En México cuánto debería de ser la inversión en el mercado de energía para la siguiente década por la parte pública y privada. ¿Alguien sabrá?
Los comentarios que están en boga entre todos nosotros: La administración actual está cambiando las condiciones de operación. Los lineamientos, normas y reguladores se han modificado para dar ventaja a las empresas del Estado.
El contexto real del hecho es una forma astuta dentro de lo que permite la reforma energética, para participantes del mercado eléctrico o hidrocarburos (Pemex-CFE), por medio de solicitudes a los órganos reguladores para realizar ciertos cambios en función de argumentos técnicos y operativos que limitan el retorno de la inversión; según ello, así se pretende que se perciba en el mercado abierto. Pero realmente es equilibrado en función del peso preponderante de ambas empresas del Estado.
Todo son simples palabras, escritos y litigios que no están llevando a la conclusión de qué tipo de proyectos son prioritarios y de cuánto es la inversión requerida para cada uno de ellos. En el mundo se realizaron inversiones del orden de alrededor de 1,226 trillones de dólares en 2019, de los cuales, 739,000 millones fueron en la industria de hidrocarburos, y 487,000 millones para la parte de generación de electricidad. En México, la inversión fue de 48,000 millones de dólares en ambos rubros (los privados participaron con el 6 por ciento del total).
La administración actual o futura debe entender la magnitud de la cantidad de dinero que se requiere para poder llevar acabo un proyecto en conjunto y los tiempos necesarios para su realización, lo cual está ligado con la autorización del consejo de cada empresa pública o privada, además de que alguien pueda o quiera apalancar dicha inversión. Somos un país litigante de contratos sobre partidas de precios unitarios.
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Hoy en día nadie sabe realmente cuánto debería ser el total requerido para poder cubrir la demanda con base en la inversión en la infraestructura, operación y mantenimiento de cada parte de la cadenada de valor energético dentro del mercado nacional. Todo el mundo hablamos de los litigios, confrontamientos entre los órganos reguladores, secretarías y privados, dando como resultado pérdidas en el tiempo para que una inversión pueda empezar a operar. Aquí realizamos una proyección:
El tiempo no conoce el éxito de un proyecto, reconoce la planeación realizada con las prevenciones de los riesgos operativos, ambientales, legales y regulatorios de un mercado. México requiere, en la próxima década, a partir de 2021, de una inversión de 680,000 millones a 700,000 millones de dólares, tres veces el presupuesto de la nación de 2020. Eso significa un promedio de 65,000 millones a 70,000 millones de dólares anualizada, dos veces el presupuesto que se otorga hoy día a Pemex-CFE de los egresos reportados en la estadística oportuna de la SHCP y contemplado en el Plan Nacional de Desarrollo 2019 a 2024 de la actual administración para ser autosuficientes.
La cantidad de dinero anteriormente descrita significa que el gobierno actual deberá dejar las bases de una mayor recaudación en la ley de ingresos e incrementar el presupuesto a las empresas productivas del Estado, reduciendo el gasto programado en la parte social y marginar el desarrollo económico de acuerdo con la visión promulgada en el Programa Sectorial de Energía 2020-2024 de la Sener. ¿Habrá recursos ilimitados?
La oportunidad de ponernos de acuerdo por primera vez en este país está enfrente de nosotros. Acordemos el monto necesario para realizar los proyectos entre la inversión pública y privada, pero que no queden en simple hojas de cálculo o presentaciones que sirven para la foto del día y quedan en el olvido, como el plan de infraestructura o energía, el cual no fue presentado nunca ante la ruptura entre lo privado y público.
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Los proyectos de energía no requieren de ahorros presupuestales o de hegemonía financiera total para cubrir la inversión requerida, ellos piden una armonización de largo plazo. Es imposible que la raza humana pueda dejar de prescindir de lo que hasta ahora ha desarrollado para poder tener una mejor comodidad e ir a una transición energética de energía barata infinita. El dinero de una nación tiene un límite y saber el cómo poder utilizarlo para la sociedad no depende de la repartición de la riqueza a todos, depende del cómo se transforma para que pueda ser conservado por un largo periodo de acuerdo con los planes.
Entonces, de acuerdo con el dinero requerido para inversión en energía, la nación podrá cubrir todos los proyectos que tienen una maduración de entre tres y cinco años antes de ser puestos en operación. Habrá el dinero suficiente en la económica mexicana para realizar esta gran proeza.
¡Despierta, México: sin dinero no hay energía!
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.