COMO UN HOMENAJE a la risa y a los momentos en que los mexicanos encuentran el lado cómico a diversas situaciones en la vida, el escritor Daniel Balderas Barragán intenta honrar este gesto distintivo de México en su ópera prima, La risa (Fractal, 2021), tras la admiración que desde joven ha tenido a este sentido del humor en el país.
La risa, como reacción del cuerpo a ciertas circunstancias, se puede llevar al extremo, desde una risa como burla hacia uno mismo, hasta a la muerte, las cosas, los defectos físicos o todo aquello que se halla en lo mundano y que en México es aceptado.
“Para mí es un tema muy impresionante. No creo que haya una cultura que se ría tanto de todo”, expresa Daniel Balderas, quien además es músico e ingeniero, en entrevista con Newsweek México desde Rotterdam, Holanda.
En La risa, el autor de este libro cuenta que la historia nació sin mayor apuro, ya que desde que era adolescente ya escribía cuentos. De esta manera, una parte de la novela empezó como un cuento que se fue escribiendo poco a poco a partir de la confrontación y encuentro entre los personajes.
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“Me di cuenta de que ya estaba todo conectado. Como por añadidura. A mí me gusta caminar, personalmente me ayuda mucho porque la mayoría de lo que he escrito en ese libro, bueno o malo, se diseñó caminando”, cuenta en entrevista.
La risa es también un encuentro con la muerte y las ausencias que los personajes van experimentando a lo largo de la historia. Para Balderas Barragán, en la narración lo que más lo identifica es el encuentro con la muerte tras perder a su mejor amigo.
Al no tener una forma de expresar lo que implica perder a una persona tan cercana empezó a escribir al respecto. “Lo demás son expresiones de ideas propias, pero ninguna ocurrencia es mía y ningún personaje soy yo”, añade.
La risa se desarrolla en escenarios como México, Suiza y Madrid. Es una historia que crece a través de hechos fortuitos que llevan al protagonista a dudar de su destino y las causalidades que se le atraviesan. Incluso, si todo lo que está viviendo es la manifestación de una locura que lo acompaña siempre.
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—¿Consideras que el arte sigue siendo esencial en esta pandemia?
—Sí, creo que es imprescindible. El año pasado estaba leyendo Madame Bovary, que es una verdadera tragedia. Si yo estuviera viajando y pasando un buen tiempo con mis amigos y familia podría leer fácilmente un libro así, cerrarlo y decir ¡vamos a vivir! Si lees esos libros en estos días de pandemia, que estás realmente en soledad, que estás sufriendo esta vida de depresión emocional, sientes tres veces más lo que significan esos libros.
—¿Qué puede aportar el libro La risa a los lectores?
—Puede darte una dirección a una respuesta que creo que todos buscamos. Creo que todos, cuando va pasando la vida y vas cumpliendo años, como acercarte a cumplir 30, un fenómeno se hace presente y es preguntarte para qué vivo, para qué hago lo que hago, para qué hago estos años finitos.
“Esto me sucedió, lo he visto en mis amigos y familia haciéndose esta pregunta, implícitamente. Ese ‘para qué’ es muy fuerte, va creciendo cuando aumentan los años. Creo que mi novela intenta dar una dirección hacia dónde enfocarte para encontrar la razón de ‘para qué’ vives”.
—¿Cómo conjuntas la literatura con la ingeniería?
—Personalmente, en los últimos años de los estudios de ingeniería tenía la intención de dedicarme a la ciencia. Estaba a punto de iniciar un doctorado y dedicarme a la investigación, pero me di cuenta de que eso no era lo que me emocionaba, a mí me emocionaron los conceptos, y hago mención de ellos en la novela.
TAMBIÉN CONCEPTOS MATEMÁTICOS
Dentro de La risa, el autor hace uso de ciertos conceptos matemáticos que acompaña como parte de metáforas en las que se relaciona con una circunstancia específica por la que están atravesando los personajes. En la novela, Balderas habla de la función matemática denominada La Delta de Didac, como una metáfora en la vida.
Con ella, explica que existen conceptos científicos similares a los que considera como poesía, solo que no se mencionan lo suficiente. Para él, ese cruce entre las ciencias y la literatura son una metáfora de vida en la vida misma.
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—¿Qué opinas de que en México no se le dé la importancia necesaria a la ciencia y la cultura?
—La respuesta es muy evidente: no le estamos prestando suficiente atención. Deberíamos hacerlo porque el problema en la política y en la familia, incluso en nosotros mismos, es que no sabemos lo que no sabemos; entonces, se sobreestima nuestra capacidad para tomar decisiones. Es claro eso. Es un poco triste porque de alguna manera la ciencia se vuelve silenciosa.
—¿Qué quieres dejar al lector con tu novela?
—Al menos dos cosas. Primero, la respuesta a la pregunta para qué vivo y para qué haces lo que haces, para superar esta crisis con la cual yo me identifico. Y la segunda, de alguna manera va a encontrar lo que es la muerte. N