LAS AUTORIDADES sanitarias de Estados Unidos declaran oficialmente a la variante Delta como una “variante de preocupación”, porque es mucho más transmisible (con un 50 por ciento más de rapidez que la B117 y dos veces mayor que la cepa original), además, es más grave (2,5 veces el riesgo de hospitalización que la B117, y 4 veces que la original).
Un grupo interinstitucional del gobierno de Estados Unidos desarrolló un esquema de clasificación de variantes que define tres clases de variantes del SARS-CoV-2: variante de interés; variante de preocupación y variante de alta consecuencia.
Se clasifica como “variante de preocupación” cuando hay evidencia de un aumento en la transmisibilidad, enfermedad más grave (por ejemplo, aumento de hospitalizaciones o muertes), reducción significativa de la neutralización por anticuerpos generados durante una infección o vacunación previa, eficacia reducida de tratamientos o vacunas, o fallas en la detección del diagnóstico, señala en su página los CDC.
“Las variantes de preocupación pueden requerir una o más acciones de salud pública apropiadas, como la notificación a la OMS en virtud del Reglamento Sanitario Internacional, la notificación a los CDC, los esfuerzos locales o regionales para controlar la propagación, el aumento de las pruebas o la investigación para determinar la eficacia de las vacunas y tratamientos la variante.
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“Según las características de la variante, las consideraciones adicionales pueden incluir el desarrollo de nuevos diagnósticos o la modificación de vacunas o tratamientos”.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos estableció un Grupo Interagencial (SIG) del SARS-CoV-2 para mejorar la coordinación entre los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), la Autoridad de Desarrollo e Investigación Biomédica Avanzada (BARDA) y el Departamento de Defensa (DoD).
Este grupo interinstitucional se centra en la caracterización rápida de variantes emergentes y monitorea activamente su impacto potencial en las contramedidas críticas del SARS-CoV-2, incluidas las vacunas, la terapéutica y el diagnóstico. N