Los políticos de siempre se han equivocado en muchas ocasiones. De hecho, es más sencillo encontrar equivocaciones que aciertos en sus respectivas administraciones. Esto, sin distinción de partido o de figura. Lo anterior, se debe a dos motivos importantes. El primero está relacionado con la ausencia de diagnósticos para el desarrollo e implementación de políticas públicas, mientras que, el segundo refiere a que sus políticas no son relevantes para la ciudadanía, es decir, no atienden a sus verdaderas necesidades.
En el caso del diagnóstico, lo vemos con un tema que es muy preocupante en Aguascalientes, los suicidios. Durante el año anterior, un total de 185 personas se quitaron la vida, por lo que Aguascalientes fue la entidad con la tasa más alta de suicidios del país (11.37 por cada 100 mil habitantes). Para responder a la problemática, el gobierno del estado impulsó el proyecto Vive, el cual consta de una plataforma a través de la cual se proporciona terapia a las personas con crisis emocionales y que atiende por distintos medios como redes sociales, llamadas telefónicas y WhatsApp. A pesar de estos esfuerzos, su principal falla continúa siendo el diagnóstico.
Esta política pública basa su estrategia en la prevención, identificación y tratamiento, así como en el seguimiento y apoyo. Sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por The Economist, los suicidas deciden quitarse la vida dentro de las dos horas previas al intento, y uno de cada cinco lo decide en el minuto anterior. En términos de política pública, si se destinan recursos para solucionar el problema y éste sigue persistiendo, y aún peor, sigue incrementando, significa que algo se está fallando. Cabe destacar que, los recursos que la entidad destina no son pocos. El estado cuenta con 102 millones de pesos para el tema de atención mental, el cual incluye el tema del suicidio, pero a pesar de ser un recurso cuantioso, por las cifras actuales, parece que no ha tenido ningún impacto. Si el diagnóstico es incorrecto, no se aplicarán las políticas públicas de forma adecuada y no tendrán un impacto positivo en la solución de la problemática.
En el segundo caso, sobre la relevancia de las políticas públicas en la ciudadanía, un ejemplo es la pandemia del COVID-19. El tema es importante por la cantidad de contagios que hay todos los días y por el desafortunado fallecimiento de personas (ya se ha superado la barrera de los dos mil decesos en el estado), pero se vuelve relevante cuando un integrante de la familia se contagia de coronavirus. Los gobiernos deben entender que es necesario cambiar su enfoque, tener dimensión social y gobernar a partir de lo que es relevante para la gente, esto es, que en el caso de un contagio el sistema de salud cuente con los elementos necesarios para hacerle frente a la enfermedad, tanto con medicamentos, como con el equipo médico.
Los políticos suelen complicar demasiado las cosas y lo que tienen que hacer, en el caso de las administraciones municipales, se establece en el artículo 115 Constitucional. No hay que inventar nada, ahí se define claramente. Es el trabajo que se tiene que hacer y es tan sencillo como dar resultados, ¿para qué? Para que las personas tengan agua, para que sus calles estén pavimentadas, que tengan políticas de movilidad importantes, que la gente haga propios los espacios públicos. Hasta ese entonces, las políticas públicas se vuelven relevantes para la ciudadanía.
* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analytics y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).
@ArturoAvila_mx