¿Qué es?
El CoDi es una plataforma por donde corre un medio de pago que se presume seguro, rápido y eficiente, al menos su creador el Banco de México así lo presume, por el momento será a través de dispositivos móviles que se usará para la compra y venta de bienes y servicios, estará activa las 24 horas del día, los 365 días del año y no cuesta, ni tiene comisiones para sus usuarios, aunque el cobro por uso de datos por parte de las empresas celulares aún no está resuelto y tendrá un costo en cada transacción, sobre todo en los servicios de prepago donde tendrá un impacto más significativo y basa esta plataforma su operación en los cada vez más populares códigos QR (Quick Response) y tecnología NFC (Comunicación de Campo Cercano) que posibilita la trasmisión de datos e información, al aproximar dos dispositivos móviles entre sí o terminales punto de venta.
Objetivos
Uno de sus principales objetivos es la desmonetización de la economía mediante la reducción drástica del uso de efectivo y otro, al menos el objetivo más publicitado o con el que se busca justificar socialmente la medida en todas partes del mundo, es la reducción de la corrupción y el delito financiero, al controlar y transparentar la mayoría o todas las transacciones de dinero eventualmente, un tercer objetivo y necesario para el funcionamiento de la plataforma, es la bancarización de la mayoría de la población y para rematar se agrega un objetivo colateral, el de ampliar la base de contribuyentes al tener fiscalizada a toda la población posible, este objetivo se dará por añadidura, un eventual objetivo a lograrse será el de avanzar en el diseño e implementación de una identidad digital. El arranque formal de la plataforma se hizo este lunes 30 de septiembre, aunque ya lo habían anunciado desde inicios de año, e incluso lo avaló en una mañanera el presidente de la República, al verla con simpatía y le asignó la paternidad y responsabilidad de este proyecto y plataforma a banqueros y Banco de México.
Otros datos
Países como India y China han transitado con relativo éxito por estas plataformas, no sin tropiezos y dificultades de tipo social y de seguridad. Por el momento sólo serán hasta 8 mil pesos las transacciones permitidas sin costo. El papá de este sistema es el maduro y robusto SPEI, que por cierto ha estado comprometido en aspectos de seguridad y operación a últimas fechas, hecho no menor que hay que considerar, ya que la plataforma de SPEI se cayó en pleno arranque del sistema CoDi y lo hace regularmente casi cada quince días, las caídas del sistema ha sido lo suyo últimamente.
De las agravantes del caso (la Seguridad y otros detalles)
No sólo la vulnerabilidad del SPEI y de la mayoría del sistema bancario nacional que no han fortalecido y homologado sus sistemas de seguridad y han sido víctimas de la delincuencia cibernética estos últimos años, con más saña y mayores montos robados a cuentahabientes. Más allá del entusiasmo que despierta en los adoptadores tempraneros de tecnología y todas las maravillas y beneficios prometidos que acompañaran a esta plataforma, hay aspectos que debemos prudencialmente reflexionar, estudiar y discutir.
Hay temas aún por resolver de tipo fiscal como la deducibilidad en pagos de tarjetas de crédito o débito y la emisión de facturas electrónicas automatizadas y ligadas a este sistema.
Hay peligros reales de hackeos a nuestros dispositivos móviles, tablets, computadoras o celulares y habrá que incurrir en costos de protección y blindaje para evitar nuevos fraudes y amenazas cibernéticas y no perder nuestro dinero y/o nuestra identidad digital. Las aplicaciones ya instaladas pueden vulnerar nuestra seguridad, ya que la mayoría de los usuarios las bajan sin precaución y les dan permiso de usar su información, algunas de estas contienen programas maliciosos y malwares ya diseñados para robar información financiera. El peligro de interceptar la señal entre dos dispositivos siempre está latente.
Pero tal vez lo que más recelo provoca en el sector económico informal es el estar de lleno en el radas de la hacienda pública, sin embargo, la ciudadanía en general verá menguado su derecho a la privacidad y algunos derechos humanos vulnerados, ya que si hoy estamos totalmente vigilados por plataformas internacionales de internet y redes sociales, ahora también lo podremos estar del gobierno y las entidades relacionadas con el dinero. Aunque no queremos entrar en el terreno de lo conspíranoico, el tema es fértil en este sentido, las cosas cambiarán pues, radicalmente en México a raíz de estas medidas que hoy son paulatinas y opcionales, pero que eventualmente se pueden extender por el efecto natural del mercado del dinero y comercio o por la fuerza del estado, que puede hacerlo obligatorio con la mano en la cintura, ya en otras latitudes, medidas semejantes se han implementado así para hacerlas efectivas como en la India, con las consecuencias nefastas y molestias que traen los cambios de hábitos y comportamientos de décadas o siglos y su aversión a ellos.