Hace un par de semanas la casa de subastas Sotheby’s anunció que había logrado vender 200 pares de zapatos tenis, diseñados por Virgil Abloh (1980-2021), en 25 millones de dólares. Abloh tuvo una carrera muy exitosa que lo llevó a convertirse en el director artístico de la colección de ropa masculina de la marca Louis Vuitton.
Cada par de zapatos tenis, diseñados por él para la colección de primavera 2022, alcanzó un valor superior a los 350,000 dólares. Desde el punto de vista del valor de uso, estos zapatos no son nada especiales. Se trata de una colaboración entre Louis Vuitton y Nike para producir una versión del popular modelo Air Force 1, cuyo precio regular oscila entre 80 y 120 dólares.
¿Si prestan la misma función y tienen el mismo modelo por qué un solo par de zapatos deportivos Louis Vuitton/Nike alcanzó el valor de 3,500 pares?
En promedio, los salarios mínimos en Latinoamérica oscilan entre los 200 y los 300 dólares mensuales. Es decir, para una persona que gane el salario mínimo, adquirir un par de zapatos Air Force 1 representa alrededor de 50 horas de trabajo, un poco más de una semana de esfuerzo, sin considerar los demás gastos de supervivencia.
Si la misma persona quisiera acceder a un par de los Louis Vuitton/Nike, tendría que trabajar por un total de 165,000 horas. Es decir, un poco más de 21 años de trabajo, sin considerar intereses, devaluación y otros gastos de manutención.
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Sin duda, los Louis Vuitton/Nike no pueden considerarse zapatos tenis, sino el símbolo más reciente del desplazamiento del “aura” de la obra de arte hacia los objetos de colección con valor de uso. Las obras de arte de los museos han sido desplazadas y ahora las marcas de ropa, carteras y zapatos ocupan su lugar. El famoso ensayo de Walter Benjamin, “La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica”, aclara la relación entre el ritual y el valor “único” de la obra de arte. ¿Cuál es el ritual que legitima el valor exorbitante de abrigos, carteras, zapatos, relojes, etcétera, de ciertas marcas?
En su vida, Vincent Van Gogh vendió un solo cuadro, “El viñedo rojo”, por 400 francos, que representarían alrededor de 12,000 dólares en 2022. Los precios de sus obras han crecido tanto que ya pueden considerarse invaluables.
Ahora muchas de sus obras pueden verse en museos de Europa y América. Ver obras de Van Gogh a Nueva York, Ámsterdam, París o incluso Bogotá se ha convertido en un atractivo cultural y turístico. Es un ritual casi obligatorio para quienes visitan esas ciudades. Además del valor estético de las obras, parte de la experiencia consiste en estar cerca de objetos considerados invaluables.
PRECIOS Y MORBO
En el caso de los Louis Vuitton/Nike, el ritual está en la subasta pública, en la publicación de los precios exorbitantes y en el morbo que se deriva al saber que, según el World Economic Forum, el 40 por ciento de la población mundial vive con menos de 5 dólares al día.
El dinero pagado por un solo par de Air Force 1 de precio regular podría alimentar a una familia por 20 días. Y si se trata de los Louis Vuitton/Nike, serían más de 70,000 días. Es decir, tres familias podrían alimentarse por 60 años con el dinero invertido en un par de zapatos tenis.
Frente a una situación de pobreza extrema y de hambre, el valor de una pieza de pan es superior al de cualquier par de tenis o, de la misma forma, de cualquier obra de arte. La imagen de Charles Chaplin comiendo la suela de un zapato en la película La quimera del oro (The Gold Rush), de 1925, sigue vigente casi cien años después.
No obstante, también sigue viva la obsesión con objetos suntuosos que ofrecen una sensación de felicidad, de distinción social y realización personal.
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En la historia de la humanidad siempre han existido objetos que alimentan el ritual antes que el cuerpo y en los que se invierte una gran cantidad de esfuerzo. Catedrales, estatuas religiosas, túnicas, reliquias, pinturas, etcétera. En la época moderna, el arte liberado de la función de uso, nos explica Jan Mukarovsky, desplazó la norma estética hacia dos espacios distintos: los museos y la vida privada. Los museos, como hemos dicho, se convirtieron en espacios para el ritual, y muchos lugares religiosos ahora se visitan como museos.
El caso de los zapatos Air Force 1 de Louis Vuitton/Nike apunta en sentido contrario. Asistimos a la secularización absoluta del “aura” de la obra de arte.
Virgil Abloh argumentó en varias ocasiones que Marcel Duchamp era “su abogado” y propuso la llamada regla del 3 por ciento, según la cual, una variación mínima de un diseño original constituía uno nuevo. ¿Un tres por ciento de variación fue suficiente para elevar el precio de unos tenis a cifras sin precedentes?
En el mismo orden de ideas, propongo que la película de Chaplin se altere de manera digital para que el zapato que su personaje saca de la olla, y que se come junto a Big Jim McKay, sea uno de los Air Force 1 de Virgil Abloh. Así, podría considerarse una nueva película y quizá podríamos recordar el valor del arte como forma de crítica social. N
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Carlos Aguasaco es escritor, académico y profesor en The City College of New York. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.