Ricardo Anaya contó durante el segundo debate la historia de Ana Laura, una mujer que, según dijo el candidato, fue “recientemente deportada” de Estados Unidos.
“Acabo de estar en el albergue de Santa María la Ribera, con Ana Laura, absolutamente destrozada. La deportaron recientemente, se quedaron allá sus dos hijos, uno de 14, uno de 16, está condenada a 20 años a no poder regresar, no le permitieron ni siquiera hacer una llamada al consulado. Llegó aquí esposada de pies y manos, y lo que le dieron fue este costal para que metiera sus pertenencias”.
Sin embargo, el aspirante presidencial de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y MC) cometió imprecisiones sobre lo que realmente le ocurrió a Ana Laura y dónde la vio: no fue deportada recientemente, no se reunieron en un albergue y no fue esposada de pies y manos.
La primera imprecisión es que no existen en la Ciudad de México albergues para personas deportadas. El lugar que Anaya visitó sí da hospedaje a quienes no tienen redes de apoyo cuando son regresados al país, pero es un taller de serigrafía del colectivo Deportados Unidos en la Lucha, del que Ana Laura es precisamente una de las fundadoras.
El encuentro entre Anaya y el colectivo quedó documentado en un video que se puede consultar en este enlace. En el minuto 6:27 se puede escuchar que la deportación de Ana Laura no fue tan reciente, sino en septiembre de 2016, hace un año y ocho meses, y por ello fue que en diciembre de ese año fundó el colectivo Deportados Unidos en la Lucha.
En esa reunión, la migrante sí contó que en su proceso de expulsión “no le permitieron ni siquiera hacer una llamada al consulado”, como dijo el candidato, pero no especificó que ella haya llegado “esposada de pies y manos”.
En el minuto 11:06 explicó: “En mi caso, que es el de muchos, se me negó el hablar al consulado, no siguieron el proceso adecuado, en mi caso sería seguirle proceso de deportación adecuado, que era enviarme a un centro de detención para que yo viera a un juez y el juez determinara si yo era elegible para quedarme o salir de Estados Unidos. En mi caso lo que hicieron fue en 20, 25 minutos sacarme del país y negarme todo eso”.
En este reportaje publicado en octubre de 2017 por piedepagina.mx, Ana Laura relató que su expulsión ocurrió cuando estaba a punto de abordar un avión con destino a México para regularizar su situación y tramitar una visa de trabajo, ya que en el aeropuerto la abordaron agentes de Aduanas que le dieron a firmar la orden de deportación que la obliga a estar fuera de Estados Unidos 20 años y, según el reportaje, “en minutos, Ana Laura fue deportada en el mismo avión que ella había pagado”.
En el encuentro con el candidato, la migrante contó el asunto en tercera persona, en el minuto 21:22:
“Llegan encadenados, ya que son vuelos privados que paga el gobierno norteamericano…”
“¿Es un vuelo comercial? ¿No son exclusivos para ellos?”, le preguntó Anaya.
“Sí son exclusivos para ellos. Vienen detenidos, todo el viaje, vienen esposados, porque cinco minutos antes de aterrizar es cuando se retiran las esposas de manos y pies”, detalló, sin incluirse en esta situación.
También fue en tercera persona como contó lo del costal que el servicio de Inmigración y Control de Aduana (ICE, en inglés) da a las personas deportadas, y nunca señaló que el costal que le estaba entregando al candidato era el suyo, como señaló Anaya.
“Nosotros (el colectivo Deportados Unidos) vamos al aeropuerto y le quiero enseñar la manera… esto es con lo que los manda ICE… Aquí al aeropuerto de la Ciudad de México llegan tres vuelos a la semana, los días martes, miércoles y jueves, las cifras oficiales son 135 personas. Y llegan sin nada, esto es lo único que les da ICE, con su número y este costal. ¿Qué pueden traer en este costal? Una muda de ropa. Esto es con lo que viene una persona a México”, explicó en el minuto 18:58.
Este procedimiento de deportación referido por Ana Laura lo viven quienes pasan por un proceso de detención, juicio para expulsarlos, y que posteriormente son enviados a la Ciudad de México vía aérea.