A unos 111 kilómetros de la Ciudad de México, en Cuautla, Morelos, se localiza la primera planta de pirólisis del país. Con una inversión inicial de 4 millones de dólares, el proyecto permitirá reciclar más de 2,000 toneladas de plásticos flexibles anualmente y, así, contribuir a la economía circular. El aceite pirolítico resultante del reciclamiento podrá emplearse en la industria petroquímica, cuyo reto será generar resina reciclada de grado alimenticio, utilizada en el manejo y almacenamiento de comida.
La tecnología de pirólisis inducida por microondas desarrollada por Enval, una empresa de reciclaje químico del Reino Unido, transforma los materiales (empaques multicapa y los plásticos laminados con aluminio como los sobres de atún) en un aceite que servirá para producir nuevos plásticos.
Con este proceso se cierra el círculo de reciclaje. Se logra que los envases antes desechados ahora se valoricen. De acuerdo con Carlos Ludlow, CEO de Enval, la pirólisis es la única tecnología del mundo capaz de reciclar laminados de plástico-aluminio dividiéndolos en aceite y aluminio de alto valor con una baja huella de carbono.
Según Ludlow, el desarrollo de esta tecnología empezó en Reino Unido hace varios años con un reactor muy pequeño que fue creciendo al punto de ser hoy la primera máquina a nivel mundial que toma estos “desechos que nadie quiere”.
El experto indica que alrededor del 25 por ciento de la energía que el plástico tiene es la que se usa para el proceso. El otro 75 por ciento sale en forma de aceite.
“Estamos gastando el 25 por ciento de la energía en soltar ese aceite, la ventaja es que estamos usando el otro 75 por ciento para darle circularidad a un material que, de entrada, ya causó grandes ahorros de energía. Los plásticos son útiles, pero tendemos a echarles la culpa. Los plásticos no acaban en el mar porque les gusta nadar, acaban en el mar porque no tenemos buena gestión de residuos”, explica.
EL DESAFÍO DE LOS RESIDUOS PLÁSTICOS POSCONSUMO
Según información del sitio Greene, el aceite pirolítico se obtiene gracias a un proceso de pirólisis, en donde los residuos son sometidos a un tratamiento térmico a muy alta temperatura, en ausencia de oxígeno, mediante degradaciones químicas. La producción de este aceite resulta un procedimiento de valorización importante de cara a los retos actuales, como el hecho de que una gran parte de residuos terminan en vertederos, cuyo impacto ambiental es trascendental.
Esta nueva planta está ubicada en Cuautla, a un lado del relleno sanitario La Perseverancia. Su misión es abordar el desafío de los residuos plásticos posconsumo, difíciles de reciclar en el país. El proyecto está alineado con una estrategia global de conseguir que 95 por ciento de los empaques plásticos producidos estén diseñados para ser reciclados o reutilizados en 2025, con la intención de alcanzar el 100 por ciento. Además, intenta cumplir el objetivo de reducir el uso de plástico virgen en un tercio.
“Hemos creado la primera solución de reciclado avanzado a escala industrial descentralizada que ofrece plena circularidad a los envases y embalajes flexibles posconsumo”, comenta al respecto Philippe G. von Stauffenberg, fundador y CEO de Greenback.
EN CUAUTLA, UNA PERSONA PRODUCE 1.3 KILOS DE BASURA AL DÍA
Este medio visitó el relleno sanitario La Perseverancia. Dirigido por la empresa privada Operadora de Ferrocarril y Manejo de Rellenos, actualmente es uno de los principales lugares de disposición final de los residuos en Morelos y recibe más de 1,000 toneladas de basura al día procedentes de aproximadamente 15 municipios como Ayala, Tepoztlán, Xochitepec, Jiutepec y Temixco, y de la Ciudad de México.
De acuerdo con cifras oficiales, una persona en Cuautla produce 1.3 kilos de basura diariamente; una gran parte se queda en las calles y otra llega al relleno sanitario.
“La Perseverancia cuenta con una planta de separación de basura y otra donde se realiza el reciclado químico. Actualmente en México no existe un relleno que tenga la integración de los diferentes procesos. Nosotros contamos con la generación de energía eléctrica a través de biogás”, comenta Jazmín Rodríguez, supervisora de la Planta de Separación.
Este sitio hizo el cambio del modelo lineal de extraer, producir y desechar a un modelo de economía circular, donde el concepto de ‘desecho’ no existe. El relleno maneja tres procesos principales: la disposición final de residuos sólidos urbanos, una separación y valorización de residuos y, finalmente, la generación de energía eléctrica.
SEGUNDA PLANTA DE ACEITE PIROLÍTICO EN CAMINO
Desde hace cinco años, en este lugar los residuos en descomposición son tratados para obtener gas metano. Este se usa para hacer funcionar un generador de energía eléctrica que posteriormente compra la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Nuestro tercer proceso es la Planta de Separación, esta se inauguró en 2021 y cuenta con tecnología alemana; es la segunda más grande de México”, agrega Rodríguez durante la visita. Hoy en día, 60 personas trabajan en el sitio, aunque esta plantilla puede ampliarse.
La industria del plástico es uno de los rubros más demandantes en la actualidad. De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la producción de residuos plásticos de un solo uso se incrementó durante la pandemia, pues pasó de 3.5 a 17 por ciento en México, aunado a que solo casi 7 por ciento de los plásticos se reciclan.
“La segunda planta (que producirá aceite pirolítico) ya está diseñada. Lo que tenemos que hacer ahora es trabajar con inversores para que se construya”, concluye el CEO de Greenback. N