Científicos han descubierto una relación entre el uso de ciertos productos de consumo y las concentraciones elevadas en el cuerpo de un grupo de sustancias tóxicas conocidas como perfluoroálcalis y polifluoroálcalis, o PFAS.
Estos químicos, que poseen propiedades a prueba de grasa y agua, se han utilizado en una amplia variedad de industrias desde la década de 1940. Están en todas partes, desde los empaques para alimentos y las telas repelentes agua hasta los productos de limpieza y utensilios de cocina antiadherentes.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental, estos químicos son muy persistentes en el ambiente y pueden provocar que los seres humanos estén expuestos ellos en varias formas, como los alimentos contaminados, el polvo y el agua.
Existen algunas pruebas de que la exposición a los PFAS puede tener consecuencias negativas para la salud, especialmente debido a que pueden acumularse en el cuerpo con el paso del tiempo. En varios estudios se ha relacionado a estos químicos con el cáncer renal y testicular, enfermedad tiroidea, altas concentraciones de colesterol, peso bajo al nacer, menor fertilidad y efectos en el sistema inmune.
En un estudio publicado en la revista Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology, investigadores del Instituto Silent Spring, sin fines de lucro, y el Instituto de Salud Pública de Berkeley midieron la presencia de distintos químicos PFAS en muestras de sangre que fueron obtenidas de 178 mujeres estadounidenses de edad madura entre 2010 y 2013. (La mitad de las mujeres eran afroestadounidenses, mientras que la otra mitad eran personas de raza blanca no hispánicas).
Después, entrevistaron a las mujeres acerca de sus conductas para tratar de comprender cómo podrían haber estado expuestas a los PFAS en su vida cotidiana.
Los investigadores descubrieron que las mujeres que tenían alfombras o mobiliario resistente a las manchas, o quienes vivían en una ciudad en la que el suministro de agua estaba contaminado con PFAS tendían a mostrar concentraciones más altas de esas sustancias en su cuerpo. De manera similar, quienes usaban marcas de hilo dental que contienen PFAS también mostraron concentraciones altas de esos compuestos.
“Este es el primer estudio que muestra que el uso de hilo dental que contiene PFAS se relaciona con una mayor carga corporal de estos químicos tóxicos”, dijo en una declaración Katie Boronow, miembro del personal científico de Silent Spring y autora del artículo. “La buena noticia es que, con base en nuestros hallazgos, los consumidores pueden elegir hilos dentales que no contengan PFAS.”
Además, el consumo frecuente de alimentos preparados en contenedores de cartón recubiertos, como los que se utilizan para servir papas fritas, entre las mujeres afroestadounidenses, se relacionó con concentraciones más altas de cuatro PFAS, escribieron los autores del estudio.
“En términos generales, el presente estudio refuerza la evidencia de que los productos de consumo son una fuente importante de exposición a los PFAS”, señaló Boronow. “Restringir el contacto con estos químicos a través de los distintos productos debería ser una prioridad para reducir los niveles de este compuesto en el organismo de las personas”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek