CUANDO el coronavirus empezó a propagarse, la primavera pasada, había tanta bravuconería en el foro de Seducción de Reddit —un portal popular para el “arte del ligue” (Pickup Art)— que los moderadores sintieron la necesidad de intervenir.
“Este no es el momento para acercarse a ciegas a grandes cantidades de mujeres de forma rápida”, amonestaron en un anuncio de seguridad pública. “Dejen de tratar esta situación como si fuera solo un obstáculo normal”.
Durante el último año, las publicaciones en r/Seduction se han quejado del efecto escalofriante que han tenido los cubrebocas, las barreras de plexiglás y un virus mortal en su “juego diurno”: el término que usan los artistas del ligue para conocer mujeres en público. Pero ahora se habla cada vez más de logística.
Conforme se empiezan a retirar las restricciones en países como Estados Unidos y el Reino Unido, los “reportes de campo” están en aumento y los miembros intercambian notas sobre su experiencia con el “acercamiento a ciegas con el covid-19”.
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Un redditor que escribió recientemente en el tema “¿Cómo acercarse a una chica mientras usas cubrebocas?” expresó su malestar: “¿Lo han hecho? Se siente muy raro”.
En una discusión diferente, alguien más planteó una solución al problema del cubrebocas: “En definitiva, es un reto mayor el no ser capaz de verse mutuamente las caras. Me acabo de comprar una careta protectora… debería mejorar mi promedio de bateo”.
No es la primera vez que la llamada “comunidad de la seducción” revisa sus manuales. Han pasado más de 15 años desde que el libro de Neil Strauss, El método: la comunidad secreta de los maestros de la seducción al descubierto, sacó a la luz esta subcultura. El método vendió más de 3 millones de copias, pues muchos hombres buscaban compartir la transformación de Strauss y dejar de ser un “bobalicón frustrado promedio”.
Las tácticas iban de lo tonto (trucos de magia, sombreros inusuales) a lo siniestro (cómo superar el “escudo de perra”, la “defensa antizorra” y la “resistencia de último minuto” de una mujer al sexo). Pero, en 2005, los críticos estaban menos interesados en condenar explícitamente la misoginia de El método… que en tratar con escepticismo su “ciencia de la seducción”.
¿UNA BIBLIA PARA TENER CITAS?
En otras partes, El método… fue recibido como una “biblia para tener citas”, ante la sugerencia de que el éxito sexual podía ser tan directo como estudiar frases hechas y rutinas demostradas como irresistibles.
“Muchas de las cosas en El método… eran un poco fantasiosas, pero convenció a mucha gente”, dice Wayne Elise, quien aparece en el libro como Juggler. De los muchos gurúes de quienes Strauss aprendió el “método”, Juggler fue retratado como una promesa encantadora que afirmaba ser capaz de ligar a una mujer con solo leer su lista de compras.
“Lo que quise decir es que no necesitas las historias fantásticas”, comenta Elise ahora. “Pienso que muchos tipos solo terminan inventando cosas”.
Pero el valor de El método… fue precisamente presentar un guion a seguir. “Dio un plan de acción de ‘he aquí cómo hablarle a una chica’; le quitó todas las conjeturas”, dice André Sampson, un consultor informático y creador de contenidos de 27 años. Él le atribuye su confianza social a descubrir tutoriales en línea del juego diurno cuando era un licenciado universitario en Chicago en 2017: “Tomaba notas como si estuviera en clase”.
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Algunas de las cosas que vio eran “un poco espeluznantes”, o una entrada a una visión del mundo “peligrosa”. Pero para Sampson, aprender cómo comenzar una conversación con una mujer en público “cambió mi vida. La gente se ríe, pero eso me dio mi primera relación real”, asegura.
Hoy, la terminología de los artistas del ligue como “menospreciar” (darle a una mujer un cumplido malintencionado, para prepararla para que busque validación) y “pavonearse” (vestir ropas llamativas o accesorios inusuales para iniciar una conversación) es parte del léxico típico para buscar citas. Pero, en 15 años, el “método” ha cambiado.
Si los artistas del ligue alguna vez tuvieron un aire contracultural —considera cómo se los retrató en comedias románticas como Hitch (2005) y Crazy Stupid Love (Loco y estúpido amor) (2011)—, ya lo perdieron. En la época del #MeToo, El método… describe una mala conducta sexual flagrante, mientras que r/Seduction ahora se ubica dentro de la más amplia “manosfera” en línea que se ha conectado con violencia contra las mujeres en el mundo real.
