Uno de las pocos encuestadores que predijeron correctamente que el presidente Donald Trump ganaría la elección presidencial de 2016, le dijo a Newsweek que se siente “más confiado a cada día” de que Trump también ganará la reelección.
La clave para que Trump se haga con la victoria es sus partidarios “tímidos”, quienes no necesariamente les dicen a la mayoría de las encuestadoras la verdad sobre quién votarán a causa de las presiones sociales que se han acrecentado en los últimos cuatro años, según Robert Cahaly, un encuestador y alto estratega de la compañía encuestadora Trafalgar Group, con oficinas en Atlanta.
Cahaly ocupó los titulares a nivel nacional en el otoño de 2016, cuando anunció sus predicciones que contradecían a la mayoría de las encuestas nacionales, las cuales decían que la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, estaba destinada a un triunfo aplastante. Cahaly defendió sus predicciones y vio a Trump liderar a sus partidarios a una victoria en el colegio electoral, excediendo los 270 votos electorales necesarios para ganar y asegurar su lugar en la Oficina Oval con 304.
En este ciclo electoral, Cahaly dice que, a su parecer, Trump obtendrá votos del colegio electoral por “arriba de los 270”, y “posiblemente mucho más”.
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En contraste, la mayoría de las encuestas nacionales llevadas a cabo en semanas recientes han predicho que el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, ganará con holgura. El exvicepresidente también encabeza por márgenes amplios en la mayoría de encuestas en los estados en disputas. Pero muchos estadounidenses son renuentes a creer en las encuestadoras después de lo que fue, para muchos, una derrota sorprendente de Clinton en 2016. Aun cuando a Biden parecía irle mejor en las encuestas que a Clinton tanto a nivel nacional como en muchos estados pendulares a pocos días antes de la reelección, la confianza del público en el sistema de sondeo se ha debilitado, a causa de la “mayoría silente” que no aparecía en las encuestas preelectorales de 2016 pero que salió con fuerza para elegir a Trump.
Con base en los sondeos de voto del Trafalgar Group, Cahaly dijo que, a su parecer, la elección el 3 de noviembre tendrá un resultado similar. “Tengo más confianza cada día, porque obtenemos más datos cada día”, comentó Cahaly.
Aun cuando Cahaly esperaba que un escándalo sorprendente en octubre pudiera mermar la confianza que él tenía en sus predicciones, no ha surgido algo en la misma tónica que las grabaciones de Billy Bush en Access Hollywood que presente nuevas vulnerabilidades en la campaña de Trump. Más bien, el último debate presidencial del 22 de octubre enfatizó lo que, dice él, muchos de los votantes con quienes ha hablado identifican como el asunto más importante antes de la elección: la posibilidad de otro cierre económico.
Trump, quien se jactaba del éxito de la economía antes de que la pandemia del coronavirus forzara los cierres en todo Estados unidos este año, ha dicho en repetidas ocasiones que no quiere más cierres. Mientras tanto, Biden ha sugerido que está abierto a más cierres si se consideran necesarios para contener la propagación del virus.
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“Incluso [los votantes] a quienes no les agrada Trump, piensan: ‘No me agrada Trump, pero no podemos tener otro cierre’. Porque la economía siempre mata a todo lo demás, si se me permite la expresión”, comentó Cahaly. “La economía siempre ha sido más importante”.
Ese sentir de los votantes no significaba que estuvieran preocupados por el virus, expresó Cahaly. Solo significaba que cuando se trata de sopesar “el riesgo aceptable versus el riesgo no aceptable”, los votantes le dijeron que era una “decisión fácil” para ellos.
Otro punto en común entre los partidarios de Trump con quienes habló Cahaly es su frustración por la violencia reciente que se vio durante las protestas a lo largo del verano, la cultura de la cancelación y un alejamiento generalizado de las formas aceptadas de vida y comunicación con las que crecieron los votantes mayores. Cahaly señaló un artículo de opinión en el New York Times, publicado en el verano, que reflexionaba sobre la historia complicada del monte Rushmore, un monumento que unos lo ven como un homenaje a la historia estadounidense y otros como un símbolo del pasado colonialista del país. Las nuevas discusiones que cuestionaban las creencias o símbolos ampliamente aceptadas eran frustrantes para muchos votantes, comentó él, y a ellos les parecía aún más frustrante que sus hijos participaran en esas reexaminaciones culturales.
“No entendieron lo que estaba pasando hasta que lo tuvieron enfrente de ellos”, dijo Cahaly. “Lo que les impactó aún más fue que sus hijos no estuvieran impactados. Y eso les preocupó mucho. Eso es lo que les oigo a los adultos, cosas como: ‘Me enojé, pero me enojé aún más cuando me percaté de que mis hijos no estaban enojados. Y me percaté de que mis hijos más o menos pensaban algunas de estas cosas’.
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“Eso ha motivado a mucha gente a votar”, continuó Cahaly. “Hay una mayoría silente que se molestó mucho con todo eso. Gente que pasó toda su vida tratando a la gente de la misma manera, viviendo según el código de conducta, juzgando a cada persona por su carácter y no por el color de su piel. Y en cierta forma, eso ya no era suficiente”.
