EL 72 POR CIENTO de los empleos en México provienen de pequeñas y medianas empresas (pymes), las cuales tienen como cabeza a un emprendedor, así lo muestran datos de la Secretaría de Economía.
Por su parte, en su estudio “Esperanza de vida de los negocios en México”, realizado antes de la pandemia, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestra que, de cada 100 empresas que inician operaciones, al cabo de un año solo sobreviven 67 (una tercera parte cierra operaciones); y para el segundo, solo 48 se mantienen operando (más de la mitad han cerrado para este momento).
Con la pandemia de covid-19, poco más de un millón de negocios en México, uno de cada cinco, tuvieron que cerrar definitivamente de enero a septiembre de 2020; en contraste nacieron más de 619,000 según informa el Inegi en el “Estudio sobre la demografía de los negocios 2020”.
Las pymes que nacen deben afrontar la complejidad del desarrollo del negocio entre estados, donde tienen que pensar primero en fortalecer sus marcas a nivel local, luego nacional y, después, apostar por llegar al nivel internacional, pues muchas veces el afán lleva a los emprendedores a cometer errores de este tipo.
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Entendemos que muchos negocios arrancan muy bien, entonces cuando se consigue el éxito local hay que seguir trabajando para fortalecer las bases de la empresa. Al tener un camino recorrido con una estructura fuerte se puede enfilar la energía en cruzar las fronteras, analizando la complejidad de cada mercado porque todos son diferentes.
Es elemental que, para triunfar en el ámbito emprendedor, las personas comprendan que se enfrentan a diferentes tipos de barreras, una de ellas tiene que ver con el talento, las personas que forman parte del negocio, y la otra son los mercados en sí mismos.
En la parte de talento hay diferentes factores: el primero es el miedo, donde las personas tienen temor de lanzarse por pensar que fracasarán o al qué dirá la sociedad, familia o los amigos. Otro tema es el nuevo talento, el cual tiene mucha energía y es un pilar que apalanca la economía, pero también se requiere de expertos en el sentido de contar con una alta experiencia, algo a lo que se llega con las vivencias y el aprendizaje del trabajo, entonces allí lo mejor es que coexista un equilibrio entre ambos.
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Un desafío a la hora de emprender es que muchos trabajadores con capacidades para hacerlo se quedan en la inercia que les da ciertas comodidades, ya que tienen un buen trabajo, les pagan bien y cuentan con buenos horarios, entonces las personas prefieren quedarse así que montar un negocio, a esto también se le conoce como área de confort.
Uno de los obstáculos más grandes al momento de emprender es el miedo, que viene dado por diferentes cuestiones, uno de ellos es la falta de apoyo social, es normal sentirlo porque siempre asustará la parte económica, ya que cuando se decide abrir una empresa no es claro cómo será su avance financiero, y —por lo tanto— tampoco las finanzas personales.
Seguramente un emprendedor invierte sus ahorros y eso empieza a generar miedo porque no quiere perderlo todo. Para manejarlo hay que ser conscientes de que no es malo sentir temor, en cierta medida es bueno sentirlo, porque si no fuéramos temerarios tomando decisiones sin pensar en las consecuencias, entonces hay que intentar mitigar las cosas que generan los temores para tomar las decisiones acertadas y llevar un negocio por la ruta adecuada.
EN LA DIVERSIDAD ESTÁ LA CLAVE
Una de las claves del éxito está en la capacidad de armar equipos diversos, pues entre más lo sean, también serán más creativos, de esa manera el resultado será el desarrollo de soluciones diferenciales para los clientes, lo que trae una mayor innovación y al final eso redunda en tener una elevada capacidad de desarrollo de negocios.
Esa diversidad también debería verse reflejada en el equipo directivo que se vaya construyendo, ya que así se obtendrá una alta capacidad de análisis con diferentes puntos de vista, con lo que habrá un espectro más amplio en la toma de decisiones estratégicas para el emprendimiento, ya que las empresas que tienen mayor diversidad en el equipo directivo son un 25 por ciento más rentables que su competencia.
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Para llegar a esa innovación tan buscada en un emprendimiento hay que tener un propósito personal y alineado con el de la empresa, ya que emprender es un camino muy largo y difícil, lo cual genera alta incertidumbre, entonces la motivación deberá venir de ese propósito personal planteado para tener las ganas de continuar, por eso deben estar muy alineados y sintonizados.
Por otra parte, quienes decidan emprender deben estar estudiando sus segmentos de mercado constantemente porque estos siempre están evolucionando, sobre todo aquellos que son de base tecnológica. La tarea allí es entender todas las tendencias de la industria en tecnológicas, productos, lanzamientos y, en general, todo lo que le competa.
Recomiendo tener una buena red de contactos, me refiero a todos los contactos que se hayan hecho a lo largo de toda la vida, a ellos pueden comentarles qué se está haciendo, de qué trata el emprendimiento, porque al final nunca se sabe cuándo se necesitará de un inversionista o una alianza con otra empresa. N
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Anindya Saha es director general de la Escuela de Negocios Invierte EAE. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.