Inicia el año 2021, año de decisiones fundamentales para la vida democrática de México. Son ya en el sistema nacional de elecciones los 200 comicios federales y locales que organiza el IFE/INE en 30 años. Hay conocimiento, adrenalina, sentimiento, capacidades, diálogo que parte de la cordialidad. Sin duda, mucho se ha avanzado en procedimientos, conceptos, incluso en la gramática electoral. Ello ha puesto a México en el ojo del huracán, se ha revisado por propios y extraños, la certeza, la credibilidad, la transparencia, la equidad de la competencia, los controles legales para los actores y autoridades, y esencialmente los Derechos Humanos y los ciudadanos. De ello dan cuanta más de 600 misiones, asesorías, observaciones, capacitaciones, asesorías de alto nivel internacional.
La experiencia es un atributo de saberlo todo, según se explica en la cotidianidad. En materia electoral no es así, es el estado de disposición a nuevas experiencias de las que se aprende, reafirma, avanza. La suma de una ciudadanía representada legalmente por un cuerpo colegiado que representa de la mejor manera a la sociedad y un Servicio Profesional Electoral y de la Rama Administrativa, la experiencia electoral mexicana. En ella está talento, finos impulsos, entrega y compromiso, conocimiento y comportamiento, procedimientos y políticas, moral y ética cívica. No es tiempo de echar al vuelo las campanas, es tiempo de construcciones colectivas, es el tiempo del diálogo que arbitra, es hora de un conversatorio social.
Las Elecciones Federales y locales no inician como un cuento de Hadas, padecemos un escenario como serpiente amenazante: incertidumbre en la economía nacional, mundial y local, pandemia, violencia consuetudinaria, deformaciones ideológicas y políticas… Afortunadamente en un bálsamo social nuestra sociedad podrá demandar de diversas formas sus derechos, exigir que los compromisos políticos se cumplan, que los recursos públicos se apliquen con ética gubernamental y se rindan cuentas con transparencia.
El diálogo es formato de la democracia, es esencial constituirse como interlocutor válido, reconstruir el espacio público desde un carácter cívico de la sociedad civil. La voz institucional deberá llegar hasta el cuerpo social y al electoral, no solo para votar o ser funcionarios de casilla, sino para participar en los acuerdos merced al conocimiento de la autonomía y la libertad de decidir, de elegir, de diseñar y construir el borrador de futuro en el eje de las urnas. Desde una institución autónoma e independiente, patrimonio del pueblo, que funde confianza e imparcialidad para hacer su obra, que forja legalidad con el martillo de la objetividad.
Enfrentará grandes desafíos: renovación de la Cámara de diputados federal y de varios Estados, gubernaturas, ayuntamientos, 21,368 cargos de elección popular, una lista nominal de 95 millones, 165,000 casillas, más de un millón y medio de ciudadanas y ciudadanos autoridades electorales… Otro reto es administrar con eficiencia la crispación en la confrontación de las campañas, este arbitraje político está en las reglas del juego de la democracia mexicana: honrar el principio de legalidad, requerir argumentos, pruebas, madurez política y jurídica. La autoridad electoral deberá atenuar las omisiones legislativas delicadas por su naturaleza: una inexistente ley reglamentaria del artículo 134 de la Carta Magna, las tecnologías de la comunicación a la velocidad de la luz, solo por mencionar las esenciales.
Este crucero procedimental lleva nuevos pasajeros: covid19 y violencia. Esto impone retos esenciales: asegurar que el 100% casillas sean instaladas; que los funcionarios de casilla, insaculados, capacitados y designados, atiendan su autoridad; que los Partidos Políticos realicen la selección de sus abanderados y sus respectivas campañas con la seguridad que demanda una democracia de calidad. Sobre todo, que la sociedad y los electores reivindiquen su vocación democrática y compromiso con sus derechos, en un clima de paz y fiesta cívica.
Los Partidos Políticos deberán aportar su sabiduría y práctica política para la competencia. Su acción teleológica está definida en la filosofía de sus documentos básicos; la acción normativa, estoy cierto, será respetada y estimulada, en un debate legal fundado y motivado; la acción dramatúrgica pondrá en claro qué es lo que el cuerpo electoral percibirá de los actores, candidatos y partidos, en las campañas políticas; la acción comunicativa será posible merced a la interactuación de las Mujeres y Hombres de partido con los electores para lograr la simpatía electoral. Los políticos tienen la obligación de actualizar su calidad a la altura de las instituciones políticas a las que pertenecen.
Una esfera de la democracia son los Medios de Comunicación, ellos hacen posible que lo público se realice ante el público. Los Medios están en el interés de la información, son eso medio y no fin; esperarán que se compartan significados para llegar a la noticia. La sociedad solo puede tomar una decisión segura, libre, fundada, si los medios lo informan de los acontecimientos políticos y electorales.