Veinte años después de cocrear “Hedwig and the Angry Inch”, John Cameron Mitchell batalla para ser tan sexi como quiere ser.
John Cameron Mitchell no quería embarcarse en una gira mundial a los 55 años. “Lo gracioso es que yo solía ser un tour de force, ahora me fuerzan a hacer un tour”, dice él con una risa.
Podría pensarse que con el ascenso del movimiento LGBTQ, éxitos de TV como Orange Is the New Black y Transparent, y más y más películas aclamadas por la crítica homenajeando la experiencia queer (Luz de luna, Tangerine, Llámame por tu nombre, etc.), el cocreador y estrella del musical con ambigüedad de género Hedwig and the Angry Inch estaría durmiéndose en sus laureles. Más bien, sale al camino para una gira solista.

Mitchell concibió Hedwig, la historia de un rockero transgénero de Alemania Oriental, con el compositor Stephen Trask, y después de debutar fuera de Broadway en 1998, el show se convirtió en un fenómeno de culto y ganador de premios. Mitchell dirigió y estelarizó la adaptación fílmica de 2001 (ganando el premio al mejor director en el Festival de Cine Sundance y una nominación al Globo de Oro por su actuación) y siguió eso, en 2006, con Tu última parada, una película que él describió por entonces que empleaba el “sexo de maneras cinematográficas nuevas porque es demasiado interesante para dejárselo al porno”. (Sin embargo, Peter Travers, de Rolling Stone, la llamó con admiración “porno hardcore con un corazón suave”.) Y en 2014, cuando Hedwig fue revivido para su primera temporada en Broadway, Mitchell recibió un Premio Tony Especial por su regreso en el papel, después de temporadas con boletos agotados con Neil Patrick Harris y Michael C. Hall.
Todo este tiempo, Mitchell complementaba sus creaciones con actuaciones breves, como estrella invitada en, entre otros programas, Girls de HBO, The Good Fight de CBS y, más recientemente, Mozart in the Jungle de Amazon. La gira, dice él, “no hará mucho dinero; probablemente casi lo mismo que ganaría en un programa de TV, pero nunca sabes cuándo va a darse [un trabajo de actuación]”.

O cuán difícil será hacer una película. Los estudios, incluso los pequeños, simplemente no asumen los mismos riesgos con películas independientes poco convencionales hoy día, en especial aquellas, como Hedwig o Tu última parada, que atraerían un público escaso aunque apasionado. No siempre fue así. Mitchell me cuenta que Hedwig sucedió solo gracias a un ejecutivo de estudio sorprendentemente abierto de mente. En 1990, tuvo un pequeño papel en la comedia adolescente Book of Love, dirigida por Robert Shaye, fundador y director ejecutivo de New Line Cinema. “El personaje que él quería que yo interpretara era extremadamente homófobo. Chistes de pedófilos, chistes de sadomasoquismo… Todo era un chiste”, dice Mitchell. Cuando Shaye le preguntó lo que pensaba del guion, no se contuvo: “Le dije: ‘Soy gay, y esto es ofensivo para mí’. Eso lo desconcertó; no era una época en la que siquiera pensaras sobre ello. Terminó haciendo al personaje más bien un típico mujeriego”.
“Diez años después”, continúa Mitchell, Shaye “vio Hedwig fuera de Broadway. Con lágrimas en los ojos, él dijo: ‘Voy a ayudarte a hacer esta película’. Y lo hizo. Me permitió dirigir una Hedwig totalmente financiada. Me dijo: ‘Es porque fuiste franco conmigo… con respecto a ser gay’.”
Pero ahora, como se han ido secando las opciones para películas más pequeñas, Mitchell siente, si acaso, más presión para bajarle el tono a su material. “Los DVD se han ido, y los DVD solían ser un espacio [para las películas independientes]”, comenta él. “Podías venderle a Blockbuster y obtener un millón de dólares, incluso si la película tenía malas reseñas”.
Netflix es una nueva posibilidad para cineastas independientes (financiará por lo menos 80 películas originales en 2018), pero a Mitchell le parece que las opciones interminables de la plataforma de transmisión en línea, así como la capacidad de ver bajo demanda, mina la sensación de urgencia que otrora impulsó la taquilla independiente. “Los jóvenes no corren a ver la película pequeña la semana en que se estrena”, dice él de lo que otrora era una manera de que personas con una mentalidad similar compartieran un momento cultural.

Mitchell ha dirigido una película tradicional, Al otro lado del corazón, una adaptación en 2010 de la obra Rabbit Hole de David Lindsay-Abare sobre una familia que se duele por la pérdida de un hijo. La estelarizó Nicole Kidman, quien recibió una nominación al Oscar por su papel. Se unieron de nuevo en la película más reciente de Mitchell, la cual él coescribió, How to Talk to Girls at Parties, la cual se estrena el 25 de mayo en EE UU (después de debutar en Cannes el año pasado). Basada libremente en el cuento de Neil Gaiman del mismo título, presenta a Alex Sharp como un adolescente punk británico de la década de 1970 enamorándose de una alienígena de paseo en la Tierra, interpretado por Elle Fanning; Kidman es una astuta administradora de una banda.

La película es una mezcla de ciencia ficción, comedia y romance, incluidos varios tríos eróticos interespecies. En otras palabras, no es algo fácil de vender. Mitchell le atribuye a la base leal de fans de Gaiman y al poder estelar de Kidman el que se haya podido hacer. Las reseñas en Cannes fueron mixtas. No importa, dice Mitchell, How to Talk to Girls no está pensada para los críticos. Más bien, quiere que sea “la película favorita de una muchacha de 16 años. Me encanta cuando mi trabajo atrapa a personas en cierto momento de sus vidas”.
Así como Hedwig les ha hablado a dos generaciones de muchachos LGBTQ, los fans devotos quienes le envían diariamente mensajes de gratitud en Instagram. “Nunca le he sacado provecho o usado en exceso ese recurso”, menciona él. “Pude haber hecho una gira nacional [durante la] producción de Broadway. No quise”.
Mitchell lo hace ahora porque a su madre le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer, y las ganancias de una gira presentando principalmente canciones de Hedwig ayudarán a pagar su tratamiento.
Tomar decisiones con base únicamente en el dinero es una posición inusual para Mitchell, y “extraña”, añade él, “pero pienso que puedo aprender algo nuevo de mí mismo”. También es irónico que los fans de Hedwig pagarán por la atención médica de su madre de origen escocés (una ex maestra de escuela; su padre era un general de división del ejército de EE UU). “Ella no siempre aprobó la peluca”, dice él, riéndose. “Ella era más bien conservadora. Finalmente, mi madre entendió que Hedwig era algo bueno, pero para ella era un poco vulgar”.
Hay fechas en Australia este verano, y se añadirán pronto algunas en Corea, Japón y Norteamérica. Hasta entonces, él se enfocará en otro proyecto, un podcast musical de cinco horas estelarizado por Mitchell y una serie de actores ganadores del Tony. Aun cuando está inspirado en su obra más famosa, Anthem no es una secuela, señala él. “Es autobiográfico, como quitarle la peluca a Hedwig”, comenta Mitchell, quien espera tener pérdidas con el proyecto. “Hay altas y bajas en hacer tu carrera al estilo punk”, dice él. “Tal vez no sientas el dinero y los Oscar y demás, pero sientes a la gente que constantemente te contacta y dice: ‘Estoy en Turquía, estoy en Indonesia, vi tu trabajo y cambió mi vida’. No sé qué sea mejor que eso”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek