EN MÉXICO el negocio de la generación de energía era un tema dedicado únicamente para las empresas estatales durante décadas, hasta que en 2015 el mercado energético se abrió al sector privado. Ello permitió que nuevas tecnologías llegaran con otras alternativas que incrementaron el interés de transformar las materias primas en energía, según señala el ingeniero químico especializado en procesos petroquímicos Ramsés Pech en su reciente libro electrónico ¿Cómo hacer negocios en energía en México?
Pech, quien cuenta con 28 años de experiencia en los mercados de hidrocarburos, geotermia, electricidad, energía y economía, señala en su libro que el mercado mexicano en materia de energía es aún joven, pero, al mismo tiempo, se ha visto afectado por la mala administración que durante sexenios se le ha dado.
Ello ha derivado en accidentes ambientales como el que tuvo lugar el pasado mes de julio con la fuga de gas en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el Golfo de México, denominado como “Ojo de fuego” por el incendio que se presentó en la superficie del mar.
El autor también apunta que en México no existe —hasta ahora— un plan de nación transexenal sólido en materia energética, solo visiones a corto plazo. Esto resulta inquietante porque el mercado no puede esperar a que cada administración se ponga de acuerdo acerca de qué es lo mejor para el mercado energético, es decir, urge un proyecto a largo plazo y no una discusión administrativa en la materia para cada sexenio.
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En ¿Cómo hacer negocios en energía en México? Ramsés Pech también señala que “la administración de un país que asume el riesgo financiero, operativo y legal de la generación de energía será, en algún momento, responsable de daños ambientales o sociales, o bien de coartar el desarrollo económico al no tener los recursos necesarios para conservarse como empresa mayoritaria en el mercado”.
En una serie de capítulos dedicados a entender el mercado energético mexicano, su visión actual, sus antecedentes, los tipos de inversión, el contexto de este mercado y las previsiones a futuro el autor ahonda en el tema con el fin de adentrarse a detalle en la geopolítica energética mexicana.
“Este es un libro en el que se observa que lo que todo mundo quiere es invertir en México, pero no había la forma de publicitar lo que en los mercados se necesitaba, y mucha gente con la reforma energética tiene la visualización de esta nueva oportunidad”, señala en entrevista Pech, especialista en procesos petroquímicos, en entrevista con Newsweek México.
De acuerdo con el autor, hoy en día se tienen las bases sentadas para saber qué es lo que se necesita. Considera que la inversión en el mercado energético no solo se trata de lo que venga de fuera del país, sino también de lo que empresarios mexicanos hagan.
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—¿Aún es viable el uso de las materias primas para producir energía en México?
—Sí, porque lo que tenemos en nuestro país es el carbón, gas natural, petróleo crudo, las condiciones de tener radiación solar, las condiciones de tener en algunos lugares aire suficiente y algunos minerales, como ahora lo estamos observando en México. El único inconveniente es cómo hacer que todos esos recursos puedan ser transformados bajo la nueva diplomacia ambientalista en donde se invierta no solo en la operación, sino en tener condiciones adecuadas en cada operación para minimizar los problemas ambientales que se están teniendo hoy en día y hacia el futuro.
—¿El libro también explica cómo se podrían evitar accidentes ambientales como los que se han presentado recientemente?
—Sí, los últimos capítulos los dedicamos a lo que se llama “la hipocresía ambientalista”, en donde se dice que todo lo que tenemos que realizar hoy lo tenemos que hacer con respeto y cuidado a la naturaleza y, sobre todo, saber en qué y cuánto vamos a estar tomando para que en un momento dado saber cómo regenerar a la naturaleza lo que estamos tomando.
“Otro tema que debemos tomar en cuenta es cuánto dinero se tiene, no solo de la inversión pública, sino privada. Para hacer esto es necesario un cálculo, como el que hicimos para la próxima década, es decir, más o menos se necesita de 1.5 a 2 billones de pesos donde esté incluida la parte energética y la parte medioambiental”.
—¿Considera que la tecnología actual en el mercado energético es suficiente o hace falta optar por nuevas tecnologías para hacer mucho más sustentable está obtención de las materias?
—Como todo lo que sucede con las tecnologías es que existe un timer tecnológico que está cambiando cada día. Hoy lo vemos con la nueva diplomacia ambientalista en la que todo se está acelerando y con la crisis que estamos teniendo.
“Tanto la inversión pública como privada deben tener un balance porque lo público depende mucho de los presupuestos y, sobre todo, de los ingresos que se tienen en el país en función de la parte tributaria y que no estamos viendo que haya cambio de régimen. No podemos seguir estresando a las empresas con motivos del Estado a que todo lo tengan que hacer”.
—¿Hace falta información para llevar a cabo estas prácticas?
—Sí porque el sector energético no es algo que vayas a construir como una caja que vaya a durar de uno a seis años. Un proyecto energético tarda alrededor de seis u ocho años para poder operarlo y cuesta arriba de 100 millones. Otro punto son los riesgos de esta industria y que son altos, porque se manejan presiones y temperaturas y la condicionante que tengas en cómo lo operes y cómo estés arriesgando personal ligado a ello.
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“Creo que en esta industria falta información porque no se explica con claridad los riesgos que se tienen tanto económicos, operativos y, sobre todo, que son proyectos de largo plazo y que requieren de una planeación.
“Por ejemplo, las refinerías hoy están por debajo del 50 por ciento de su utilización cuando en el mundo están por arriba del 80 por ciento. Eso también depende de cuánto dinero tienes y cuánto crudo tienes, cuál es la planeación de la política pública y el problema que aquí mismo tenemos respecto a la parte energética depende de cada administración, es decir, cada sexenio determina cómo debe de hacerse la parte energética y si lo ligas con la Comunidad Europea, Reino Unido o Estados Unidos, ellos tienen una planeación a largo plazo y hacia dónde tienen que ir. En México cada administración cambia. En un capítulo del libro se explica qué se necesita para una planeación a largo plazo”.
—¿Considera que en un futuro México podrá continuar con la extracción de materia prima y ser sustentable?
—Somos autosuficientes hoy en día, sí, pero siempre y cuando estemos dentro del T-MEC, fuera de él no somos autosuficientes porque tenemos usos de un [convenio] comercial que nos vende combustibles, gas licuado, electricidad y todo. Ahora, sobre la pregunta, lo veo muy complicado porque llevamos casi dos años donde no se han hecho inversiones por la parte privada y pública y cada año que pase sin hacerse una inversión o construcción de alguna parte o planta que esté ligada a la energía, pues más o menos estamos recorriendo un desfase como de cuatro o cinco años.
“Ligar lo anterior con la nueva diplomacia ambientalista muestra que los años desfasados aumentan, es decir, si nosotros quisiéramos ponernos de acuerdo en un plan a largo plazo ya estamos muy tarde. Hoy, tenemos todo y no nos ponemos de acuerdo”.
¿Cómo hacer negocios en energía en México? es un libro en formato electrónico que intenta determinar cómo deberían ser las políticas públicas en México en materia energética, cómo se tendría que adaptar el país y saber que sí se tiene el potencial para negociar en el mercado energético, solo basta con ponerse de acuerdo y tener la información precisa en cómo entrar en esa negociación. N