El gobierno de Filipinas se opone a que la ganadora del Premio Nobel de la paz, Maria Ressa, viaje a Oslo en diciembre para recibir la presea, arguyendo un “riesgo de fuga”, según documentos consultados este jueves por la AFP.
Maria Ressa, cofundadora del sitio de internet de investigación Rappler, y el periodista ruso Dmitri Muratov, recibieron en octubre el Premio Nobel de la paz por sus esfuerzos para “salvaguardar la libertad de expresión”.
Ressa pidió a la justicia autorización para viajar a Noruega para la ceremonia de entrega del premio, el 10 de diciembre.
La periodista se encuentra actualmente en libertad condicional en espera de su apelación tras ser condenada por difamación en junio.
Ressa pidió a la justicia autorización para viajar a Noruega para la ceremonia de entrega del premio, el 10 de diciembre.
Lee: Dos periodistas ganan el Premio Nobel de la Paz ‘por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión’
Pero el abogado del gobierno presentó una objeción ante la corte de apelaciones bajo el argumento que el derecho de Ressa a viajar no es “absoluto” y que no ha demostrado una “razón imperiosa” para trasladarse a Oslo, según una copia del documento visto por la AFP el jueves.
“Sus críticas recurrentes a los procedimientos jurídicos filipinos revelan su falta de respeto por el sistema judicial, lo que por lo tanto, muestra riesgo de que ella se fugue”, declaró el abogado general en el documento con fecha del 8 de noviembre.
María Ressa y su medio de comunicación han sufrido arrestos, procedimientos legales y numerosas amenazas en línea.
María Ressa, de 58 años, destacó en sus investigaciones la violencia que acompañó a la campaña antidrogas iniciada por el presidente filipino Rodrigo Duterte, que, según organizaciones de derechos humanos, “mató a decenas de miles”.
Desde que Rodrigo Duterte fue elegido Jefe de Estado en 2016, la periodista María Ressa y su medio de comunicación han sufrido arrestos, procedimientos legales y numerosas amenazas en línea, informó el medio de comunicación RTBF.
En tanto, el Instituto Nobel consideró “vergonzoso que una nación no libere a sus ciudadanos para que puedan ir a Oslo a recibir el Premio Nobel de la Paz“. N