El primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció el martes su dimisión y la de todo el gobierno después de casi dos semanas de multitudinarias manifestaciones que pedían un cambio en la clase política dirigente.
“Estoy yendo al Palacio de Baabda (sede de la presidencia) para presentar la dimisión del gobierno al presidente de la República”, dijo Hariri durante un breve discurso retransmitido por la televisión, que fue recibido con los vítores y los gritos de alegría por los manifestantes que lo escuchaban desde las calles.
El malestar popular contra la clase política en Líbano estalló el 17 de octubre tras el anuncio de un impuesto sobre las llamadas vía mensajería de WhatsApp. La rápida anulación de la medida no impidió que la movilización se extendiera por todo el país.
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Tal levantamiento llevó al cierre de bancos, escuelas y universidades.
Las imágenes de la inmensa cadena humana que formaron el domingo decenas de miles de libaneses con la bandera nacional a lo largo de 170 km de la costa ocupó este lunes las portadas de todos los periódicos.
La prensa lo considera un símbolo de un levantamiento sin precedentes en la historia del Líbano por su magnitud y armonía. Los manifestantes reclaman la partida de toda una clase política que ha hundido al país y a la que considera corrupta.
A primera hora de la mañana del lunes, los bloqueos de la carretera a la entrada de Beirut fueron reforzados con decenas de vehículos en las calles, que se sumaron a barricadas instaladas desde hace más de diez días.
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“Si la clase política corrupta no entiende a qué punto está enfermo este país, entonces no pasará nada”, explicó Ali, de 21 años, encargado de “vigilar” una fila de vehículos que cierran una de las entradas en el norte de Beirut.
Hace una semana, el primer ministro, Saad Hariri, anuncio un paquete de reformas para dinamizar la economía, que lleva meses al borde del colapso.
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Con información de AFP