DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
“No es una guerra, es una invasión. Los rusos siempre nos han invadido, y si no peleamos, si no resistimos, volveremos a ser sus esclavos…”. La frase es de Marta Koren, una joven de Ucrania, esposa del piloto aviador mexicano Jorge Arredondo. Martha y Jorge están en la frontera, entre Polonia y Ucrania, ayudando a los refugiados que, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron de vivir en la tranquilidad de sus hogares a ver sus posesiones, y a muchos de sus afectos cercanos, desaparecer en una guerra criminal, ilegal e insensata. La invasión rusa violó tanto los tratados de no agresión rusoucranianos como las leyes internacionales.
La frase de Marta expone el sentimiento de un pueblo que prefiere morir antes que regresar a lo de antes: la esclavitud ante los amos rusos; pero no solo los ucranianos sienten esto. Europa se ha unido en el sentimiento al ver a un Vladimir Putin que amenaza con oprimir el botón nuclear a la menor provocación de la OTAN.
Europa se ha percatado de qué hay un nuevo Hitler, y reacciona ante la amenaza sin lograr unificar la reacción, en función de las complicaciones que plantea el tejido económico mundial. Pues, al tiempo que le aplican sanciones económicas a Rusia, le siguen pagando toneladas de gas y petróleo, alargando con ello su capacidad monetaria para mantener al ejército.
Hace un par de semanas me reuní con Pedro Arturo Aguirre, autor de varios libros, escritor de ContraRréplica, historiador y politólogo, para sopesar las posibilidades del conflicto.
En el conflicto que antecedió al actual, Rusia invadió Crimea, y en respuesta recibió una serie de sanciones económicas por parte de Europa y Estados Unidos. Estas debilitaron su economía hasta llevarla a contraerse. Putin aprendió la lección.
SE HA ESTRANGULADO LA CAPACIDAD ECONÓMICA DE LOS RUSOS
Conocedor del mecanismo, elaboró un plan para invadir Ucrania que incluía un apartado de reservas monetarias. Pero el bloqueo del sistema financiero europeo y estadounidense a los fondos rusos y a las cuentas de sus oligarcas ha estrangulado la capacidad económica de los soviéticos.
La situación de Putin se ha complicado por varios lados. Y el futuro del conflicto, si bien ofrece una serie de posibilidades, ninguna es el triunfo total para Rusia, pues la guerra1 no salió de acuerdo con el plan que Putin concibió.
Putin estructuró su ataque, en medio del invierno europeo, sabiendo que el viejo continente depende en un 40 por ciento del gas ruso. Y ello haría que los europeos se mantuvieran al margen. Suponía un conflicto corto en el que sus fuerzas entraban en Ucrania, tomaban las principales ciudades, y conseguían que el Parlamento Ucraniano declarara su adhesión a Rusia.
Nada más alejado de la realidad. La incursión rusa tuvo un preludio en el que los lideres europeos trataron de convencer al premier ruso de desistir. Después de un sinfín de pláticas, el ejército ruso avanzó para encontrar en Ucrania, a diferencia de Crimea, a un pueblo y su ejército decididos a defender su independencia con fiereza. Con ello el presupuesto de guerra quedó rebasado por las necesidades de campaña, y aquí surge un detalle del que no se habla mucho.
Rusia no es un país rico. Si bien la economía de la Unión Soviética rivalizaba con la estadounidense, al desintegrarse la URSS se quedó sin la suma del conglomerado, y se redujo a menos de la quinta parte.
COMPAÑÍAS MUNDIALES DEJAN DE OPERAR PETRÓLEO RUSO
Antes de la guerra con Ucrania, la economía rusa era la decimocuarta economía del mundo en términos nominales. Hoy hay un éxodo de compañías estadounidenses. Desde la invasión, 174 compañías han salido de Rusia, 195 más han suspendido operaciones, y 35 detuvieron proyectos y están despidiendo personal2.
Las principales compañías petroleras mundiales han dejado de operar el petróleo ruso. Por todo esto se han despedido a más de 100,000 empleados en Rusia. Además, hay bloqueados de más de un billón de dólares de activos rusos, de acuerdo con las declaraciones del ministro de finanzas de Francia.
Tan solo el dinero congelado por el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá representa más de 630,000 millones. Y a partir del bloqueo el rublo está en un sube y baja en el que sus pérdidas oscilan entre la mitad y la tercera parte de su valor frente al dólar conforme evoluciona el conflicto. Sin embargo, Rusia tiene invertidos en China abundantes recursos y estos no están bloqueados.
Napoleón Bonaparte dijo que las guerras se ganan con tres cosas: la primera es dinero; la segunda es más dinero; y la tercera es aún más dinero. Y el dinero, ahora, es uno de los graves problemas de Vladimir Putin.
De manera que, aunque el dictador no quiera admitirlo, le urge finalizar el conflicto, pero no quiere salir derrotado. Así, es indispensable una negociación que le permita salvar su prestigio.
