Cuando a finales de febrero comenzaron a surgir los primeros casos de coronavirus en Italia, la población no imaginó que su país se convertiría rápidamente en uno de los más afectados. Hoy hay calles vacías. La conciencia llegó. Nadie sale de casa.
Lorenzo es médico nefrólogo, trabaja en el sistema de salud Módena, una ciudad de casi 185 mil habitantes, que han adoptado el aislamiento como una medida de prevención, luego de vivir un gran lapso de escepticismo.
El médico acepta que parte de la responsabilidad de la falta de información sobre el COVID-19 fue porque médicos y especialistas no consideraron los casos como una amenaza real.
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Lorenzo (nombre ficticio para proteger su identidad) relató a Newsweek México que a pesar de que una de las primeras medidas fue el cierre de escuelas, las personas seguían con su vida normal. Los amigos se reunían a jugar futbol o en los parques y el contacto continuaba.
“A nivel personal, desde que escuché los primeros casos entendí que iba en serio. Como trabajo en el hospital supe que éste se iba a convertir en un foco de infección y no me quise arriesgar. Y como mi esposa esta embarazada decidí que yo me iba a aislar en la casa y ella se iría a otro lado”.
Encontrar un lugar provisional fue complicado, su esposa es mexicana y no vive cerca de su familia. Al final ella se mudó a casa de su suegros desde el 22 de febrero.
“Yo decidí que no iba a ver a nadie, solo iría a trabajar y regresaría a casa. Ya no salí a cenar, no fui a conciertos. Si yo ya estaba en riesgo no quería exponer a los demás, a mis amigos y menos a los miembros de mi familia”.
La vida en una ciudad en cuarentena
Desde el 7 de marzo pasado las escuelas, parques, bares y restaurantes cerraron para tratar de contener los brotes de COVID-19 que hasta ahora en todo el país ha tomado 2,978 vidas.
La policía tiene facultades de detener a las personas si no demuestras un motivo para estar en la calle, como ir al trabajo. Y hay denuncias penales para los establecimientos que no cumplan con el decreto y abran sus puertas.
De casa rumbo al trabajo no hay gente. “Es lo que hay que hacer porque no hay otra forma de luchar contra esto. Es raro, pero no me deslumbra porque en este momento es necesario. Obviamente extraño estar con mi esposa y ver a mi familia, pero sé que hay que comportarse así”.
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Los supermercados continúan abiertos, pero no funcionan igual, la gente entra en grupos pequeños para evitar la aglomeración. Afuera hay largas filas con un metro de distancia entre cada persona.
Los servicios de compras por internet se convirtieron en la forma más segura de comprar, pero ahora están saturados. Las personas hacen un pedido hoy sabiendo que deberán esperar sus productos aproximadamente por quince días.
A pesar de la situación en China y otras regiones asiáticas, la poca información, el silencio del gobierno y dudas que giraban en torno al origen de la enfermedad ocasionaron que las medidas de prevención avanzaran lentamente en el país europeo.
Pandemia rebasa los servicios de salud
Él asegura que Módena y el norte de Italia cuentan con una excelente calidad de los servicios de salud pública del país, y normalmente puede dar atención a todas las necesidades de la población.
Pero ante la pandemia se ha visto rebasado porque es muy agresiva y se contagia rápidamente. Al aumentar los contagios entre la población aumenta también el porcentaje de las personas que necesitan atención en el hospital al mismo tiempo y todo se satura.
Ahí radica la importancia de que todas las personas estén aisladas, dice, porque existe el riesgo de que el hospital no pueda dar respuesta.
Ahora todas las consultas que no se consideraban urgentes fueron canceladas para que el personal estuviera a disposición de las personas contagiadas. Las cirugías fueron suspendidas para que los quirófanos se pudieran utilizar como salas de cuidados intensivos.
El material, como las mascarillas, se destina a donde es más necesario por lo que el personal no siempre logra estar adecuadamente protegido y está expuesto a la enfermedad. Sin embargo, en todos los hospitales se intenta dedicar los servicios a las personas que han dado positivo al virus para evitar que el contagio se extienda.
En el área donde Lorenzo se desarrolla el nivel de impacto de la pandemia ha sido más de estrés y un impacto emocional. Pero está alerta de que en cualquier momento la situación podría llegar otro nivel como la de Parma, una ciudad a 40 minutos de Módena, donde los médicos, enfermeros y la gente que trabaja en el hospital “ya no tienen vida propia”, hacen turnos continuos sin descanso.
Lorenzo asegura que es muy importante tomar medidas a nivel de población y no solo a nivel del sistema de salud porque si la gente se sigue reuniendo y sigue expandiendo el contagio los hospitales no van a lograr dar atención a todos los que la necesitan.
“A mí me gustaría que me hubieran informado antes. O haberme informado antes. Si puedo contribuir para que alguien se quede en casa, creo que es importante”, dice Lorenzo.