LA CARTA de un sobreviviente del Holocausto, en la que detalla la vida en un campo de exterminio nazi, finalmente fue entregada a su destinatario, 75 años después de haber sido escrita.
Fechada el 7 de mayo de 1945, la carta fue escrita por Jules Schelvis a su primo Karel Stroz y es la prueba más antigua, aportada por un sobreviviente neerlandés, de la existencia de Sobibor, un campo de concentración cerca de Lublin, en Polonia.
“Estoy 99 por ciento seguro de que Gretha, David, Hella, Chel y Herman fueron llevados a las cámaras de gas inmediatamente al llegar al SS Sonderlager Sobibor, cerca de Lublin. Será muy doloroso para ti leer todo esto, pero tengo que decírtelo a pesar de todo”, se lee en la carta.
“Escribo todo esto de manera tan fría porque el gran número de cosas que yo mismo he visto y experimentado me han endurecido”.
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Schelvis fue uno de los 18 detenidos neerlandeses que sobrevivieron al campo de concentración después de su destrucción por los nazis en 1943, tras un levantamiento de los prisioneros.
Schelvis llegó al campo de exterminio de Sobibor en junio de 1943, pero fue enviado a trabajar y logró escapar a la muerte inmediata en la cámara de gas. Su esposa, Rachel, fue asesinada de inmediato.
El sobreviviente del holocausto, que murió en 2016 a los 95 años de edad, dedicó su vida a asegurarse de que los horrores del campo de concentración no fueran olvidados.
Escribió la carta a su familia mientras estaba en el hospital de Vaihingen, cerca de Stuttgart, en los últimos días de la guerra, y la entregó a otro sobreviviente neerlandés del campo, que viajaba de regreso a los Países Bajos.
Schelvis escribió tres domicilios en el sobre, con la esperanza de que quedara alguien vivo para recibirlo, pero la carta nunca llegó, de acuerdo con el diario Oneindig Noord-Holland.
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La carta, todavía sin abrir, fue legada al Verzetsmuseum [Museo de la Resistencia] de Ámsterdam y descubierta por el investigador Jos Sinnema.
“Me fui de espaldas”, dijo Sinnema al diario NederlandseOmroep Stichting, refiriéndose al momento en el que abrió la carta. “Parecía una cápsula del tiempo, algo que uno abre después de que ha estado cerrado durante mucho tiempo. Es algo que, supuestamente, la familia debía recibir. La siento como algo muy especial, pero al mismo tiempo oneroso, porque soy la primera persona en leer algo que no estaba dirigido a mí”.
El 13 de diciembre, Sinnema finalmente pudo entregar la carta a Stroz, de 90 años, que aún vive en Ámsterdam.
Stroz señaló que, probablemente, el neerlandés a quien se le pidió entregarla, llamado Nico Staal, no había podido encontrar al destinatario en las caóticas semanas posteriores a la guerra, ya que no era posible enviar cartas por correo.
“No había tranvías y las personas estaban enfermas. Staal pudo haber tenido que caminar una distancia muy grande para entregar la carta”, declaró al Nederlandse Omroep Stichting.
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Se calcula que unos 180,000 prisioneros, predominantemente judíos, de los cuales 33,000 provenían de los Países Bajos, fueron asesinados en ese campo de exterminio.
“Sobibor era una fábrica de la muerte”, declaró Sinnema al Het Parool. “Entre 170,000 y 180,000 personas, principalmente de origen judío, fueron asesinadas. Casi todas ellas fueron enviadas a la cámara de gas inmediatamente después de su llegada”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek