La nueva directora del Centro Cultural, Vianka R. Santana quiere involucrar a todos los sectores sociales porque dice, eso es la “Cuarta Transformación”.
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La función social del arte es una discusión sin punto final. Es claro que puede modelar conciencias, que ayuda a enfrentar y cuestionar la realidad que a veces representa, y que al mismo tiempo no llega a toda la población.
Pero la historia también nos cuenta tristes pasajes de cuando el arte se ha puesto al servicio de una ideología.
Ahora con la llegada del nuevo gobierno federal, el Centro Cultural Tijuana (Cecut) buscará acercarse más a la comunidad, y hacerlo desde la visión de la llamada “Cuarta transformación”.
La misma invitación a finales de enero para que el público en general conociera el plan de trabajo ya adelantaba esa línea bajo el nombre “El poder de la cultura en la 4ta transformación”.
Su nueva directora, la dramaturga Galia Vianka Robles Santana, rebautizada como Vianka R. Santana por Rubén Vizcaíno Valencia, ícono cultural en Baja California, platica en esta entrevista sobre algunas líneas de ese proyecto.
Además afirma que habrá cambios en ‘La feria del libro’ en su edición 37 y cuenta qué pasó con el proyecto de la pasada administración para recrear parte de la biblioteca del escritor tijuanense Federico Campbell.
Esta entrevista fue editada para facilitar su lectura.
—¿Para dónde caminará el Cecut en esta encomienda?
—Nos subimos a un tren en movimiento porque el Cecut es una gran estructura cultural en la que no se puede detener la marcha, pero ciertamente el tren va para otra parte.
Traemos una encomienda nueva, que no quiere decir que desestimemos los programas emblemáticos y cimentados del Centro, sino que traemos una nueva vertiente que son todos los temas comunitarios, trabajo con los sectores vulnerables. Sacar el centro de sus instalaciones y acercarlo a la comunidad, pero no solo de Tijuana. Estamos hablando de nivel regional y la interlocución binacional.
Vamos a trabajar varias líneas. Vamos a atender principalmente aquellas zonas que están distantes de la oferta cultural, que no tienen acceso a bibliotecas, que están distantes de casas de cultura, de museos, para llevarles una oferta diferenciada porque no todas las comunidades tienen las mismas dinámicas culturales, ni las mismas necesidades. Nos interesan los jóvenes, los discapacitados, los niños, los ancianos, pero también los jóvenes en reclusión.
También vamos a trabajar con los migrantes, pero no nada más los que están en los albergues, sino los migrantes extranjeros que ya están asentados en el estado desde hace muchos años. Que son comunidades importantes y ya inciden en la producción artística y el desarrollo cultural de Baja California.
—En este ambiente de polarización política, ¿serán un brazo de la llamada “Cuarta transformación”?
—El Centro Cultural por su propia definición es un brazo extendido de la Secretaría de Cultura en el norte del país. Es el único organismo descentralizado de la Secretaría, y en eso tenemos una gran ventaja los bajacalifornianos.
Por ejemplo, en los derechos de las audiencias y la circulación de la riqueza cultural hay exposiciones que no llegan a otros estados porque no cuentan con la infraestructura para recibirla.
Otra ventaja para la Secretaría es que al tener esta infraestructura tan arraigada en la zona, tan posicionada a lo largo de 36 años, tiene una especie de nodo cultural con el que puede descargar el proyecto nacional de una manera más directa. Porque ya hay un andamiaje, porque el Centro Cultural ya tiene una conexión, un mapa de las comunidades, porque ya lo ha trabajado en otros momentos. Porque esos sectores vulnerables en algún momento han acudido al Centro en razón de otros proyectos, de otras convocatorias. Es una manera más expedita de bajar el programa.
El programa de la cuarta transformación es un programa nacional, y como dicen: “el diablo está en los detalles”. Y la cuarta transformación implica muchas cosas. Implica la reducción burocrática. Lo explicaba el presidente: la austeridad no es recortar el presupuesto, es usarlo de una manera más pertinente y reducir los costos en aquello que no determina el funcionamiento de las instituciones, la marcha de los programas. La cuarta transformación también habla de cómo involucrar a todos los sectores. Por eso estamos trabajando mucho la interlocución con las universidades. Llevamos ahorita 21 dispuestas a firmar convenios con nosotros.