Elliot Rodger, el autoproclamado “célibe involuntario” que asesinó a seis personas en 2014, era un participante activo de r/PUAHate (odio a los artistas del ligue), un foro de Reddit ya cerrado donde se despotricaba contra los artistas del ligue por hacer falsas promesas. Mientras tanto, los más tristemente célebres artistas del ligue modernos —entre ellos Roosh V, Julien Blanc y Jeff Allen— apoyan estrategias que hacen parecer adorables las lecturas de runas en El método…
RAROS ARTISTAS DEL LIGUE
A los tres se les han restringido los viajes internacionales después de una indignación pública, mientras que plataformas en línea como Amazon y YouTube han tomado medidas en contra de su contenido.
Hoy, la gente rara vez se identifica como artista del ligue, dice Jane Ward, profesora de estudios de género y sexualidad en la Universidad de California, campus Riverside: “Se cambiaron de nombre”.
Strauss se ha distanciado de la comunidad y ha detallado sus subsecuentes problemas de salud mental y final regreso a la bendición monógama en su libro de 2015 The Truth (la verdad). Ni Strauss ni su mentor, el mago Mystery, respondieron a las solicitudes de entrevista por parte de Newsweek. Ross Jeffries, a menudo reconocido como uno de los fundadores del arte de ligue a finales de la década de 1980, respondió con una palabra: “Paso”.
En una charla por Zoom desde el hogar que comparte con su esposa en Portland, Oregón, Elise se esmera en dejar en claro que no es un portavoz de El método…, o incluso un artista del ligue (aunque se identifica orgullosamente como tal en el capítulo que aportó, en el cual él y Strauss le hacen la plática a una mujer en una galería de arte).
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Mucho de lo que se describió en El método… era “vergonzoso”, comenta Elise, “porque no funcionaba, y porque les enseñó a los chicos a molestar a las mujeres, a hacer lo incorrecto de muchas maneras. Pero yo nunca he sido parte de ello”. Él diferencia su compañía de ayuda personal, Charisma Arts, como una enseñanza de técnicas de conversación y “cómo tener citas fuera de tu liga”.
Elise luego añade en un correo electrónico que el #MeToo no solo ha sido bueno para la sociedad, sino bueno para el negocio, ya que “se alinea muchísimo con mis ideas respecto al consentimiento y no usar trucos o presión… La meta no es el sexo. La meta es un resultado de goce mutuo”.
El paquete agradable refleja un hecho de la fiebre del oro posterior a El método…: la seducción ahora es menos una subcultura de lo que es una industria, lo cual quiere decir que se puede comercializar. Para 2017, dice Ward, muchas mujeres estaban familiarizadas con los guiones de los artistas del ligue, lo cual obligó a un cambio de estrategia.
La industria moderna de la seducción se presenta a sí misma como holística y caballerosa, enseñando una “masculinidad que actúe empáticamente”, que reconozca la necesidad de las mujeres de protegerse a sí mismas de la misoginia, a la vez que opera dentro de ella.
UN BURDO ENFOQUE
El nuevo enfoque es “todavía totalmente transaccional”, comenta Ward, pero le dan una apariencia de legitimidad la ciencia popular y los marcos de justicia social. Es difícil deshacerse de la sensación de que los “instructores de citas” contemporáneos han renegado de El método… no por la misoginia, sino por lo burdo de su enfoque.
“Esconderse detrás de un montón de frases y rutinas, eso no es lo que queremos”, expresa Matt Artisan, cuyo “consejo honesto para tener citas” como The Attractive Man (el hombre atractivo) en YouTube tiene 865,000 suscriptores. Artisan se unió a los artistas del ligue alrededor de 2010, pero dice que pronto halló su manual “demasiado preceptivo” y pensado a partir de actos rápidos.
Ahora, Artisan, de 39 años, y su equipo general de instructores montan “campamentos de atracción natural”, como el que está a punto de hacer en Miami: un taller en vivo de tres días y orientación por 90 días por 7,500 dólares. En vez de trucos y “satisfacción instantánea”, él dice que ayuda a los hombres a superar sus bloqueos internos como la vergüenza y baja autoestima para tener un éxito duradero. “Siempre hay un hombre seguro de sí mismo bajo la piel”, comenta Artisan.
Artisan ve su negocio como desarrollo personal. Pero su proceso —hacer que sus participantes interpreten roles al acercarse a modelos contratadas en un “ambiente libre de rechazos”, luego intentarlo con mujeres en público mientras llevan un micrófono y son filmados para la retroalimentación subsiguiente— se vende como arte del ligue.
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“Por más que muchos instructores traten de afirmar lo contrario, los principios y prácticas básicas siguen siendo las mismas”, dice Rachel O’Neill, investigadora de sociología en la Universidad de Warwick, Inglaterra, y autora de Seduction: Men, Masculinity and Mediated Industry (Seducción, hombres, masculinidad e industria mediada).
De hecho, el argumento de Artisan de que “si hay más hombres que sean mejores con las mujeres… los crímenes contra las mujeres disminuirán” repite el que hizo Strauss en El método… 15 años antes.