Pero si estos ciudadanos molestos son parte de una mayoría silente, ¿por qué la mayoría de las encuestas nacionales no los identifican como tales? Cahaly expresó que se debe en parte a la manera en que se llevan a cabo algunas encuestas. Una de las discrepancias que notó el Trafalgar Group en su propio sondeo fue que las encuestas en línea eran más confiables que aquellas realizadas por teléfono, de las cuales Cahaly dijo que daban resultados que fallaban por 3 o 4 puntos.
A mediados de octubre, Cahaly comentó con la National Review que su investigación indicaba que los partidarios de Biden tenían cinco veces más posibilidades de aceptar hablar con los encuestadores que los partidarios de Trump, otro elemento que podría modificar los resultados de un sondeo del voto.
“No tardamos mucho en descifrar que teníamos una situación de atractivo social desarrollándose”, expresó Cahaly a Newsweek. “Cuando se enfrentan especialmente a un encuestador en vivo, la gente plantea su respuesta de una manera que le hará ver mejor a los ojos de la persona que hace la pregunta”.
Cahaly dijo que su equipo usó la pregunta del “vecino” —la cual les pregunta a los votantes cómo creen que votarán sus vecinos— en 2016 para darles a los votantes una manera de compartir sus opiniones sobre un candidato sin miedo a ser juzgados. “Es un medio de proyección. Te permite decir lo que quieres decir sin que te juzguen por ello”, comentó él. “Vimos que en casi todos los estados, Hillary caía y Trump subía, cuando preguntabas por quién votarían tus vecinos”.
Después de ver cómo esa pregunta afectaba los resultados de la encuesta, Cahaly expresó que su equipo empezó a incorporar más elementos de anonimato para sus encuestados, con la intención de examinar a fondo las opiniones reales de los votantes. “Cuanto más anónima sea tu encuesta, hay más posibilidades de que alguien te diga la verdad”, explicó él.
Si a los votantes les preocupaba el anunciar públicamente su apoyo por Trump en 2016, Cahaly comentó que están aún más renuentes a hacerlo cuatro años después, y él cree que hay muchos más votantes “tímidos” de Trump en esta ocasión.
“Totalmente. Indudablemente más”, dijo él sobre la “mayoría silente” de Trump. “Porque hay un precio más grande. ¿Qué era la cultura de la cancelación en 2016? No existía. Hemos pasado por una metamorfosis del todo nueva”.
Aun cuando Cahaly dijo que los datos de su sondeo sugieren que Trump ganará la reelección, él no predice que todos los estados en disputa se inclinen a favor de Trump. Según una encuesta del Trafalgar Group llevada a cabo el 25 de octubre, Biden era el favorito para ganar Wisconsin por un margen estrecho e idéntico al que tuvo Trump cuando ganó el estado hace cuatro años. La decisión de la Associated Press de darle el estado a Trump en las primeras horas del día siguiente a la jornada electoral de 2016 fue seguida inmediatamente por la predicción de la AP de que Trump también ganaría la presidencia.
Sin embargo, otras encuestas del Trafalgar Group en estados pendulares y llevadas a cabo en octubre, sugieren victorias de Trump, incluidas Arizona, Florida, Michigan, Carolina del Norte y Pensilvania. Cahaly dijo que Trump necesita hacerse con una ventaja de 4 o 5 puntos en Pensilvania para asegurar el estado, cuyos resultados Cahaly espera que se vean complicados por una decisión de último minuto de la Suprema Corte de Estados Unidos de permitir que los funcionarios electorales estatales reciban boletas después del Día de la Elección. Pero él no se imagina que Trump enfrente amenazas serias en Texas, un estado del cual el Partido Demócrata ha insinuado que podría inclinarse en su favor por primera vez desde 1976.
“No. No lo creo”, dijo Cahaly sobre las posibilidades de Texas dando un cambio.
Un estado que él piensa que sí podría cambiar es Nevada, aunque en este caso el giro sería a favor del Partido Republicano. Una encuesta del Trafalgar Group llevada a cabo el 29 de octubre muestra que Biden aventajaba a Trump por 2.4 puntos, y según las medias de las encuestas estatales recopiladas por FiveThirtyEight, Biden tenía una ventaja entre los votantes de Nevada de aproximadamente 6 puntos para finales de octubre; pero Cahaly comentó que la posibilidad de otro confinamiento tenía un interés especial entre los votantes de Nevada y podría resultar en una inclinación inesperada por Trump.
“Esto es lo que está sucediendo en Nevada: primero, a Trump le va increíblemente bien entre los votantes hispanos”, explicó Cahaly. “Segundo, Biden es el Sr. Cierre. Y si trabajas en la industria de los casinos, el Sr. Cierre significa que no tendrás un empleo el próximo año”.
Además de Nevada, Cahaly comentó que planea prestarle atención especial a cómo se desarrolla la contienda presidencial el Día de la Elección en Michigan, Minnesota, Pensilvania y Wisconsin. Sin importar por quién se incline al final cada estado, Cahaly cree que esta elección será un punto de inflexión en la historia estadounidense.
“La cosa es que va a tomar una dirección u otra. Hay muchísima gente la cual cree, intrínsecamente, que esta noción mediática prevaleciente de cómo es Estados Unidos, cómo se ve a sí mismo Estados Unidos, está mal, y hay gente la cual cree que está bien”, explicó Cahaly.
“Esta es una bifurcación en el camino. Simplemente lo es”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek