Al menos 12 personas resultaron heridas este miércoles cuando un kamikaze se inmoló en un edificio oficial de la ciudad de Jalalabad, en el este de Afganistán, donde se atrincheraron hombres armados, según autoridades y testimonios.
“Esta tarde, un kamikaze se hizo explotar dentro de un centro de documentación electrónica. Las fuerzas de seguridad están en la zona para ayudar al personal”, dijo un portavoz del gobierno en la provincia.
Varios atacantes entraron dentro del edificio y las fuerzas de seguridad intentaban retomar el control, explicó un portavoz del gobierno de la provincia, Ataulá Jogyani.
El ataque, a diez días de la elección presidencial del 28 de septiembre y que se produjo un día después de un doble atentado mortal en Kabul y en la provincia de Parwán, no ha sido reivindicado hasta el momento.
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“Alrededor de 200 personas”, entre las cuales 80 empleados, se encontraban dentro del edificio por la tarde en el momento del ataque, dijo Haji Qudrat, un funcionario del centro que resultó herido en una pierna.
“Tras la explosión, escuchamos disparos de armas de pequeño calibre en los pasillos, y un hombre entró en nuestra oficina con una pistola y comenzó a disparar”, indicó.
“Salté por la ventana, pero algunos de nuestros amigos fueron asesinados o resultaron heridos”, declaró a la AFP.
Jalalabad es la capital de la provincia de Nangahrar -fronteriza con Pakistán-, donde los talibanes y el grupo Estado Islámico (EI) son muy activos.
Escuela evacuada
“Yo estaba en clasees cuando escuché una fuerte explosión, seguida de intensos disparos”, declaró Mohamad Ulá, un profesor de una escuela cercana.
“Los niños comenzaron a llorar y tuvimos que evacuar la escuela. Subimos a los muros para llevar a los niños a un lugar más seguro”, dijo a la AFP.
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Este nuevo atentado ocurre un día después de un doble ataque suicida en Kabul y en la provincia de Parwan, el segundo fue contra un mitin electoral del presidente Ashraf Ghani, en campaña para su reelección. El gobernante salió ileso.
Estos dos ataques, que dejaron unos 50 muertos, fueron reivindicado por los talibanes, que prometieron hacer todo lo posible para impedir las elecciones presidenciales.
Expertos y observadores coinciden en que existe un alto riesgo de que la violencia aumente debido a la reciente decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de cortar sus negociaciones con los talibanes para una retirada progresiva de sus fuerzas de Afganistán, después de que un soldado norteamericano muriera en un atentado en Kabul el 5 de septiembre.
Los talibanes están listos para retomar las negociaciones de paz con Estados Unidos, dijo sin embargo su jefe negociador, Sher Mohammad Abbas Stanikzai, en una entrevista con la BBC. “Esperamos que la otra parte repensará su decisión sobre las negociaciones”, agregó.
El acuerdo que estaban negociado los talibanes y Estados Unidos preveía el inicio de la retirada de las tropas estadounidenses a cambio de garantías antiterroristas, una “reducción de la violencia” y negociaciones directas de paz de los insurgentes con Kabul.
El ejército de Estados Unidos está presente desde 2001 en Afganistán, cuando expulsó del poder a los talibanes. Actualmente, quedan unos 13,000 soldados estadounidenses.