ES UN MISTERIO, aunque tiene algo de milagro. Kinshasa, la caótica y congestionada capital de la República Democrática del Congo (RDC) ha estado relativamente a salvo de la pandemia del covid-19, pero la aparición de la variante india del virus genera inquietud entre una población escéptica sobre el uso de vacunas contra la enfermedad.
“¿Covid en Kin? No existe”, repite más de uno desde la aparición del virus en Kinshasa.
“Si el covid realmente estuviera aquí, estaríamos todos muertos”, exclamó Lonzo, sentado frente a su puesto en un mercado popular.
“En las calles, en el bus, en la casa, se ve la gente junta, amontonada”, se rió este hombre fornido mostrando la actividad a su alrededor, entre el polvo y el ruido del congestionamiento.
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“¡Kinshasa Makambo!” (“Kinshasa, los problemas”), dicen los capitalinos de su ciudad, un lugar enredado con una urbanización caótica y barrios empobrecidos donde la vida cotidiana, a menudo sin agua potable ni electricidad, es una lucha permanente por sobrevivir.
Con 24 distritos y una población de entre 12 y 17 millones, Kinshasa es una ciudad sucia, desordenada y contaminada, imprevisible y que no duerme nunca. “La ciudad leopardo”, dicen algunos de la capital, donde hay que estar siempre listo para repeler un ataque o correr para aprovechar una buena oportunidad.
Cuando en marzo de 2020 el coronavirus hizo su aparición, llegado de Europa, en la segunda ciudad más grande del África subsahariana, lo peor fue el miedo. Los casos se concentraron en el distrito de Gombe, centro de poder y negocios, de congoleses ricos y extranjeros.
El covid-19 ahora es claramente percibido como un mal lejano, una enfermedad de “blancos” y de “ricos” circunscrito a la “República de Gombe”.
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“El covid debía habernos masacrado, pero hasta ahora nos ha esquivado”, sostuvo Aimée Rugambo, enfermera de un centro de tratamiento de covid instalado por el gobierno en el hospital de Vijana.
“¡Dios al control! Él nos protege”, concluyó la enfermera, quien alertó que “hay que decirle a la gente que el covid existe, que está en Kinshasa y que mata”.
Las cifras oficiales indican que la República Democrática del Congo registra 30.862 casos desde marzo de 2020, en su gran mayoría en Kinshasa, con 779 muertos.
La cifra es insignificante en un país gigantesco, golpeado durante tres décadas por guerras y miseria.
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“Nunca sabremos la cantidad de contaminados o muertos por ‘corona’, la mayoría no se hace pruebas, es demasiado complicado y costoso”, comentó un periodista congolés.
Con tantas otras plagas, “nadie va al hospital si no es porque está seriamente enfermo”, dijo. En caso de una fiebre sospechosa, los capitalinos se tratan con “remedios caseros” y “saunas” (inhalaciones).
“A menudo sin síntomas, con pocas muertes registradas, la gente tiene muchos otros males de qué preocuparse”, resumió el médico Jules Mongomba, “supervisor covid” del distrito de Linguala.
“Con nuestras condiciones de vida, hay que creer que hemos desarrollado una cierta resiliencia”, reflexionó el médico.
En más de un año de epidemia, las autoridades parecen tener control de la situación, y Kinshasa permanece como el principal foco.
En el antiguo Zaire, las epidemias son bastante conocidas, en especial en el este del país, como el ébola, el sarampión y el cólera. Pero el covid golpeó más a Kinshasa, en el oeste.
A escala nacional permanecen muchas interrogantes: la porosidad de las fronteras, la seriedad de las pruebas, la falta de tanques de oxígeno y la eficacia de un leve toque de queda vigente únicamente en el centro de la ciudad.
En cuanto a las medidas de protección personal, se resumen al uso de mascarillas, disponibles en cualquier tienda y sitios administrativos de la ciudad.
La vacuna, gratuita y disponible para todos, no ha avanzado mucho. El último fin de semana había solamente 11.000 vacunados en Kinshasa, y 14.434 en todo el país.
“La gente es escéptica”, deploró el médico Wamba Nice, director del hospital de Vijana. “Muchos tienen miedo por los rumores en las redes sociales”.
En una visita al hospital de Vijana se observaron solo dos candidatos a recibir la vacuna, dos paquistaníes. La víspera nadie llegó a vacunarse.
“Poca gente viene y hemos perdido dosis, es el colmo”, reclama Nice. El 10 de mayo, el gobierno informó de la detección en Kinshasa de cinco casos de la variante india del covid, en un edificio opulento de Gombe, donde viven varias familias indias.
“La variante india ya está en el Congo”, advirtió el presidente Félix Tshisekedi. “Nosotros en África hemos recibido la bendición de Dios, no tenemos tantos muertos como en Europa o América. Pero atención, la situación está cambiando”, sostuvo el mandatario.
Para el personal de salud, la calma observada desde febrero ya terminó. “Los casos aumentan”, alerta el Dr. Nice, según el cual no hay duda, “la tercera ola ya comenzó”. N