Los evangélicos estadounidenses tienen grandes esperanzas de que la Corte Suprema, con su nueva mayoría conservadora, se vea tentada de retroceder en su histórica decisión de legalizar el aborto.
Cuarenta y seis años después de su fallo bisagra en el caso Roe vs. Wade, el tribunal superior está en el centro de una ofensiva liderada por estados con mayorías conservadoras que se oponen a la interrupción voluntaria del embarazo.
Solo esta semana, Alabama aprobó una ley que prohíbe a las mujeres abortar incluso en casos de incesto o violación y la legislatura de Missouri convirtió en ilegales los abortos desde las ocho semanas de gestación. Ambos estados se han comprometido a procesar a los médicos que realicen el procedimiento.
Georgia, Ohio, Mississippi, Kentucky, Iowa y Dakota del Norte han promulgado leyes que prohíben el aborto desde el momento en que se detecta un latido fetal, aproximadamente a las seis semanas de gestación, antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas.
Todas estas leyes van contra Roe vs. Wade, que garantiza el derecho al aborto mientras el feto no sea viable -es decir, no pueda sobrevivir fuera del útero-, que es alrededor de 24 semanas de embarazo.
Por ende, se espera que las nuevas legislaciones pronto sean bloqueadas en los tribunales. Pero sus partidarios buscan ir más allá, planeando apelar esas decisiones hasta llegar a la Corte Suprema con la esperanza de alcanzar el objetivo de anular la legalidad del aborto.
“Los estados conservadores en todo Estados Unidos están probando los límites, ven que es un tribunal empático” con ellos, dijo a la AFP Lawrence Gostin, de la universidad Georgetown Law.
“(El presidente Donald) Trump ha cambiado el equilibrio de la Corte Suprema, de modo que ahora tiene una Corte Suprema que es decididamente conservadora y hostil para los derechos reproductivos de las mujeres, eso es incuestionable”, agregó.
Durante la campaña de 2016, Trump se aseguró el voto evangélico al prometer nombrar jueces contra el aborto en la máxima corte del país.
– Incertidumbre –
El presidente llevó dos candidatos al tribunal superior, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, y los progresistas son ahora una minoría de cuatro contra cinco.
“Sabemos quién los puso en la corte y por qué, sabemos que Trump y (el expresidente George W.) Bush esperan que voten para derrocar a Roe. Pero en el pasado, los presidentes se han equivocado al elegir”, dijo Mary Ziegler, profesor de Derecho en la Universidad Estatal de Florida.
“Hay muchas incertidumbres, por lo que no sabemos cuál es la posición exacta de los jueces conservadores”, agregó.
Ziegler destacó que durante sus audiencias de confirmación, Kavanaugh insistió en que defenderá fallos pasados.
“El presidente del tribunal, John Roberts, es muy consciente de cómo el público percibe a la Corte Suprema. Le gusta la idea de que las personas la respeten”, dijo Sherry Colb, de la Facultad de Derecho de Cornell.
En febrero, Roberts se unió a los jueces liberales para congelar la ley de Louisiana que, según los críticos, impuso condiciones tan drásticas a los médicos que realizan abortos que solo uno de ellos pudo brindar el servicio en todo el estado.
Dos años antes, sin embargo, Roberts había respaldado una ley similar en Texas.
Los observadores dicen que el cambio muestra que el juez pone más énfasis en su rol en la corte que en sus propias convicciones personales.
– “Colcha de retazos” –
En otro caso, la corte aún tiene que decidir si da lugar a una apelación de Indiana que busca defender una ley que trata a un feto como un individuo.
Desde diciembre, los jueces han puesto la causa en su agenda varias veces sin tomar una decisión, algo muy inusual, señaló Ziegler.
“Siguen pateando el tema para adelante. No sé cuál es el punto de esperar (…) comienzan a empujarla para el 2020”, agregó.
“Si la idea es no tener mucha controversia, dejar una decisión para un año electoral no es inteligente”, estimó.
A.E. Dick Howard, de la Universidad de Virginia, dijo que tales movimientos hacen que parezca “poco probable” que la corte anule su decisión de 1973.
“Pero está lista para descascararla”, agregó. “Una mayoría (conservadora) relajará cada vez más los límites que ponen en los estados”.
Las reglas de aborto varían mucho de un estado a otro, en lo que Howard describe como una “colcha de retazos” de legislación.
Algunos estados desalientan a las mujeres de buscar el procedimiento al requerir dos opiniones médicas separadas y la autorización de los padres a menores.
Otros, imponen condiciones tan estrictas en las clínicas que la mayoría han cerrado.
Gostin señaló el problema del acceso desigual en los diferentes estados: “Una mujer con medios siempre podrá abortar en Estados Unidos”, dijo. “Las mujeres pobres de las zonas rurales… son las que van a sufrir”.
(Con información de AFP).