El presidente de astronomía de la Universidad de Harvard ha dicho que nuestra civilización probablemente se extinguirá por “heridas autoinfligidas” mucho antes de que la muerte futura del sol presente una amenaza para la Tierra.
Un periodista le preguntó a Avi Loeb, quien también es el director fundador de la Iniciativa Agujero Negro en Harvard y tiene un papel de asesor en el proyecto Breakthrough Starshot, cuál era la mejor manera de proteger a la humanidad de los riesgos a largo plazo que enfrenta nuestro planeta, como lo sucederá cuando el Sol haga hervir los océanos de la Tierra dentro de 1,000 millones de años.
En un artículo de opinión para Scientific American, Loeb dijo que hay muchas opciones para proteger a la humanidad contra la amenaza inicial que presenta un Sol más brillante, incluidas aquellas que se espera que limiten el impacto del calentamiento global. Más adelante, él comentó que necesitaríamos crear una “estructura gigantesca” que pudiera moverse a una distancia orbital óptima.
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“Dado que los humanos modernos necesitaron apenas 100,000 años para adaptarse de vivir en las sabanas y bosques de África a apretujarse en un apartamento diminuto en Manhattan, uno puede esperar razonablemente que hagan la transición de Manhattan a vivir en el espacio en un período que sería diez veces más grande”, escribió él.
Finalmente, nuestra estrella morirá algún día, tragándose a la Tierra en el proceso. Para salvar a la humanidad, escribió Loeb, los humanos deben buscar planetas en otras partes del universo. Él dijo que los humanos deberían hacer “copias genéticamente idénticas” de los animales y plantas que queremos conservar y esparcirlos a otros sistemas estelares. Esto reduciría el riesgo de una “aniquilación” total por una sola catástrofe. Con el tiempo, la humanidad podría enviar las herramientas necesarias para construir humanos a partir de materias primas en múltiples planetas. Esto eliminaría la necesidad de que los humanos viajen distancias extremas hacia nuevos planetas, pero seguiría preservándose la especie.
“El instinto de cualquier padre es cuidar de sus hijos y asegurar la longevidad de esta manera; la naturaleza nos permitió ampliar la vida útil de nuestro genoma más allá de la duración de nuestra propia vida de esta manera”, escribió Loeb. “Por extensión, la ciencia moderna podría permitirnos construir impresoras que sean capaces de producir en masa copias de nosotros mismos en otros planetas con solo exportar nuestro esquema genético sin requerir que nuestros cuerpos cubran físicamente la distancia. Debería satisfacernos esta sensación renovada de seguridad y retirarnos contentos cuando logremos nuestra misión… Tal vez ya seamos una copia de muchas que existen, por lo que no es esencial que esta copia sobreviva”.
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Loeb es uno de los científicos que fueron noticia mundial en años recientes por descubrir al visitante interestelar “Oumuamua”. Una idea controvertida que planteó el equipo fue que Oumuamua era una nave alienígena enviada por una civilización extraterrestre avanzada para analizar nuestro sistema estelar. Esto ha sido descartado en gran medida ahora.
En su artículo para Scientific American, Loeb discute la posibilidad de que alguna civilización, incluida la nuestra, llegue al punto en que podría considerar asentarse en otros planetas. “Después de leer el periódico esta mañana, me inclino por creer que nuestra civilización desaparecerá como resultado de heridas autoinfligidas mucho antes de que el Sol presente su amenaza predecible”, escribió él. “¿Por qué creo eso? Porque el silencio rotundo que hemos oído hasta ahora de los numerosos exoplanetas habitables que hemos descubierto podría indicar que las civilizaciones avanzadas tienen vidas mucho más cortas que sus estrellas anfitrionas”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek