Un pueblo turco en ruinas se convirtió en un punto de interés para los cazadores de fantasmas e influentes de lo paranormal después de que la mayoría de la población huyera, hace 40 años.
El pueblo de Lubbey, en la provincia turca de Izmir, solía ser hogar de más de 200 personas. Solo cinco permanecen ahí desde 2013, aunque la población aumentó a ocho durante la pandemia de covid-19.
Ahora, su apariencia fantasmal ha hecho del pueblo un imán para los influentes paranormales y cazadores de fantasmas, lo que enfada a los pocos pobladores restantes.
Cuando el suministro de energía eléctrica eludió a Lubbey hace décadas, los habitantes empezaron a mudarse a altiplanos cercanos y poco a poco abandonaron el área. La aldea ahora parece un pueblo fantasma, con edificios en ruinas y pocas señales de vida.
Suat Inan, un viajero de tiempo completo, habló de sus experiencias en el “pueblo fantasma”.
EN ALGUNA ÉPOCA HUBO GENTE
“Después de conversar con un habitante del poblado, el Sr. Mehmet dijo que alguna vez más de 200 personas vivieron ahí”, indicó Inan. “La migración empezó en la primera mitad de los años 80. La gente se estableció mayoritariamente en Cam Plateau, como a 7 kilómetros de distancia y con electricidad”.
Sobre la popularidad de la aldea entre los cazadores de fantasmas, Inan dijo: “Personalmente, no he sido testigo de ningún suceso paranormal en el pueblo. La razón por la cual hay este interés tiene que ver con las construcciones en ruinas, que con el tiempo lucen abandonadas y decrépitas. A veces, mientras la gente está de visita, se desmoronan y se caen rocas viejas”.
Dijo que el Ministerio de Cultura y Turismo tomó medidas para preservar las construcciones y arquitectura histórica del pueblo.
“Debido a la popularidad de Lubbey, la gente puso sus casas a la venta a precios elevados, y desafortunadamente encontraron compradores. Esto cambiará al pueblo y hará que pierda su aspecto actual. Por eso estoy de acuerdo con el Ministerio de Cultura y Turismo y apoyo la iniciativa de protegerlo”.
EL ESCENARIO EMPEORARÁ
A Inan le avergüenza la cantidad de grafiti que hay en los edificios y siente que, a menos de que las autoridades lo controlen, esto empeorará con el paso del tiempo.
A los pobladores también les incomoda la supuesta actividad paranormal en el área y creen que puede dañar su atractivo turístico. No quieren que se les asocie con esos asuntos.
Sin embargo, hay un grupo que piensa que llegarán más visitantes, dada la nueva reputación del pueblo, dijo Inan. Otra preocupación es que los visitantes están grabando contenido poco favorecedor de Lubbey.
“Tengo 93 años de edad. He vivido en este pueblo desde que tengo memoria”, dijo Ali Ozturk a IHA, agencia de noticias turca. “En el pasado había mucha gente en esta aldea, pero ahora solo quedan algunos. Amo mucho a Lubbey. Es mi tierra natal. No puedo vivir en ninguna otra parte”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)