Para forzarla, Putin está ordenando bombardear instalaciones con civiles. Con esto trata de llevar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a una rendición desesperada, por la cruel carnicería a la que está sometiendo a su pueblo.
El jerarca ruso finta con las armas químicas y la OTAN dice que, si se escala el conflicto a usar armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares, entrará de lleno.
“ESTE HOMBRE NO PUEDE PERMANECER EN EL PODER”
Al tiempo, uno de sus miembros, Alemania, manda una flota de barcos de guerra a proteger Letonia, su aliado más débil. Y Biden viajó a Bélgica para demostrar que la alianza de Estados Unidos con la OTAN se ha convertido en una prioridad.
Poco después de su llegada, los rusos lanzaron un ataque aéreo a un depósito de combustible en Lviv. Una zona considerada fuera de los ataques, en función de la distancia entre esta y la frontera rusoucraniana. El ataque fue interpretado como una manifestación del desprecio de los rusos a la presencia de Biden.
Biden, por su parte, desde Varsovia le dirigió una frase lapidaria a Putin: “Por el amor de Dios, este hombre no puede permanecer en el poder”.3 Dijo además que Estados Unidos estaba ahí para defender a la OTAN, y no para engancharse en una guerra con Rusia. Y que había que preparase para un conflicto que duraría varios meses, anunciando así, una guerra de desgaste para Rusia.
Le dijo a China, a su vez, que se abstenga de ayudar a Putin, pues los tratos comerciales, y los proyectos que China tiene con Europa, pesan más que los tratos con Rusia. Uno de los grandes proyectos chinos es la Nueva Ruta de la Seda. Una red comercial integrada por más de 70 países que cubre Asia, África y Europa, prometiendo apuntalar decisivamente el futuro desarrollo de la economía china.
La presión a Rusia y sus satélites es razonable, pero aquí es indispensable que todos los actores comprendan que darle una salida decorosa a Putin es apremiante. Quizá Biden se excedió en sus declaraciones, pues es muy probable que a estas alturas Putin considere no pedir más queso, sino salir de la ratonera.
CHINA, EL OTRO PROTAGONISTA
Sin embargo, resulta suicida acorralar a un asesino que trae botones nucleares en las manos. Dar una salida que salve el prestigio del presidente ruso podría llevar al final del conflicto. La Casa Blanca, consciente de esto, matizó las declaraciones del presidente estadounidense.
En contrapartida, los militares ucranianos, en el terreno, resisten los avances del ejército ruso. Hasta hoy Mariúpol no se ha rendido a las fuerzas rusas y las bajas de este ejército superan, de acuerdo con los reportes, a la suma de bajas de soldados y civiles ucranianos. La información de los estadounidenses da cuenta de 7,000 soldados rusos muertos contra 4,000 soldados ucranianos. La de los ucranianos reporta 14,000 soldados rusos muertos.
Y en cuanto a la moral del ejercito ruso, se cree que esta está deprimida. Las pláticas negociadoras no han conciliado los intereses, y al final de cada ronda escalan la agresión rusa y la resistencia ucraniana.
China en este escenario pudo ser la potencia conciliadora, ostentando el lugar preponderante que se ha labrado. Pero si bien convocó a Putin al cese de hostilidades, al final declinó mediar decisivamente, y quedó a la expectativa. Esto, que a primera vista parece una oportunidad desaprovechada, no es así.
Xi Jinping, al inicio del conflicto, llamó a Putin a la cordura. Pidió terminar el conflicto, pero el ruso lo desoyó y se jugó completo. Cualquiera de los escenarios posibles trae como resultado una crisis de la economía rusa, y solo China podrá rescatarla. Cuando Xi Jinping acuda al rescate, venderá caro su apoyo y pedirá la garantía de los activos rusos, sí, pero a precios de remate4.
VAGÓN DE CABÚS
Un grupo de legisladores mexicanos declaró su respaldo a la invasión de Rusia a Ucrania e invitó al embajador ruso para manifestarle su adhesión.
La pregunta obligada es: ¿con que objeto? La respuesta del embajador estadounidense no se hizo esperar y sentenció que México y Estados Unidos están juntos en la condena a la invasión rusa y que el apoyo a la invasión rusa “no puede pasar”.
Los legisladores recularon de inmediato diciendo que su posición era a título personal y no representaba la posición del país.
Esto es cierto. Un grupo de políticos, con el afán de sobresalir mediante escándalos protagónicos, no puede representar la posición de México, pero el mensaje es claro.
Un grupo parlamentario conformado en su mayoría por el PT y Morena está a favor de los regímenes dictatoriales que violan la ley y masacran a la población civil.
El grupo parlamentario ha confesado sus aspiraciones. Ojalá que los electores tomen nota, pues sobre advertencia no hay engaño. N
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1. El conflicto de Ucrania es una guerra, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua.
2. Datos del Yale School of Management.
3. La frase en el idioma original es: “For God’s sake this man cannot remain in power”.
4. Este artículo surgió de la conversación que mantuve con Pedro A. Aguirre, a quien le expreso mi cumplido agradecimiento por su tiempo.
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.
