El urbanista francés Paul Virilio, reflexiona, no con poca sorpresa, anticipa el fin de la escritura, pues según lo cita: “… se va manifestando en el cine y la televisión y el multimedia. Ya no nos escribimos porque podemos hablarnos por teléfono; el paso siguiente será no hablar”. Tengo para mí que Virilio se refiere a una síntesis con la que estamos adaptando el uso de tecnologías de la información y la comunicación.
Es la universidad, en plural, donde se puede decir todo o no decirlo. Para atender la velocidad de la luz solamente la Universidad, nadie puede sustituirla. Ni la tecnología ni la crítica política aportarán alternativas de solución. Solamente la ruta de acciones que definan nuestra identidad como individuos y sociedad en el uso de recursos cognitivos, solamente lo puede hacer la Universidad incondicional e interactiva. La Universidad es la salvación de la comunicación, la política, la ciencia, la investigación, del comportamiento…, en fin, donde se fragua la pedagogía de hoy para coordinar la cultura de los pueblos.
Es la Universidad donde la libertad extermina las guerras virtuales de los juegos electrónicos, mañana esos “concentrados en pantallas” serán servidores sociales de múltiples disciplinas. Es la Universidad el yunque que forja el compromiso con la vida colectiva; será el martillo que permita el tránsito de valores a virtudes, de concepciones a comportamientos que otorgan gran valor a la parte personal y ética.
Dice Heidegger: “el lenguaje es la casa del ser”. La interlocución permite las relaciones en contextos de conflicto y cooperación, reconociendo afinidades y diferencias que determinan cualquier dinámica. El aula que crea lenguaje es la Universidad, cuando falla se hacen evidentes los límites de la experiencia de comunicación. Es el momento del cambio. La conclusión es que han fallado los niveles de comunicación, las instituciones políticas, las ideologías, el mercado, la religión, hasta las relaciones familiares.
La escritura es el lugar en que puede producirse la autoconstitución humana, accesible mediante la lectura. Rousseau propuso que cada ciudadano tuviera un voto para fundamentar el poder social. La sumatoria de votos hace difícil la construcción del discurso social. Es la Universidad el espacio donde se imaginan los métodos que impidan la concentración del poder, las formas cordiales para ponerse de acuerdo; las fórmulas para regular los conflictos y las instituciones están en las aulas.
La política ha quedado abandonada debido al conflicto entre formas basadas en la escritura y la eficacia, la productividad, en consecuencia, la democracia ha transitado a la democracia comercial. Democratizar es hacer que la gente llegue al consumo y a la cultura superficial de la diversión, de los textos sobre explotación de la autoestima, “el ABC de éxito” …, los medios de comunicación participan en el ejercicio del poder usando recursos propios de la nueva civilización, informan la vida política, publicitan los acontecimientos en formato de espectáculo, una metamorfosis de democracia a Mediaticracia. Todo ello y más, pero no perdamos de vista que la democracia es espacio de la noción de igualdad. Muestra las diversidades desde la diferencia, pero construyen discurso de identidad.
Es tiempo de sistemas de comunicación no basados en el lenguaje, la “red” nos da un ejemplo del camino a seguir, combinando la palabra con otros recursos de comunicación e interacción propios de nuestra arena tecnológica. La diversidad que padecemos a la velocidad de 300,000 kilómetros por segundo requiere autoorganización. Pensar mediante otros medios distintos del lenguaje natural. En la nueva escala es necesario poner en relación más elementos. El nivel más interesante del lenguaje no es el de referenciar lo que hay sino de crear nuevos mundos que pueden no ser una extensión de éste. El microscopio de la realidad virtual está en la Universidad quien posibilita que el Ser Humano se autoconstituya mediante variedad de recursos expresivos.
Los fenómenos asociados de inmediatez e instantaneidad son uno de los problemas más apremiantes que confrontan las estrategias políticas. La inmediatez tiene un valor inaugural de una nueva época. Hay tres barreras físicas establecidas: el calor, el sonido y la luz. Las dos primeras ya han sido superadas. La luz no es algo que se pueda traspasar. Alcanzar la barrera de la luz es un hecho histórico que la deja en desorden. Este cambio afecta a la geopolítica, por supuesto, a la democracia tan dependiente de un lugar concreto, la ciudad.
El ciberespacio es una nueva perspectiva. No coincide con la perspectiva audiovisual que ya conocemos. Es una perspectiva completamente nueva, libre de cualquier referencia previa: es una perspectiva táctil. Ver a distancia, oír a distancia es esencia de la antigua perspectiva audiovisual. Pero tocar a distancia, sentir a distancia, equivale un cambio de perspectiva hacia un dominio que todavía no se abarca: el del contacto, el contacto a distancia, tele-contacto.