El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, tuvo que abandonar la sede del gobierno en Quito y trasladarse a Guayaquil ante el arribo de miles de personas que protestan por la eliminación de subsidios a los combustibles y la consecuente alza de su precio.
A una semana de que estallaron las manifestaciones, estos son los puntos clave.
Austeridad impulsada por el FMI
El martes 1 de octubre, Moreno anunció la eliminación de subsidios al diésel y la gasolina extra, además de medidas económicas y propuestas de reformas laborales para “corregir graves errores” en la administración del país.
La medida es parte de un acuerdo suscrito en marzo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le permitirá al país sudamericano – que depende del petróleo– contar con créditos por 4,209 millones de dólares a ser desembolsados en tres años.
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Según el ministro de Economía, Richard Martínez, la eliminación de los subsidios implica un ahorro de 1,500 millones de dólares al año.
Además, otros organismos multilaterales también se comprometieron a entregar alrededor de 6,070 millones de dólares.
El FMI, que ya había concedido unos 900 millones de dólares al país, aplaudió al día siguiente la medida y dijo que ésta tiene como objetivo “mejorar la resiliencia y la sostenibilidad de la economía ecuatoriana, y fomentar un crecimiento sólido e inclusivo”.
El estallido de protestas
El miércoles, un día después del anuncio de Moreno, unas 300 personas, entre ellas estudiantes y opositores, se reunieron frente al Banco Central en Quito para rechazar la iniciativa gubernamental, tildada de “paquetazo” por los manifestantes, que con pancartas también reclamaron la salida del poder del presidente Lenín Moreno por “traidor”.
Sin embargo, fue hasta el jueves, a la par de un aumento en hasta 123% en los precios del combustible, cuando iniciaron los paros de transportistas, los bloqueos de vías, las protestas de indígenas, sindicatos y estudiantes.
También se han presentado ocupación de pozos petroleros, ataques a comercios y choques entre manifestantes y policías.
El gobierno de Moreno suspendió clases desde el miércoles y decretó “estado de excepción” durante 60 días que permite al gobierno establecer al territorio ecuatoriano como zona de seguridad, suspender o limitar derechos como el de la libre movilidad o imponer la censura previa para la prensa.
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Además, autoriza al gobierno a emplear a militares y policías en el control público y disponer el cierre de puertos, aeropuertos y pasos fronterizos.
Las protestas, no vistas en el país desde hace 12 años, dejaron hasta el domingo un civil muerto, 73 heridos, incluidos 59 uniformados, y 477 detenidos, de acuerdo con autoridades.
Ante una movilización de miles de indígenas que arrancó el fin de semana desde varias provincias y llegó este martes a Quito, Moreno tuvo que dejar su despacho a Guayaquil y ofreció “diálogo para los hermanos indígenas que lastimosamente tienen necesidades, y en eso estamos completamente de acuerdo”.
Pulso político: entre opositores y Maduro
En medio de la tensión, el gobernante se ha mantenido firme, afirmando que “no me temblará la mano” y “no voy a cambiar”.
Sin embargo, acusa a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, y al expresidente ecuatoriano Rafael Correa de realizar “un plan de desestabilización” para sacarlo del poder.
“Están usando e instrumentalizando algunos sectores indígenas, aprovechando su movilización, para saquear y destruir a su paso”, dijo Moreno al respecto de sus rivales correístas.
Correa respondió que “no hay golpismo. Los conflictos en democracia se resuelven en las urnas y es precisamente lo que pedimos: (…) adelantar elecciones”.
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El gobierno de Estados Unidos, aliado de Moreno, dijo que está siguiendo de cerca “los recientes acontecimientos”. “Rechazamos la violencia como una forma de protesta política”, agregó en Twitter el subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Perú y Paraguay emitieron este martes un comunicado en el que respaldan a Moreno y se manifiestan contra “toda acción” del mandatario venezolano en Ecuador.
Manifestantes toman la Asamblea
Un grupo de manifestantes tomaron la Asamblea Nacional de Ecuador al grito de ¡fuera Lenin!. De acuerdo con la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), los manifestantes fueron fuertemente reprimidos y se registraron varios heridos por bombas lacrimógenas y disparos a la población.
La emisora ecuatoriana Radio Calle publicó en su su cuenta de Twitter que la policía detuvo a doce manifestantes en la parte occidental de la Asamblea y los trasladó al interior.
Un centenar de indígenas y campesinos, entre ellos mujeres, logró romper los cercos de seguridad en medio de disturbios en los exteriores y alcanzó el hemiciclo, del que fueron evacuados minutos después por la fuerza pública.
Toque de queda nocturno
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, ordenó el martes un toque de queda nocturno para proteger las sedes públicas ante protestas.
La libertad de tránsito y movilidad quedó restringida entre las 20:00 y 05:00 locales para las “áreas aledañas a edificaciones e instalaciones estratégicas tales como edificios donde funcionan las sedes” del Estado, señala un decreto firmado por el mandatario.
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Con información de AFP