Los arrecifes de coral son hogar de una variedad increíble de vida marina. Peces, tortugas y hasta dugongos nadan entre las espectaculares estructuras de aspecto extraterrestre. Sin embargo, el calentamiento de los mares, la contaminación, la acidificación del agua y otras amenazas están destruyendo estos ecosistemas. Desde hace tiempo, los investigadores han sospechado que los arrecifes ocultos en las profundidades submarinas podrían ofrecer un refugio más fresco a ciertas especies coralinas. No obstante, una onda de calor aniquiló casi la tercera parte de la Gran Barrera de Coral, emblemática de Australia.
Un estudio ha demostrado que ni siquiera las regiones más profundas se salvaron del evento de blanqueamiento masivo ocurrido en 2016. Si bien sufrieron menos daños que los sectores más superficiales, el artículo -publicado el 4 de septiembre en la revista Nature Communications– resalta que esos eventos amenazan tanto a los arrecifes profundos como a los superficiales.
Aunque los corales pueden recuperarse del blanqueamiento, esta enfermedad también puede ocasionar su muerte. Las aguas cálidas hacen que los corales expulsen unas microalgas de colores que viven en sus tejidos y les proporcionan nutrientes. Y conforme desaparecen dichas algas, los corales adquieren una coloración blanca.
“Más grave que ese extraño aspecto es el hecho de que el coral ya no dispone de su principal fuente de alimento”, explicó Pedro Frade, especialista en ecología microbiana coralina de la Universidad de Algarve, en Faro, Portugal, en entrevista con Newsweek. “Si la temperatura del mar no disminuye, el coral muere de hambre, literalmente”.
Frade y sus colegas analizaron corales que se encontraban a 40 metros bajo la superficie, una profundidad mucho mayor de la que suelen explorar los científicos. De los corales que examinaron a esa profundidad, cerca de 40 por ciento fue afectado por el evento de blanqueamiento de 2016, y alrededor de 6 por ciento había muerto. Con todo, el daño era mucho mayor conforme se aproximaban a la superficie. Descubrieron que, a una profundidad de entre 5 y 25 metros, hasta 69 por ciento del coral se había blanqueado, y entre 8 y 12 por ciento había muerto.
“Nuestro estudio confirmó los graves impactos del blanqueamiento en las áreas más superficiales del norte de la Gran Barrera”, reveló Frade. “Sin embargo, debido a que extendimos la exploración hasta las profundidades del arrecife, hemos proporcionado información nueva”.
La investigación demuestra que los arrecifes de aguas profundas podrían ofrecer algo de protección térmica. Pero “es muy probable que esté restringida a ciertas comunidades”, señaló Nicholas Kamenos, profesor asociado de la Universidad de Glasgow, Escocia, en una declaración para Newsweek. Al parecer, la surgencia de agua fría proporcionó alguna protección, mas fue transitoria y parece haber terminado hacia el final del verano.
“Los arrecifes profundos ameritan una gestión individual y más iniciativas de investigación”, añadió Frade.
Además de Australia, los arrecifes de todo el mundo están amenazados por la creciente temperatura marina, enfatizó Kamenos. Entre 2014 y 2017, la Tierra experimentó un evento global de blanqueamiento que afectó a los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. “Se observó el blanqueamiento masivo en todo el Caribe, Florida y Hawái”.
Frade teme que el impacto del calentamiento global en otros arrecifes pueda ser mucho peor que el observado en Australia, puesto que hay muchos arrecifes en el mundo que no gozan del mismo nivel de protección gubernamental conferido a la Gran Barrera. Además de su belleza, los arrecifes son críticos para la economía mundial, ya que crean empleos en el sector turístico, ofrecen criaderos a los peces e incluso aportan ingredientes para ciertos medicamentos.
“Es necesario que la comunidad internacional haga un esfuerzo concertado para salvar a los arrecifes coralinos, pues su amenaza principal -el calentamiento marino global- solo puede combatirse en una escala planetaria”, sentenció Frade. El científico agregó que cada individuo puede minimizar el daño ulterior al planeta si presiona a los legisladores para que elijan políticas que protejan al planeta, y si efectúa cambios muy simples en el estilo de vida para reducir su huella de carbono.
“La supervivencia de nuestra especie en el planeta tiene fecha de vencimiento. La interrogante no es si el ser humano desaparecerá de la Tierra, sino cuándo desaparecerá”, afirmó Frade. Imagina qué sentirán las generaciones futuras al darse cuenta de que la humanidad actual no hizo lo necesario para proteger la salud de la Tierra, añadió. “En mi opinión, si perdemos los arrecifes de coral nos acercaremos más a nuestra extinción en el planeta”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek