#CORONAVIRUS
Diseño gráfico: Diana Hernández
Ilustración: Fernanda Bañuelos
Fotografías: Eduardo Jaramillo
UNA EMPRESA FANTASMA FUE CONTRATADA POR EL IMSS EN BAJA CALIFORNIA PARA DOTAR DE CUBREBOCAS N95 A UN PRECIO 4 VECES POR DEBAJO DEL MERCADO. COMO NO HAN LLEGADO, EL INSTITUTO ENTREGA CUBREBOCAS DE DUDOSA CALIDAD: UNOS YA FUERON RETIRADOS PARA SU ANÁLISIS. MIENTRAS TANTO, EL PERSONAL DE UNO DE LOS ESTADOS CON MÁS CASOS DE COVID-19 EN EL PAÍS, SE PROTEGE CON MATERIAL CONTRABANDEADO.
La vida de cientos de empleados del IMSS peligra porque recibieron cubrebocas de dudosa calidad, sin que el Instituto les avisara que fueron retirados para someterlos a pruebas.
Más de 200 médicos, enfermeros y otros empleados de la salud ya están enfermos del mortal COVID-19 en Baja California y otros más podrían infectarse, porque además el Instituto contrató a una empresa fantasma que debía entregar cubrebocas que no han llegado.
Enfermeras y médicos del Instituto en Baja California compran cubrebocas N95 contrabandeados de Estados Unidos, en un intento por protegerse al atender pacientes con el mortal virus, aunque la institución debería entregarlos gratis.
El contrato de 12 millones de pesos para adquirir 110 mil cubrebocas N95 como los que compran los médicos y enfermos, lleva más de un mes de retraso y no ha sido cancelado.
Mientras tanto, el personal de salud trabaja con temor porque el IMSS no les avisó por qué retiró de sus clínicas la marca de cubrebocas KN95 de origen chino que están bajo pruebas de calidad, pero ordenó cuarentena preventiva de su personal en forma escalonada.
“Por supuesto ahorita están detenidos, se retiraron”, dijo Desireé Sagarnaga, titular del Instituto Mexicano del Seguro Social en Baja California, IMSS, sobre los cubrebocas KN95 que están en análisis.
Al cierre de este reportaje, 266 empleados del IMSS estaban contagiados con COVID-19, confirmó Sagarnaga.
“Nos están matando de forma indirecta”, dijo la enfermera quirúrgica Argelia Pérez Martínez, de la clínica 20 del IMSS, uno de los hospitales que atiende casos de pacientes con el virus.
Baja California es un estado crítico para la pandemia en México, con 3,296 casos confirmados y 510 muertes. El 52% de pacientes confirmados son atendidos en los hospitales del IMSS, de acuerdo a un análisis de datos reportados por el gobierno estatal.
Una médico que trabaja con pacientes COVID que pidió omitir su nombre por temor a represalias, dijo que muchos optan por equiparse por su cuenta.
“La mayoría está comprando sus equipos de protección personal, como caretas, porque parecen más seguras que lo que nos están dando”, dijo.
Otra enfermera que atiende pacientes COVID en la clínica 1 del IMSS pidió anonimato y dijo que se siente insegura cuando recibe material de protección que no es de su talla, porque se puede romper.
“Me sentía insegura porque sentía que se me iba a romper por los movimientos, pero era el que había”, dijo la enfermera que trabaja en el IMSS hace más de 10 años.
A tres de sus compañeras que atienden pacientes con el mortal virus se les ha roto el overol porque el traje que les dieron era de una medida diferente a la que usan.
“Tenemos que usar lo que haya”, dijo la enfermera que atiende unos 15 pacientes al día. Ella y sus colegas dejaron de comprar material a mediados de abril porque dice que el abasto se normalizó.
La enfermera Argelia Pérez, que tiene 19 años laborando para el IMSS, dijo que prefiere comprar sus cubrebocas N95 para sentirse protegida.
“Los hacen llegar personas que tienen conocidos en Estados Unidos. Es una especie de mercado negro, todo se maneja así desafortunadamente, es una mafia”.
Esta compra también tiene sus riesgos: nadie garantiza que el material sea genuino, aunque varios los prefieran por encima de los cubrebocas del Instituto.
Argelia mostró un cubrebocas KN95 que sacó de la bolsa de material entregada por el IMSS. “La estructura es delgada, los ajustadores son a través de las orejas y no hace compresión en nariz y boca”.
La enfermera cuenta con un doctorado en educación, una maestría en salud pública y tres especialidades, una en epidemiología clínica.
