En las últimas semanas he escuchado a múltiples tomadores de decisión, especialmente en los negocios, con expresiones que apuntan a que este será para México un año “en pausa”. Para muchos, 2023 no depara grandes cambios o proyectos, derivado de la incertidumbre que suele generar la antesala de una elección presidencial, especialmente bajo el contexto actual.
Aunque parezca contradictorio, la pausa no necesariamente significa inacción, sobre todo con la ola de cambios e hitos que se avecinan y que marcarán la agenda de riesgo de todas las organizaciones. Entre los más destacados, cabe mencionar el cambio de los consejeros electorales, la confirmación de los cambios a las leyes secundarias en materia electoral, la nueva presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las elecciones locales de Coahuila y el Estado de México, así como la definición de candidatos para la elección presidencial de 2024.
Un entorno dinámico, en el que es viable ralentizar grandes decisiones, abre una ventana de oportunidad para focalizar los recursos en actividades de prevención que permitan construir relaciones de largo alcance: para los negocios, las ventajas de la anticipación no solamente son deseables, sino necesarias.
No obstante, lograrlo no es tarea fácil, pues se debe contar con un análisis puntual de la prospectiva que, si bien nunca es estable, puede ofrecer una hoja de ruta para la planificación y ejecución de acciones que permitan construir activos de reputación e influencia que no se generan de la noche a la mañana.
CAMBIOS, TURBULENCIAS, RIESGOS
Particularmente, el entorno de negocios en el país enfrentará un año turbulento en el que las organizaciones tendrán que diversificar sus esfuerzos entre la situación actual y el desarrollo de cimientos que pueden sostenerse, incluso, hasta el siguiente sexenio.
En materia económica, como se menciona en el Informe Riesgo País México 2023 de LLYC, la reconfiguración comercial provocada por la invasión de Rusia a Ucrania ha causado en México no solo escasez e inflación, sino poco crecimiento. Dicho informe también alerta la posible recesión en la segunda mitad del año, ocasionada por el arrastre de la economía de Estados Unidos, una inflación resistente y la continuación de medidas restrictivas por parte del Banco de México, que están trayendo impactos en la confianza del consumidor y, por lo tanto, en las expectativas de inversión para este año.
Además, apunta que entrando a lo que puede considerarse el último año funcional del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, las expectativas de resultados respecto de proyectos en etapa de finalización seguramente marcarán el tono y el sentido de la narrativa de los diversos grupos clasificados por el propio régimen como aliados o adversarios.
El tiempo se agota para el gobierno de la autodenominada “cuarta transformación”, por lo que es altamente probable que seamos testigos de decisiones más radicalizadas, orientadas bajo una lógica electoral. Esta coyuntura seguirá abriendo frentes en la agenda de riesgo de las organizaciones, recortando cada vez más los márgenes de reacción y obligando a los líderes de las corporaciones a encontrar herramientas que les permitan anticiparse ampliamente a su competencia para gestionar el contexto.
APROVECHAR EL AÑO EN PAUSA
Por si fuera poco, los fenómenos sociales marcados por la tecnología y la polarización —principalmente en la conversación digital— profundizarán los desafíos que las compañías y las personas que colaboran en ellas enfrentan a diario, amenazando no solo su reputación, sino la continuidad de sus operaciones y su estabilidad.
Dicho contexto pone a las organizaciones en un estado de incertidumbre y vulnerabilidad sin precedentes al exponerlos a un aumento en las cargas regulatorias, riesgos de continuidad y vulnerabilidad reputacional. Aunado a ello, las coloca en una narrativa acusatoria en la que desde el más alto poder se les señala como entidades enfocadas solo en la generación de valor económico.
En una sociedad altamente polarizada, la exploración de nuevas tácticas de asuntos públicos y, sobre todo, el aprovechamiento de este año en “pausa” serán vitales para cosechar mayores oportunidades de incidencia en el futuro próximo, como bien aprendimos a partir de la última elección presidencial. N
Marilyn Márquez es directora de Asuntos Públicos en LLYC México. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.