EL 2021 se inició pisando fuerte en diversos aspectos relacionados con la tecnología. Las instituciones educativas, apremiadas el año pasado por consolidar formatos totalmente en línea para todos aquellos que debieron quedarse en casa, encontraron en el camino nuevas formas de enseñanza-aprendizaje que, si bien llevaban años practicándose, ahora se han convertido en apoyos insustituibles para la educación.
La comunidad educativa se percató de las innumerables ventajas que la tecnología puede ofrecer a docentes y aprendedores: desde impartir una clase magistral a cientos de alumnos de diversos estados de la república e incluso del extranjero —algo casi imposible de lograr de forma presencial—, hasta técnicas como el aula invertida o el uso de simuladores, que proveen al estudiante de herramientas para lograr un aprendizaje adaptativo, ajustado a sus necesidades y ritmos de estudio.
Un videojuego para cada profesional. Entre estas nuevas formas de interactuar y aprender se ha descubierto que, en particular los videojuegos, dotan a quien los practica de habilidades personales (soft skills) que son cada vez más apreciadas en el mundo laboral. Diversos estudios, como el de Game To Workpublicado por ManPower, demuestran este desarrollo y en su mayoría describen las habilidades que los jugadores desarrollan en cada tipo de videojuego que practican.
Los juegos de estrategia, prueba y rompecabezas, por ejemplo, ayudan a desarrollar el pensamiento crítico, mayor creatividad y capacitan en la resolución de problemas y percepción social; los videojuegos de roles, acción y aventura aportan a la resolución de problemas y la toma de decisiones, desarrollan la comunicación y el trabajo colaborativo; los juegos de mundo abierto otorgan capacidades como creatividad, percepción social, colaboración y coordinación; los de deportes ayudan al pensamiento crítico, la toma de decisiones y la evaluación de sistemas; finalmente, los de música y baile influyen en la coordinación, la creatividad y el aprendizaje activo.
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En general, los videojuegos, al contrario de lo que solía pensarse, no solo mejoran la autorregulación emocional y la autoestima, también fomentan el compromiso, la disciplina y el liderazgo.
Por ello, las agencias de reclutamiento animan a los buscadores de empleo a incluir en sus currículums las habilidades personales obtenidas con la práctica de videojuegos, atendiendo al llamado de las empresas interesadas en profesionistas que las posean, tal como lo señala el reporte How Workers Learn, de Degreed, en el que ocho de cada diez directores ejecutivos admiten que la falta de habilidades blandas amenaza el crecimiento de sus empresas.
Del juego a la profesionalización. Numerosas universidades están conscientes de la importancia que los videojuegos han tomado en muchos aspectos de las vidas de sus estudiantes, tendencia que se refleja en el interés creciente por los deportes electrónicos (e-sports). Se augura que en 2021 los ingresos generados en esta área alcanzarán los 1,100 millones de dólares. Mientras tanto, la audiencia también crece con velocidad: actualmente 234 millones de personas ven las competencias de deportes electrónicos al menos una vez al mes y los organizadores de los torneos destinan cada vez más millones de dólares a los ganadores.
Campeonatos como el League of Legends World Championship o The International, de Dota 2, son seguidos con pasión por millones de espectadores alrededor del mundo y sus participantes entrenan en el más alto nivel de profesionalismo. En México, la Liga Mexicana de Videojuegos (LMV) organiza el Circuito Rivals, al igual que las universidades lanzan sus propias competencias, como la e-Copa Tecmilenio.
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Las universidades —principalmente en Estados Unidos— no solo ofrecen becas de estudio a deportistas sobresalientes, sino también a videojugadores destacados. Instituciones como la Universidad de Staffordshire en Reino Unido, o el Becker College en Massachusetts, y la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, ya estrenaron sus licenciaturas en deportes electrónicos, mientras que en 2019 la Universidad de Marquette cobijó al primer equipo oficial de deportes electrónicos de Estados Unidos destinado a competencias universitarias de alto nivel.
Jugar para ganar. Realmente puede existir una conexión virtuosa entre los deportes electrónicos, las habilidades esenciales que demandan los empleadores y las nuevas formas de entender la educación. Para quienes nos dedicamos a la enseñanza es fundamental comprender los intereses de los estudiantes y valernos de ellos para fomentar técnicas de aprendizaje innovadoras que los ayudarán a descubrir su potencial y tener un mejor futuro como profesionistas, desarrollarse con éxito en empresas que valoren sus aficiones y habilidades.
Se trata de ganar, no de un torneo de deportes electrónicos. Se trata de esforzarse, perseverar y divertirse mientras se desarrollan esas capacidades que acompañan a los conocimientos técnicos y que, perfeccionados a la par, permitirán a los aprendedores de hoy ser los profesionistas exitosos del mañana. Se trata de competir y triunfar en el gran juego que es la vida. N
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Luis Gutiérrez Aladro, doctor en Innovación y Tecnología Educativa, es vicerrector académico de Universidad Tecmilenio. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.