“Lo más triste es que nos hacen ver como héroes, para empezar yo no me considero héroe, yo trato de hacer mi trabajo lo mejor que puedo”, dijo.
Argelia ha participado en la recuperación de 3 pacientes con sospecha de COVID-19 y 1 más confirmado que salieron de quirófano por diversas cirugías.
Un médico general que trabaja en el área de urgencias en una de las clínicas reconvertidas para COVID-19 solicitó anonimato y dijo que teme por su salud por no recibir el material de protección para atender casos con el virus.
“Sí me siento inseguro cuando no estoy dentro de COVID”, dijo el médico, porque no sabe cuáles pacientes de urgencias son portadores del virus.
“En esta transmisión comunitaria a todos deberían darnos los N95, pero la definición central indica que no son necesarios”, dijo el médico.
Cellarium: un proveedor fantasma, pero consentido
La desconfianza del personal hacia una de las instituciones de salud más longevas del país tiene además otras causas.
El 13 de abril la doctora Sagarnaga anunció la compra de los cubrebocas N95 que hasta ahora no han llegado al IMSS.
“Por ejemplo, hicimos una compra de más de 100 mil N95”, dijo Sagarnaga en un video publicado por un funcionario de Relaciones Exteriores que recorrió varios hospitales del Instituto.
Ese contrato de material médico se hizo con una empresa de servicios informáticos, y fue tan irregular que investigadores en política pública sospechan de una operación simulada.
“Es una cuestión de vida o muerte y cómo le explicas a los doctores que están comprándole insumos para su protección a una empresa de software y tecnología”, dijo Pablo Montes, coordinador anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad, (IMCO).
La titular del IMSS en Baja California prefirió no comentar sobre el incumplimiento del contrato de 12 millones de pesos de cubrebocas que firmó con Cellarium SA de CV.
“En el mejor de los casos es una compra muy mal hecha. En el peor de los casos sí podemos pensar en algún tipo de desvío de recursos”, dijo Montes.
Y mientras Cellarium no entrega, médicos y enfermeros gastan alrededor de 6,000 pesos quincenalmente (unos 260 dólares) en material para protegerse, especialmente en cubrebocas N95.
Acompañado de la representante del @IMSS_BC la Doctora @desiree_durante recorrimos el HGR No.20 constatando:
Existencia de insumos y equipo de protección sanitaria para el personal✅
Protocolo de atención hospitalaria✅
… Abro hilo. pic.twitter.com/O1OWLZzGur— Carlos Candelaria (@Candelaria___) April 15, 2020
“La única marca que me hace sentir segura es 3M y no es algo comercial, es que encapsula mi respiración y no permite que nada entre por mi nariz y mi boca”, dijo Argelia.
La clasificación N95 es un estándar médico de los Estados Unidos, mientras que los cubrebocas KN95 cuentan con un estándar regulado por las autoridades de China.
Ambos filtran el 95% del aire, pero el que retiró el IMSS para someterlo a pruebas de calidad fue un modelo KN95, y varios prefieren el N95 de la marca 3M.
La médico general tampoco confía en los KN95. “Ahorita los filtros no son de calidad. Son unos chinos, vienen en empaque en chino”.
El Instituto no respondió a múltiples peticiones para informar sobre los resultados de esas pruebas, cantidad y marca de los cubrebocas que retiraron por dudar de su calidad.
La enfermera Argelia no es la única que reclama equipo de calidad para su trabajo.
A finales de abril, una comitiva de médicos del IMSS se reunió con funcionarios solicitando ayuda para resolver las deficiencias de equipo para hacer frente a la emergencia sanitaria por COVID-19.
La diputada Monserrat Caballero que participó en la reunión dijo que más de 100 médicos sin contrato definitivo la buscaron pidiendo ayuda para conseguir mejores condiciones de trabajo.
“Aman el Seguro Social, pero se les hace muy injusto cómo han sido rezagados y en la pandemia sí se les pone en primera línea con unas condiciones paupérrimas”, dijo Caballero.
La enfermera Argelia coincide. “El IMSS sí está cometiendo un crimen indirectamente. Si nos quieren aniquilar, que nos digan para saber si renunciamos o nos quedamos”.
Mientras los médicos trabajan con temor, el IMSS ha sido particularmente condescendiente con Cellarium, el proveedor del contrato AA-050GYR003-E95-2020, que otorgó sin concurso.
