España reportó este viernes 769 fallecidos por el coronavirus en las últimas 24 horas, un récord diario en el país, cuyas autoridades subrayan que la expansión de la epidemia se está estabilizando tras casi dos semanas de confinamiento de sus ciudadanos.
Con 4,858 decesos desde el comienzo del brote, España es el segundo país con más víctimas mortales, por detrás de Italia, y su balance diario de fallecidos supera al reportado por Roma el día anterior (662).
“El incremento que se ha producido hoy porcentualmente es equivalente al de los últimos días y me parece claro que hay una estabilización”, indicó el director de emergencias sanitarias, Fernando Simón, aunque el número de decesos diarios aumentó tras un ligero descenso el jueves.
El número de casos confirmados se incrementó a su vez un 14% en 24 horas, superando ya los 64,000 diagnosticados, mientras el país redobla sus esfuerzos en este campo adquiriendo millones de tests de detección a nivel internacional.
Entérate: Boris Johnson y su secretario de Salud tienen coronavirus
Actualmente se realizan entre 15,000 y 20,000 pruebas diarias y el objetivo del ministerio de Sanidad es alcanzar las 50,000 para conocer de forma más precisa los contagios, que se presuponen muy superiores a la cifra de casos diagnosticados.
Estos planes sufrieron un varapalo el jueves, cuando las autoridades sanitarias se vieron obligadas a devolver miles de kits defectuosos comprados a un proveedor chino.
Por el lado de los recuperados, las cifras indicaron un crecimiento de 7,000 a más de 9,300 pacientes curados. “En breve”, el país iniciará una investigación para conocer qué grado de inmunidad han desarrollado, explicó Simón.
Sanitarios al pie del cañón
“Estamos empezando a acercarnos progresivamente a ese pico (de contagios) tan ansiado”, indicó Simón, un mantra que repite desde hace días.
Pero “esto no es una cosa que se acaba en el momento en que comienza el descenso (…) La presión sobre el sistema asistencial se va a mantener o incluso se va a incrementar durante los tres, cuatro o cinco días” posteriores, advirtió.
De hecho, la red de hospitales ya se encuentra bajo estrés por la saturación de las unidades de cuidados intensivos y las bajas producidas entre el personal médico, que acumula 9.444 casos positivos entre la plantilla.
Lee más: Estados Unidos ya es el país con el mayor número de contagios de COVID-19
A la falta de material de protección, que el gobierno intenta solventar con la compra de 550 millones de mascarillas y 11 millones de guantes a China, se suma el desgaste emocional.
“Hay familiares que no pueden entrar a ver a sus parientes que están enfermos, comunicarse con ellos. No somos de piedra y, evidentemente, muchas veces lo llevamos muy mal”, decía a la prensa Luis Díaz Izquierdo, médico de intensivos del hospital Severo Ochoa de Leganés, al sur de Madrid.
Después de contratar 50,000 médicos y enfermeros entre estudiantes y jubilados, el gobierno aprobó medidas para facilitar la homologación de títulos y la contratación de 200 profesionales extranjeros residentes en España.
Además, se extiende la instalación de hospitales de campaña como el habilitado en el enorme pabellón de congresos IFEMA de Madrid, con una capacidad de hasta 5.500 pacientes.
El jefe del ejército Miguel Ángel Villarroya informó que las fuerzas armadas participaron en el levantamiento de instalaciones similares en la localidad madrileña de Alcorcón (cerca de Madrid), Segovia (centro) y Cádiz.
Te puede interesar: Desempleo y crisis económica, las otras consecuencias del COVID-19
En Cataluña, la segunda región más afectada después de Madrid, las autoridades están habilitando cuatro pabellones deportivos en Barcelona para acoger pacientes que no puedan asumir los hospitales.
Para prevenir los contagios y la expansión de la enfermedad, los más de 46 millones de habitantes del país llevan bajo confinamiento desde el 14 de marzo, y seguirán así hasta el 11 de abril al menos.
Las salidas del domicilio sólo se permiten para comprar comida o medicamentos, acompañar a personas dependientes o ir a trabajar, en el caso de aquellos que no puedan hacerlo a distancia.