Al menos 22 muertos y cerca de 800 heridos provocó un poderoso sismo este viernes que afectó a Turquía y Grecia y que llegó a causar un mini tsunami.
El sismo del viernes provocó el colapso de unos 20 edificios en la ciudad turca de Esmirna, en la región del Egeo (oeste del país), según el primer balance del Gobierno turco.
El movimiento telúrico, que se sintió en Estambul y Atenas, tuvo lugar en el mar Egeo, al sudoeste de Esmirna, tercera ciudad de Turquía, y cerca de las islas griega de Samos y Creta.
La magnitud del sismo, que se produjo a una decena de kilómetros de profundidad, fue evaluada por el Instituto Geofísico Americano (USGS) con una magnitud de 7 y de 6,6 por las autoridades turcas.
El seísmo derrumbó hasta el momento al menos una veintena de edificios en los distritos de Bornova y Bayrakli, según ha podido confirmar el alcalde de Esmirna, Tunç Soyer, al diario turco ‘Haber‘.
El ministro del Interior, Suleyman Soylu, ha informado por su parte de daños menores en las provincias circundantes, incluidas Usak, Denizli, Manisa, Balikesir, Aydin y Mugla, según un comunicado recogido por el diario ‘Hurriyet’.
De momento se tiene constancia de tres supervivientes que han sido extraídos con vida de un edificio en ruinas de Bayraki, según ha confirmado el ministro de Sanidad, Fahrettin Koca. Los supervivientes han sido trasladados al hospital, con pronóstico reservado.
Según la Autoridad para la Gestión de Emergencias y Desastres (AFAD), el epicentro se ha registrado a unos 17 kilómetros de la costa de Esmirna, y a una profundidad de 16,5 kilómetros. Después del terremoto, se han registrado hasta 33 réplicas, 13 de las cuales han rebasado la magnitud 4, según la organización.
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Mini-tsunami
Señal de su potencia, el sismo provocó un mini-tsunami en Samos, donde se registraron dos fallecidos por la caída de un muro y otros daños materiales, según la televisión pública griega Ert.
“Fue el caos, nunca hemos vivido eso… Algunos edificios han sido dañados, una iglesia en particular”, situada en el puerto de Karlovassi, declaró a Ert Giorgos Dionysiou, el vicealcalde de Samos.
El sismo provocó una subida del nivel del mar que inundó las calles de Seferihisar, ciudad turca situada en el epicentro. La marejada también barrió las costas de la isla de Samos.
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A pesar de las fuertes tensiones que los separan, Turquía y Grecia se comprometieron a ayudarse mutuamente.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, indicó por Twitter haber hablado por teléfono con Recep Tayyip Erdogan para expresarle “sus condolencias”.
“El hecho de que dos vecinos sean solidarios en estos tiempos difíciles tiene más valor que muchas otras cosas”, respondió Erdogan por la misma red social.
Esta promesa de asistencia mutua recuerda a la ayuda que Grecia ofreció a Turquía tras el sismo de 1999 que dejó 17.000 muertos, un gesto que permitió retomar relaciones a estos dos países enfrentados.
Reacciones del gobierno
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha comunicado el total apoyo del Gobierno del país a los ciudadanos afectados por el seísmo. “Se han movilizado todas nuestras instituciones y ministerios”, ha hecho saber en su cuenta de Twitter.
En una entrevista telefónica, los ministros de Asuntos Exteriores de Grecia y Turquía “subrayaron que están dispuestos, en caso de necesidad, a ayudarse y apoyarse mutuamente”, declaró el gobierno turco en un comunicado.
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Turquía se encuentra en una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo, entre ellas una de las, potencialmente, más devastadoras del hemisferio, la de Anatolia del Norte (NAF), punto de encuentro de las placas tectónicas de Anatolia y Eurasia.
El país ha sufrido terremotos devastadores en el pasado, incluido el terremoto de magnitud 7,4 en Gölcük en 1999, que mató a más de 17,000 personas. En 2011, un terremoto de 7,1 en la provincia de Van dejó más de 600 muertos.
El último gran seísmo fue el ocurrido en enero en el este del país, en las provincias de Elazig y Malatya, que dejó 41 muertos y más de 1,600 heridos.
Con información de Europa Press y AFP.