Además Cellarium intentó entregar cubrebocas sin las certificaciones de salud requeridas, pero no se le canceló el contrato, admitió José Antonio Castillo, funcionario responsable de la compra.
El IMSS también omitió que la empresa se dedica a la venta de equipo de vigilancia y servicios informáticos y que el precio ofrecido estaba 370% por debajo del precio de mercado.
Argelia y sus colegas compran cada respirador modelo 1870 en 350 pesos, mientras que Cellarium lo ofreció en 95 pesos.
Un distribuidor de material médico con 35 años de experiencia dijo que ese precio es realmente bajo para lo que el mercado está pagando por cubrebocas N95.
“Para ser honestos, no es bueno vender por abajo del costo”, dijo.
El funcionario administrativo no supo responder por qué compró a una empresa sin experiencia en productos médicos, casi cuatro veces abajo de la oferta promedio en México.
El proceso de adjudicación, inició el 18 de marzo y terminó el siguiente día. La única empresa que participó fue Cellarium.
Antes, el IMSS declaró desierto un requerimiento y así pudo contratar a Cellarium sin necesidad de competencia, algo que Castillo, como jefe de servicios administrativos, no supo explicar.
El contrato que inició el 24 de marzo entre la delegación del IMSS en Baja California y Cellarium, ordenaba que el proveedor entregara el material en 10 días.
Y si el proveedor incumple con las condiciones establecidas en el contrato, el IMSS podrá cancelar el pedido. Según contrato, el proveedor debe pagar 260 mil pesos por cada día de retraso.
Además de él, los funcionarios que firmaron el contrato son Óscar Andrés Valle Elenes, encargado de departamento de suministro y control del abasto; Jaime Eduardo González Bueno, coordinador de abastecimiento y equipo, y Desireé Sagarnaga Durante, titular del IMSS en Baja California.
Un funcionario del IMSS aseguró que el contrato sería cancelado, pero no lo pudo probar.
Pablo Montes, coordinador anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), dice que la empresa podría ser fantasma. “Sí suenan todas las señales de alerta”, dijo en entrevista.
Para este reportaje se visitó el domicilio presentado por Cellarium en el contrato con el IMSS, y resultó ser una casa en un barrio privado.
“Aquí hay puras casas, ningún negocio”, dijo el guardia de seguridad de la Privada San Patricio, a la que no se pudo acceder. Cellarium se encuentra en San Ignacio 5685-12, colonia Las Américas, al este de la ciudad.
Uno de los socios de Cellarium que aparecen en el Registro Público del Comercio, es José Francisco León Valdés, quien no reconoció el contrato de 12 millones de pesos.
Dijo que él y sus socios vendieron la empresa a finales de 2019, pero no lo pudo comprobar. “No sabemos nada. Nosotros transferimos las acciones, y ya no sabemos qué ha sido de la empresa”, dijo León Valdés.
No supo responder a quién le vendió la empresa, pero dijo que fue a unos contadores de Ensenada. “El nombre sí lo vi en el acta cuando firmé, pero no lo recuerdo”.
“Recuerdo que habíamos puesto algo para venta, pero de equipo de cómputo y telecomunicaciones, entonces no creo que tenga nada que ver con respiradores”, dijo León.
Otras dos irregularidades en el millonario contrato son que el vendedor Arturo Ibarra López, invirtió el orden de sus apellidos y registró un número de teléfono que no existe.
Ibarra López no pudo ser localizado para entrevista.
En la misma acta de asamblea de Cellarium de noviembre pasado, también figura la señora Raquel Márquez Amador, solicitando un cambio de funcionarios en la empresa.
El analista del IMCO dijo que esta compra reúne todas las características para considerarse un acto con riesgo de corrupción.
En una compra de emergencia el gobierno tendría que buscar proveedores confiables. “Podrá salir más caro, pero te vas a lo seguro”.
Argelia pidió a las autoridades del IMSS informarse de la situación de su personal médico para resolverla, porque siente que la vida de sus colegas y la suya están en peligro.
La enfermera de la clínica 1 que pidió anonimato agradeció el esfuerzo de la sociedad civil que realiza donaciones. No pudo decir cuánto del material que le entrega el IMSS proviene de donaciones.
—Contacto: [email protected]
Actualización al 17 de mayo
Después de publicado el reportaje, el IMSS informó que no se le pagó a Cellarium y que su penalización por incumplimiento asciende a 10% del valor del contrato.
No informó sobre el retiro de cubrebocas KN95 que realizó entre su personal de salud, ni las pruebas de calidad pendientes.