EN EL MUNDO está surgiendo la “mentalidad del nido”, la cual consiste en que economías fuertes están adoctrinando sobre el futuro, y en una primera fase, evaluar quiénes están alineados y son buenos para tomar decisiones rápidas. El objetivo es crear grupos afines que cuiden el nido contra los intrusos.
Varios países se están reacomodando en forma natural y cada uno tiene su propio nido. Pero la realidad es que no hay una armonización de conceptos ni tampoco el cómo hacerlo. Dependiendo de qué tipo de credencial tienes eres miembro, te considerarán bueno, y cada uno de ellos cree tener la exclusividad en cuanto a tener la razón, y en forma natural obstaculiza al otro.
Una de las amenazas para la evolución de la transición energética es el “diablo energético”, que se refiere a todo aquello que pueda dividir la forma de armonizar la mutación en pro del planeta. Actualmente, el diablo ha adoctrinado en este momento a dos ejes. El primero, todos aquellos que no creen en la eliminación de las energías primarias fósiles (carbón, petróleo y gas), y los que indican que esto se puede realizar en tres décadas.
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El mundo necesita de la naturaleza del planeta, y no esta del mundo. Cada grupo ha caído en la tentación de crear mentalidades con cerrazón al sentirse predilectos de una idea propia, convirtiéndonos en hostiles a quienes no piensan igual que ellos. El hombre debe madurar, como lo hace hoy día con diferentes decisiones que está tomando para la sociedad, y lo mismo debería realizar, no juzgar a la ciencia, tecnología o ideas, y en conjunto proteger al nido llamado “hábitat”.
Todo lo anterior requiere de recursos financieros y de armonización sobre el cómo realizarlo. El problema es que los grupos de una membresía no confían en los otros debido a que nadie demuestra la realidad de su agenda. La exhortación a realizar debe ser por medio de razones, dejar de juzgar todo lo que signifique una armonización energética, y mejor estar atentos a un mismo fin, el cómo ser inclusivo, sin tener al diablo energético dentro de las políticas públicas energéticas en cada nación.
Hoy el planeta no puede dejar de estar estresado, no solo por el cambio climático ya instalado, sino por la falta de políticas públicas reales del hoy para el futuro. Estas han creado una incertidumbre de certeza sobre el ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿cuánto? para poder tener una transición energética real.
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Entes globales como la Organización Mundial de la salud (OMS) están dando el ejemplo al actualizar los parámetros de calidad del aire para el planeta, los cuales no habían sido modificados desde 2005 y estaban obsoletos ante la realidad del presente para el futuro. Es ahora cuando el mundo deberá armonizar el cómo hacer la implementación, debido a que los países están alineados a la nueva diplomacia ambientalista, y esto no deberá excluir a nadie de su implementación. Pregúntate antes de respirar: ¿tengo el oxígeno necesario en el aire para poder hacer la combustión en mis pulmones?
Entre el adoctrinamiento, la mentalidad del nido y el diablo energético, en México debemos evaluar si no estamos creando una crisis para el futuro en el presente al no estar alineados a las adaptaciones camaleónicas que las regiones o países están por realizar. ¿No es acaso que los acuerdos comerciales firmados con otros países son para estar organizados con el mundo? Entonces para qué firmamos si creemos en crear una propia membresía de un solo miembro.
Hay varios nidos que queremos proteger en México, pero la realidad, los números, inversiones y prospectivas indican que mucho del adoctrinamiento ha creado nuestro propio diablo energético al realizar aseveraciones desde un punto de vista ideológico y político y no desde el punto de vista científico, una ingeniería planificada, y tener recurso financiero correcto y realista de índole público o privado para dividir la necesidad de la realidad.
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Por tal motivo, dejemos de tener mentalidad de nido al decir que los privados no invierten en la extracción de crudo, cuando es todo lo contrario. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) consideran que es parte de la producción nacional. Comprendamos, en el entender, cómo ser autosuficientes en combustibles, cuando las refinerías no alcanzan una eficiencia promedio por arriba del 80 por ciento.
Pensemos en el futuro, concretando un plan de largo plazo de nación, y no volvamos a perder el piso al considerar que una energía primaria no tendrá el futuro porque en el momento no es negocio para la nación, como lo sucedido con el gas natural, y que ahora es el futuro para el mundo para la generación de electricidad o petroquímicas.
El mundo será de aquel que madure al armonizar y facilitar. Y estará en el purgatorio energético penando para salir de él. N
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.