrupción ha sido durante mucho tiempo un problema generalizado en el país, y ha obstaculizado su progreso y disminuido la confianza pública en el gobierno. Se manifiesta de muchas formas, incluidos el soborno, el desvío de fondos, el nepotismo y el favoritismo. Además, deteriora el Estado de derecho, debilita las instituciones democráticas y desvía recursos lejos de los servicios públicos esenciales.
BERNARDO ARÉVALO TENDRÁ MUCHO TRABAJO AL FRENTE DE GUATEMALA
En Guatemala, la corrupción se ha arraigado profundamente en varios sectores, incluyendo la política, las fuerzas del orden y el poder judicial. Esto ha resultado en una falta de responsabilidad, impunidad generalizada y una cultura de desconfianza entre la población.
Una de las principales consecuencias de la corrupción es la mala asignación de los recursos. Cuando los fondos públicos se desvían a través de prácticas corruptas, se priva al país de inversiones muy necesarias en educación, salud, infraestructura y programas de bienestar social. Esto perpetúa la desigualdad social y obstaculiza el desarrollo del país.
Según Transparencia Internacional, Guatemala ocupa el puesto 149 de 180 países en el Índice de Percepción de la Corrupción, lo que indica un alto nivel de corrupción; para superar la corrupción y asegurar un futuro más prometedor, Bernardo Arévalo debe tomar medidas decisivas en múltiples frentes.
En primer lugar, el gobierno debe fortalecer sus instituciones y promover la transparencia. Esto incluye la implementación de medidas efectivas, como establecer organismos independientes contra la corrupción, fortalecer los mecanismos de supervisión y actuar para garantizar la independencia del poder judicial.
Además, el gobierno debe promover la transparencia en los procesos de contratación pública, las transacciones financieras y la declaración de bienes de los funcionarios públicos. De este modo, y haciendo que los corruptos rindan cuentas de sus actos, Guatemala puede empezar a restablecer la confianza pública.
Asimismo, la cooperación internacional es esencial en la lucha contra la corrupción. Guatemala debe colaborar con organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, para recibir asistencia técnica, compartir mejores prácticas y fortalecer sus esfuerzos.
LA CORRUPCIÓN ES LA ENFERMEDAD PRINCIPAL
Al mismo tiempo, Guatemala y Bernardo Arévalo deben trabajar en estrecha colaboración con los países vecinos para combatir la corrupción transfronteriza y el lavado de dinero, que muchas veces involucra a redes criminales trasnacionales.
Abordar la corrupción también requiere la participación activa de organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación y el sector privado. El gobierno debe crear un entorno propicio para que las organizaciones de la sociedad civil operen libremente, protejan a los denunciantes y garanticen la independencia de los medios de comunicación. Al fomentar una sociedad civil activa, Guatemala puede aprovechar el poder de la acción colectiva para combatir la corrupción de manera efectiva.
Superar la corrupción no es una tarea fácil y requiere esfuerzos sostenidos y voluntad política. La corrupción se erige como un obstáculo importante para el futuro de Guatemala. Debilita el progreso del país, mantiene la inequidad social y deteriora la confianza pública en el gobierno. Sin embargo, tomando medidas decididas y enfocadas, el país puede superar la corrupción y abrir el camino hacia un futuro mejor.
Fortalecer las instituciones, promover la transparencia, fomentar una cultura de integridad y participar en la cooperación internacional son pasos clave en este camino. N
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Eduardo del Buey es diplomático, internacionalista, catedrático y experto en comunicaciones internacionales. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.