En su mayoría, el #MeToo presentó “una oportunidad útil de comercialización” para la industria de la seducción, comenta O’Neill, permitiéndoles a los instructores enfatizar su supuesto impacto perjudicial en los hombres, para luego “decir que ellos tienen la solución”.
Ellos respondieron con una rapidez similar a la pandemia. Cuando se cancelaron los campamentos de Artisan, a principios del año pasado, él diseñó dos programas nuevos de orientación: uno sobre cómo mejorar el “juego interno”, y una renovación en el perfil de las aplicaciones para tener citas. Elise da orientación personal por Zoom.
¿TODAVÍA ES POSIBLE?
Artisan les dice a sus clientes que han dejado de conocer personas o salir a citas a causa de la pandemia, que “dejen de culpar al covid-19” por su falta de confianza: “Pienso que es principalmente una excusa… Mientras puedas salir de la casa, incluso si tienes que usar un cubrebocas, incluso si tienes que usar una careta, todavía es posible”.
Añade que el covid-19 ha acelerado un cambio hacia los modelos comerciales en línea que ya estaba en marcha con el auge de los mensajes de texto: “Ligue, seducción, se han convertido mucho más en técnicas de escritura porque la gente está con el teléfono todo el tiempo… La idea de acercarse a las mujeres en persona en verdad ha disminuido”.
El predominio de las citas en línea sí complica todavía más la cuestión de cómo podríamos definir a un artista del ligue moderno. “Alguien que desliza a la derecha a 20 personas y obtiene 20 coincidencias, ¿tú lo llamarías un artista del ligue? Esa idea ya no existe”, sugiere Sampson. “…El juego en línea es el juego”.
De hecho, es posible ver algunos paralelos entre el enfoque deshumanizador, transaccional y disperso de El método… y la cultura de citas que ha desarrollado la tecnología. Sampson halla frustrantes las aplicaciones para tener citas por lo superficial de la conexión: “No se requiere de nada para conocer a alguien en línea, así que no significas mucho para ellos”.
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Sampson tiene más de 515,000 seguidores en TikTok de sus videos donde enseña “comunicación segura de sí misma y carismática” sin enfocarse en un género, aunque en su mayoría son mujeres; muchas le dicen que les gustaría sentirse capaces de hablar con extraños.
Añade que él solía soñar con un encuentro lindo al estilo de las comedias románticas: “Me habría gustado simplemente toparme con una muchacha, o estar en la misma clase, lo que sea, y simplemente no sucede”. El juego diurno le enseñó a “hacer que esas relaciones sucedieran”, comenta: “No necesité una suerte de Hollywood que no existe”.
Para Ward, una mujer homosexual y autora de The Tragedy of Heterosexuality (La tragedia de la heterosexualidad), la industria de la seducción es indicativa de una ruptura en la dinámica de género heterosexual más ampliamente.
Tanto las mujeres como los hombres se sienten decepcionados y desilusionados por sus experiencias en las relaciones, y “están dispuestos a pagar miles de dólares para ver si pueden hacer que la cultura heterosexual cumpla esa promesa”, explica.
JUNTAR A DOS TIPOS DE PERSONAS
Cabe destacar que los consejos de citas para las mujeres y los campamentos de seducción para los hombres prometen ambos las técnicas para hallar una conexión real, a la vez que describen un proceso tenso o misterioso de “juntar a dos tipos de personas” aparentemente de planetas diferentes. (De hecho, Artisan se ríe ante la sugerencia de que también podría enseñarles a las mujeres las técnicas para tener confianza en sí mismas y dice que eso es un “juego del todo diferente”).
Ward comenta que esto habla de un trabajo todavía por hacer de desmantelar las ideas arcaicas sobre el sexo y el género, y las industrias que valen muchos millones de dólares que las perpetúan. “Se gana mucho dinero con la sensación de fracaso y desamor de los hombres”.
O’Neill predice que la siguiente acción de la industria de la seducción será optar por los modelos de suscripción, dificultando todavía más el seguirle el rastro. En tanto sea posible sentir empatía por esos hombres a menudo vulnerables que creen estas prácticas y promesas, ella cree que está más allá de una reforma útil: “Más bien, pienso que nosotros, como sociedad, necesitamos dar un paso atrás y preguntarnos por qué tantísimos hombres sienten que esto es algo que necesitan en primer lugar”.
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Pero, después de un año de pocas oportunidades de conectar, parece que la demanda será más grande que antes. Johnny Cassell —un autoproclamado “estratega de estilo de vida masculino” en Londres, que enseña “el arte de atraer a las mujeres que en verdad quieres” por 5,000 libras (7,100 dólares) por cabeza— anticipa un aumento en el interés conforme los hombres se comprometan a hacer cambios en sus vidas.
Un cliente ha reservado dos semanas de clases intensivas y personales para el próximo mes, dice Cassell: “Mucha gente está ansiosa por salir”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek