Según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) del mes de agosto, hay 12,707 permisos vigentes por los cuales 3,778 gasolineras venden combustible de marca diferente a Pemex, así como 151 marcas distintas a Pemex (3,739 estaciones), y 39 estaciones con combustible genérico (sin marca establecida).
En México, de acuerdo con la información de semáforo COVID-19, se identifica que las ciudades con grandes niveles de población y autos continuarán bajo un color naranja y, en algún momento, llegarán a amarillo. Este cambio resultará en un incremento de la movilidad de la población, para lo cual se requiere realizar una transportación por medio de automóviles ligeros y que realizan una combustión de gasolinas en forma diaria.
La población a escala mundial está ejerciendo un cambio en la compra y llenado de sus tanques, realizándolo bajo dos premisas importantes: el precio del combustible y la ubicación de una estación. En ciertos mercados están migrando de no solo tener en los vehículos o aplicaciones los precios, sino a identificar la calidad de cada estación del servicio; es decir, darle una calificación al lugar donde fueron a comprar y donde determinan qué tan buena o mala fue su experiencia. Y con datos específicos que van desde el rendimiento del combustible, hasta la calidad de este que la notan al realizar los mantenimientos a los motores. La organización de tiendas de conveniencia y minoristas de combustible NACS de Estados Unidos calcula que el 81 por ciento de todas las visitas de los clientes para comprar combustible son impulsadas por uno de esos factores.
Esta nueva forma de medir una marca en México no se podrá realizar ante la falta de una misión dentro del mercado de los combustibles en las bombas de las estaciones de servicio, debido a que en nuestro país hemos limitado la evaluación al mercado a una determinante llamada, “Quién es quién en los precios” y solo incluye datos del valor total del precio unitario al consumidor y el de la terminal de almacenamiento (TAR). Pero no existe una evaluación no de los litros si son completos, sino de la calidad real que están vendiendo en cada bomba y que cumpla con las especificaciones de la norma vigente en nuestro país.
Te puede interesar: Pemex pierde 44 mil mdp durante el segundo trimestre de 2020
Existen en el mercado mexicano plataformas, aplicaciones y una serie de información; solo se indica el precio y no puede compararse la calidad entre las marcas a ciertas distancias. Ello limita a los consumidores a comprar a una respuesta única: porque me queda en el camino.
¿En México existirá un estándar en la salida de combustibles producidos por las refinerías en forma homogénea comparada con las importadas por Pemex o privados? Ante este cuestionamiento sería bueno que la Profeco pudiera ayudar al consumidor a evaluar si todas las gasolinas que venden en nuestro país son semejantes o cuál es el margen de diferencia que hay respecto a una gasolina o diésel, por ejemplo, en el norte del país en comparación con el sur.
Ante esta pregunta debemos dejar en claro al consumidor que las estaciones de servicio no controlan la calidad del combustible, son los comercializadores en conjunto con los productores o importadores quienes saben si cumplen con la calidad esperada por el mercado mexicano. Importante determinar que el negocio de las estaciones de servicio ha tenido un cambio radical en función a las marcas distintas a Pemex; por ello deben estar cuidando la calidad que ofrecen a los clientes en cada litro que despachan o será lo mismo, ¿cómo saber?
Pemex está perdiendo estaciones de servicio; de enero a mayo, 190 estaciones han dejado la marca, y de relevancia es Valero, de dos pasos a 45. Vea en la tabla las 20 marcas con mayor número de estaciones: hay empresas privadas de Estados Unidos que han apostado al mercado mexicano no solo por la oportunidad, sino en el futuro, ante una visión de la relación comercial bajo el T-MEC, de un crecimiento de la región:
La nueva visión del consumo de combustibles implica una mayor cantidad de información que el automovilista puede tener; por ello es necesario replantear si realmente tener el control de las estaciones de servicio al limitar el número de permisos ayudará al mercado. El riesgo de una inversión no es por parte del gobierno; el que perdería, si su negocio no funciona, sería el privado, el cual tendría dos opciones: cerrar o reinventarse ofreciendo un mejor precio y un diferenciador como la mejora del combustible por medio de su formulación que compraría de la producción nacional o importada.
Es decir, la estación debería tener la opción de poder decidir qué le conviene a su negocio, y es aquí donde está el límite de controlar al consumidor, refinar con baja calidad o tener producto de buena calidad para poder mantener un mayor número bajo la marca.
México, ante la falta de una visión del mercado, ha limitado el poder tener un mayor número de estaciones de servicio que ayuden al consumidor a tomar una mejor decisión y evitar un mayor tiempo fuera de casa ante las condiciones de la pandemia.
¿Cuál será la misión de la administración actual, beneficiar a Pemex o al consumidor? O permitir tener acceso a información correcta para la toma de decisión ante la reducción del poder adquisitivo de cada individuo en México.
—∞—
Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.