Vamos a trabajar con la Secretaría del Trabajo muy de cerca por el programa de los jóvenes becarios “Jóvenes construyendo futuro”. Vamos a trabajar con Issste porque tiene una instancia de difusión cultural a nivel nacional, y va a situar allí el proyecto nacional de cultura todo lo que es fomento al hábito lector. Vamos a participar con ellos en detonar más salas de lectura y una interacción más clara y continuada en los edificios del Issste en el estado.
Un poco el tema de la cuarta transformación es eso, que todos nos subamos desde nuestro espacio de participación social o ciudadana a integrarnos en una actitud diferente.
—Hablando de letras y lecturas, con casi 40 años de historia, ‘La feria del libro’ no se ha convertido en un referente, ¿Habrá cambios?
—Vamos a seguir siendo sede. ‘La feria del libro’ es un proyecto que nace de la ‘Unión de libreros’. Lo que se ha platicado con los fundadores es devolverle su vocación original. Debe ser una fiesta de la palabra, de la literatura, del pensamiento. En algunas ediciones se ha acompañado de tantas cosas colaterales en un interés de fortalecerla, pero ha desvirtuado la atención, el sentido. Estamos trabajando con instituciones educativas de la región, pero también de la franja norte e incluso buscando algunos aliados en América Latina, para poder traer ediciones de calidad generadas por las universidades, por los institutos de cultura, los museos. Que vengan y hagan presencia en esta feria con algunos expositores, pero sobre todo con su oferta bibliográfica.
Sí tendremos un acompañamiento gastronómico, pero muy breve, y será a manera de servicio. Nosotros nos vamos a centrar en la literatura, en las publicaciones. Y lo vamos a acompañar con un programa artístico que también tenga esta vocación de acompañar el proceso, no de competir con el proceso de los lectores.
Las grandes editoriales y todas las editoriales comerciales vienen representadas a través de los libreros. Los autores que vienen por vía de las editoriales, llegan a través de ellos. Entonces situar una empresa que no está en esta vocación del fomento al hábito lector, que no ha generado coloquios, se vuelve una competencia desleal. Así lo ven ellos (los libreros). Nosotros en el interés de que los usuarios tengan mayor acervo disponible, es que estamos haciendo el esfuerzo de traer a otras instituciones culturales, educativas, de arte, que tienen publicaciones extraordinarias. Nosotros somos copartícipes, la feria pertenece un poquito a la lógica de la ‘Unión de libreros’.
—¿Qué sucedió con el proyecto de recrear la biblioteca de Federico Campbell con libros suyos y de Carlos Blanco Aguinaga donados al Cecut?
—Esos libros ya están aquí. En un espacio que es el Centro de Documentación de las Artes. En algún momento deberá tener su espacio vital y esa vocación de biblioteca con todas las de la ley. Creo que se instaló allí por falta de infraestructura, para darle más custodia a los libros.
En el caso del acervo de Federico Campbell, sí debe estar en un espacio debidamente resguardado. No podríamos bajarlo a sala de lectura que es muy pequeña. Son libros que están firmados, traen anotaciones, están dedicados. No los podemos dejar así nada más. Tienen que tener incluso un mueble especial donde la gente los use pero tengan un cierto control para que no vayamos a perder esos libros tan fantásticos. Ya se pueden consultar. Pero traen anotaciones, entonces son muy valiosos, valoramos mucho ese material.
—Y frente a la falta de infraestructura, ¿puede crecer más el Cecut?
—En este momento hay un ordenamiento presidencial de no creación de infraestructura porque es un año de ajustes, de austeridad, de limpiar la casa como decía el presidente.
Pero tenemos dos proyectos importantes que esperamos poder conseguir los apoyos y los recursos para hacerlos. Primero el estacionamiento del Centro que es muy necesario, y otro es la biblioteca de las artes. Estamos trabajando en eso, pero toma tiempo. No podemos decir mañana o tal año, pero estamos en el diseño de todas las gestiones que habrá que hacer. Y encontrar un momento crucial en el que nos autoricen ya sea recurso, o gestionar recurso propio para este fin.