“Las pausas llegan a la vida de una persona para reconfigurar lo que ya no está funcionando”, y consigo traen sentimientos y emociones incómodas que reconfiguran la existencia. Y aunque sobrellevarlos y aprender a vivir con ellos es difícil, la recompensa llegará después, manifiesta Mari Carmen Obregón, autora del libro Pausas. Tiempo para reconectar.
Para la autora, esta pandemia ha traído “la pausa de pausas” para millones de personas en el mundo.
Antes de que un virus mantuviera a todos en casa, el ser humano estaba acostumbrado a nutrir un parámetro de triunfos constantes y saber que eso lo hacía estar bien consigo.
“Pero cuando inevitablemente llegan estos momentos de pausas, tú mismo sientes que algo no está bien contigo, que fallaste. Te sientes mal, y te sientes mal por sentirte mal. Eso es una doble carga que hay que aprender a manejar porque las pausas van a ser una constante en la vida”, menciona la autora en entrevista con Newsweek México.
Obregón explica que, antes de llegar, las pausas envían algunas señales para atenderlas a tiempo. Sin embargo, aprender a ver una pausa como parte del ciclo natural de la existencia no siempre resulta agradable, y menos cuando vienen acompañadas de emociones incómodas en momentos como la finalización de un proyecto laboral o la ruptura de una relación.
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“Todo esto genera frustración, desilusión, desencanto y, a veces, malestares físicos, pero cuando aprendes a detectarlas o verlas previamente, puedes aprovecharlas para el ritmo natural de tu vida”, agrega la autora.
¿CÓMO DETECTAR CUANDO LLAMAN A TU PUERTA?
Según la autora, las pausas son un freno que se necesita en la vida del ser humano. Si no se hace caso cuando comienzan a presentarse, llegan de forma súbita y no es fácil adoptarlas, pero al final sirven para reconfigurar algo que ya no funciona en el día a día.
Las primeras señales que una pausa envía —agrega la escritora— es cuando “sientes que no sientes”, es decir, “ya no te emociona lo que antes hacías y ya no muestras el mismo entusiasmo frente a lo que antes le ponías el corazón. Ya no te genera nada, no te sientes mal pero tampoco te sientes bien, esa es una primera señal”.
Físicamente, dice, hay cansancio, dolores leves o sueño para realizar las actividades que desempeñas. “Esos avisos son señales para descansar, meditar, comer bien, distraerte, dar espacio a tu mente. Cuando empieces a sentir esas pausas, esa ligera tristeza, no dudes y date una pausa porque así tomarás una precaución de liberarte”.
A pesar de que los síntomas físicos que una pausa envía son parte de una depuración que frena el ritmo de vida que se lleva, su objetivo es procesar y eliminar. Volcado a la actual pandemia por COVID-19 que el mundo vive, sucede que este freno permite a las personas sacar a flote asuntos no resueltos y que traen repercusiones en salud, económicas y, la más fuerte, emocionales.
“Esta pausa de pausas está derrumbando cosas que no se habían visto, pero que te permiten reconfigurar. Por más fuerte que sea una pausa, siempre le puedes encontrar un propósito que, después de un tiempo, puedes decir que aprendiste y procesaste. Es válido lo que sientas en esta pausa. Todos pasamos por esta montaña rusa de emociones. No hay que asustarse, solo observarlas, pedir ayuda y saber que no estás solo”, aconseja la autora.
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A pesar del aislamiento social que el mundo vive, la pandemia ha permitido que la comunicación, de forma remota, se incremente, además de aprender a saber que se está bien con menos y se aprende más de uno mismo y de otros.
¿QUÉ APRENDER DE UNA PAUSA?
De acuerdo con la autora, las pausas dan la oportunidad de hacer una serie de actividades para entenderlas, aceptarlas y resolverlas. A continuación, cinco prácticas que puedes realizar cuando una pausa se nos presente:
- No hacer nada. Sobre todo en esta pandemia, la autora alerta acerca de romper con la falsa creencia de ser hiperproductivos, escribir un libro o ponernos en forma con todos esos cursos de ejercicios para llenar el día a día con listas que no se harás, que no te alcanzará el tiempo para realizar o no tienes ganas de hacer. Esto solo es una expectativa social que al no cumplirla solo generará frustración.
“Lo primero que debes hacer en una pausa es tomarla y darte un espacio para ti”.
- Ajustes en actos y peticiones. Durante este aislamiento social, y dado que las personas pasan 24 horas consigo mismas, la autora recomienda aprender a observarse, como en un espejo, dentro de un entorno del que no puedes escapar para redescubrir qué te pone de malas o que te gusta.
“La lección en este encierro es que no necesitas tantas cosas para sentirte bien y sentirte cómodo, y eso lo puedes trasladar a algunas cosas de tu vida y que con menos disfrutas más de lo que tienes”.
- Actualización de nuestros sueños. En el libro existe un capítulo que permite analizar si lo que hoy haces corresponde a lo que te entusiasma toda la vida, y da lugar al carisma que te acompaña a diario, sin perder de vista que habrá días en los que no te sientas bien o no tengas ánimo.
“Empiezas con recordar qué es lo que querías ser cuando eras niña o niño, por la emoción que te causa serlo. La parte que evoluciona es ver tu vida de acuerdo a donde estás parado, el lugar donde vives o trabajas. Ese cambio de perspectiva te permite ver tu vida renovada”.
- Proyectos pospuestos. No te sientas obligado a terminar un proyecto que detuviste, a menos de que coincida con tu yo creativo y que no había podido existir porque no había tenido tiempo de realizarlo.
- Acción inspirada. La motivación llega cuando ya sabes qué te gusta, qué llama tu atención y hacia dónde llevas tu ser creativo con cosas te interesan. Además de las cosas que quieres aprender o lugares a los que quieres viajar, todo eso incrementa tu inspiración para tomar acción a lo que vendrá después de una pausa.
Pausa. Tiempo para reconectar, de Mari Carmen Obregón, conferencista y tallerista enfocada en ayudar a alimentar el ser creativo de las personas, permite redescubrir aquellas capacidades que en algún momento creímos pérdidas, pero al tiempo anticipa el conocimiento de la visita de una pausa, cómo entenderla y recibirla sin que la vida se vuelva un caos, como ahora sucede con la pandemia por COVID-19 que la población en el mundo tuvo que tomar de forma inesperada.
“Las pausas te hacen descubrir las capacidades que no habías visto antes. Te hacen notar los detalles que te ayudan a hacer ajustes hacia el futuro, sin la expectativa de querer hacer todo cuando salgamos de la pandemia”, añade.