Científicos de la NASA previenen que, a resultas del incremento en la temperatura global, los glaciares del Antártico oriental -considerados más estables que sus equivalentes de la región occidental del continente-, parecen estar fundiéndose de manera “sistemática”.
Catherine Walker, glacióloga del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland, presentó los resultados de su investigación este lunes, justo después de que la presidencia Trump se uniera a Arabia Saudita, Rusia y Kuwait para repudiar un histórico informe de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. El documento puntualiza los terribles efectos de un incremento promedio de 1.5 grados centígrados en la temperatura global, y también describe estrategias para evitar una catástrofe.
La NASA informó que la fusión de los glaciares en el Antártico oriental conlleva “el potencial de remodelar las costas de todo el mundo debido al incremento en el nivel del mar”. Aun cuando los científicos pensaban que dichos glaciares eran más estables, la investigación de Walker -fundamentada en mapas sobre la velocidad del hielo y su elevación superficial- demostró que, en la última década, se han derretido grandes secciones de los depósitos de hielo.
El gigantesco glaciar Totten siempre ha llamado la atención de los científicos porque contiene suficiente hielo para elevar más de 3 metros el nivel marino global. Pero, según los hallazgos de Walker, en las cercanías hay numerosos glaciares más pequeños que han retrocedido con celeridad sin haber sido detectados hasta ahora.
“Totten es el glaciar más grande del Antártico oriental, por lo que recibe casi toda la atención de los investigadores”, explicó la científica, quien habló de sus hallazgos durante una conferencia de prensa en el marco de la reunión de American Geophysical Union, celebrada el lunes en Washington, DC. “Una vez que empiezas a preguntarte qué está sucediendo en esa región, descubres que los glaciares vecinos están respondiendo de manera parecida al Totten”.
Los datos del estudio de Walker revelan que cuatro glaciares localizados al oeste del Totten han reducido su altura superficial en cerca de tres metros a lo largo de la última década, ya que no mostraban cambios notables antes de 2008. Mientras tanto, diversos cálculos indican que los glaciares al oriente del Totten pierden alrededor de 25 centímetros anuales: el doble de la tasa registrada en 2009. Esas pérdidas no dejan de ser importantes aunque parezcan pequeñas en comparación con las observadas en la región occidental del continente.
“Al parecer, no es un cambio aleatorio, sino sistemático”, interpuso Alex Gardner, glaciólogo del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California. “Esa propensión sistemática apunta a la acción de una poderosa influencia oceánica en el Antártico occidental. Y ahora, es posible que hayamos detectado indicios muy evidentes de que el mar también está empezando a influir en el Antártico oriental”.
David Holland, profesor de matemáticas, y de ciencias atmosféricas y oceánicas en la Universidad de Nueva York, dijo a Newsweek que “si el Antártico oriental mantiene su tasa actual de pérdida de hielo”, esa fusión “podría tener un impacto importante en los niveles marinos de todo el mundo a lo largo de este siglo, y posiblemente después”. Por otra parte, enfatizó que “no se han hecho suficientes investigaciones básicas en esa región”.
“Aunque podemos obtener mucha información con la detección satelital… es indispensable hacer observaciones físicas en las aguas circundantes”, pues “la labor logística es muy compleja”, agregó.
Entre tanto, Donald Trump ha decidido ignorar las evidencias científicas en que se sustentan las advertencias sobre el cambio climático. A fines de noviembre, el presidente dijo a la prensa que no “creía” en las terribles predicciones descritas en un informe que generó su propio gobierno. Dicho documento demuestra que, para fines de siglo, el cambio climático podría costar cientos de miles de millones de dólares a la economía de estadounidense, y que el PIB del país se reduciría en cerca de 10 por ciento.
En junio de 2017, Trump hizo el anuncio oficial de que Estados Unidos se retiraba del acuerdo climático suscrito en París en 2015, una decisión que ha dejado a los estadounidenses aislados del resto del mundo.
Durante la entrevista con Newsweek, Holland resaltó que los “hechos” son una herramienta incontrovertible para impugnar la oposición de Trump, y presagió que “al final, los científicos ganarán”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek