LA FEDERACIÓN danesa de Futbol (DBU) pidió a la FIFA incrementar la presión sobre Catar para que respete los derechos humanos en el marco del Mundial-2022, reclamando especialmente en una carta publicada el lunes “una investigación independiente” sobre la suerte de los trabajadores migrantes.
“Estamos en contra de la atribución del Mundial a Catar y criticamos la situación de los derechos humanos en el país”, declaró en un comunicado el director general de la DBU, Jakob Jensen, con ocasión de la publicación de la carta.
A un año y medio de la competición prevista en noviembre y diciembre de 2022, “intensificamos ahora la presión sobre la FIFA, porque no creemos que las mejoras deseadas para los trabajadores migrantes se hayan realizado. Queremos actos ahora, y cuanto antes mejor”, añadió.
En dicha carta fechada el viernes pasado y dirigida al presidente de la FIFA Gianni Infantino y a su secretaria general Fatma Samoura, la Federación danesa incluye varias peticiones, como “la implantación completa de la legislación ya adoptada sobre los derechos de los trabajadores”.
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La DBU pide asimismo “una investigación sobre el número de muertos entre los trabajadores migrantes en Catar”.
Catar está en el punto de mira de las organizaciones de defensa de los derechos humanos por su trato a los trabajadores migrantes, muchos de los cuales son explotados y trabajan en condiciones peligrosas en las obras de los recintos del Mundial 2022.
Amnistía Internacional ha llamado “Catar, la copa mundial de la vergüenza” y ha denunciado que los migrantes sufren abusos y explotación mientras la FIFA obtiene enormes beneficios.
Muchos migrantes buscan trabajo en Catar para huir de la pobreza y el paro en países como Nepal, Bangladesh e India. Pero, para conseguir empleo deben pagar elevadas comisiones.
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Los trabajadores con los que habló Amnistía habían tenido que pagar sumas que iban desde 500 a 4,300 dólares estadounidenses a contratistas sin escrúpulos en sus países de origen. Muchos están endeudados, por lo que temen dejar su empleo cuando llegan a Catar.
“Normalmente, los trabajadores soportan condiciones de hacinamiento y de falta de higiene y seguridad en sus alojamientos. Vimos a hombres durmiendo en literas en habitaciones para ocho o más personas.
“Sin embargo, el derecho catarí y las Normas para la Protección de los Trabajadores permiten como máximo cuatro camas por habitación y prohíben el uso compartido de camas y el uso de literas”, denunció la organización. N