“En gustos se rompen géneros” es un dicho muy común que se utiliza para hacer referencia a acciones que suelen romper con algún estereotipo, costumbre o tradición. Para contar la historia de Paola, esta frase es un acierto en muchos aspectos.
Tenía alrededor de 15 años cuando visitó por primera vez la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes, lugar al que fue para ver practicar a su primo y en donde terminó enamorándose de la tauromaquia.
Apoyada por sus tíos, decidió entrar y aprender sobre el arte del toreo en esta escuela, asistiendo incluso un tiempo sin el conocimiento de sus padres.
“No me dejaron mis papás (ingresar) así que me metí a la academia a escondidas, les decía ‘voy a ir a hacer un trabajo a la escuela’ y me iba a entrenar a la academia, hasta que les dije y al principio pensaron que sólo lo iba a hacer un tiempo y ya no iba a querer, pero cuando vieron que era algo serio y me echaban animales ya más grandes y que llegaba a la casa con golpes y moretones pues se asustaron y dejaron de apoyarme”, contó Paola Hernández a Newsweek Aguascalientes.
Sin embargo, no pasó mucho para que sus padres reconocieran que torear se convirtió en la más grande pasión de esta joven hidrocálida, y aceptaron que le dedicara parte de su vida a aprender y profesionalizarse en este arte. En 2015, a los dos años de haber ingresado a la Academia, Paola celebró su debut con un becerro de 160 kilos, y desde entonces, no ha parado.
“El más grande que he toreado fuede 360 kilos, a veces toreo animales de 200 o 160 kilos, depende de lo que nos den. También he salido a darle las tres (prueba de matadores en las que invitan a novilleros) toreando un amigo un toro de 400 kilos, ya les he salido dos veces a dos toros y ahí la llevamos poco a poquito”, expresó con emoción.
En la Academia existen tres niveles de aprendizaje: principiantes, intermedios y avanzados. Gracias a su entrenamiento diario de cuatro horas, Paola es actualmente novillera sin picadores (no pica al animal), lo que la ubica en un nivel intermedio, a un paso de debutar como novillera y, si las cosas se dan, ser matadora de toros.
Pero las cartas no están echadas; a la par de sus prácticas Paola estudia la carrera en Derecho y está a unos meses de graduarse. A pesar de ser una de las alumnas más sobresalientes en la Academia Taurina, no es obligación que termine siendo torera como profesión.
“En julio termino mi carrera y quiero darme un año totalmente para los toros, estoy en una etapa muy importante donde me está yendo bien y es clave, si yo quiero le tengo que echar muchas ganas y este año tengo que estar muy bien, después de ese año ver qué puede pasar, saber si tengo una oportunidad entrenando bien y haciendo todo lo que se tiene que hacer y ya si veo que tengo oportunidad pero no tanta, me meto de lleno a mi carrera, sin descuidar a los toros”.
El peligro no la detiene
El toreo es una de las profesiones más riesgosas que existen, pues quienes se dedican a ello están expuestos a toda clase de lesiones e incluso la muerte. Paola está consciente de eso y aunque reconoce que algunas veces el miedo la busca, su valentía es más fuerte.
“A veces antes de torear veo al animal y digo ‘qué estoy haciendo aquí’ y más por lo que luego vemos en la tele; las cornadas o incluso toreros que se han muerto. Es un tema muy complejo, incluso me han dicho ‘esque vas a salir a morirte’, tampoco es que me quiera morir pero es un riesgo que lleva la profesión, más que muchas otras”.
A pesar de haber recibido fuertes golpes, la torera en preparación ha logrado alcanzar la fuerza física y mental para seguir adelante, sin embargo, considera que vivir un momento crucial con un toro le ayudaría a definir cuánto está dispuesta aarriesgar para perseguir su pasión.
“He hecho muchas cosas en mi vida y no había sentido algo tan fuerte como esto, no podría vivir sin torear, tal vez no podría dedicarme profesionalmente pero me es indispensable. Pasas tiempo sin torear un animal y sientes esa ansiedad y necesidad, de verdad es una desesperación y veo que es algo vital en mi vida, no puedo vivir sin el toro”, asegura.
La confrontación no se ha hecho esperar, y aunque Paola está consciente de que existen diversas voces, hace lo posible por expresar su sentir cuando se da a conocer que estudia y se prepara para ser matadora.
“Casi siempre se sorprenden o no me creen, hay personas a las que de verdad no les gusta y me llegan a hacer comentarios un poco agresivos y me molesta, no que me lo digan porque creo en el diálogo, pero hay maneras de decir las cosas”.
Siempre se ha dicho que un torero no sería nada sin sus toros, y Paolano duda en darle su peso e importancia al fiel acompañante en este espectáculo.
“Me encanta cómo pasa el animal, sus movimientos y su estética, el toreo es un mundo, desde lo artístico, dicen que es un baile entre el toro y el torero porque tú lo vas llevando y acompañando, me siento poderosa cuando el toro pasa tan cerquita y que tú puedas con él y más como mujer, si ellos pueden, por qué yo no”.
Toros y mujeres sí se llevan
La tradición taurina se ha visto dominada por los hombres desde sus inicios, así que no sorprende que en varias ocasiones Paola haya vivido momentos de discriminación o prejuicios en su contra sólo por el hecho de ser mujer.
“El fin de semana antepasado fui a la Ciudad de México a una prueba de vacadas, el organizador no quería ponerme porque decía que yo no estaba preparada, mi director se empeñó en decirle que sí y al final me pusieron; de las 28 personas -única mujer- sobresalí de los que íbamos de Aguascalientes”, cuenta orgullosa.
Sin embargo, recalca el apoyo que ha recibido por parte de la Academia e incluso admite que suele sentirse presionada por dejar en alto el nombre de la institución.
“En la Academia tenemos mucho apoyo y de hecho es un apoyo muy igualitario tienen un objetivo que es sacar una mujer torera, y siento algo más de presión porque soy como la punta de lanza, mis compañeras van detrás de mí pero yo soy como la que tiene que estar haciendo las cosas bien porque si las hago mal, ya no nos van a querer apoyar”.
Incluso, platica que cuentan con alumnos de la tercera edad, con alguna discapacidad, y personas que no tienen el interés de torear como profesión, sino aprender las técnicas, tradiciones y habilidades que conllevan a realizar este polémico trabajo. Nombres como Monse Silva, Belén Díaz o Cristina Sánchez, vienen a su mente ante la pregunta de mujeres que la inspiran en el mundo del toreo, pero para Paola continuar con su pasión no es ir tras los pasos de alguien, pasos de alguien, sino marcar supropio camino.
Aunque a sus 21 años tiene la oportunidad de tomar diferentes decisiones sobre su futuro profesional, confiesa que uno de sus más grandes sueños es poder dejar el nombre deMéxico en alto en el mundo taurino.
“Ser matadora de toros todavía está lejos. La intención es poder torear todo lo que se pueda este año y el siguiente debutar aquí en la (Plazade Toros) San Marcos, iba a debutar este año pero decidí esperarme un año más y lo tengo que hacer, porque si me espero, por la edad y otras cosas ya no podría después”.
De continuar rindiendo frutos y decidirse por los toros como forma de vida pero también como su principal fuente de ingresos, Paola tiene metas muy fijas.“Tengo mi meta de ser la primera mujer en México que haga algo importante aquí y en España, sé que suena muy difícil pero no creo que sea imposible, yo lo que más quisiera es dejar huella, que ya que me muera mi nombre sea recordado”.
Y así, esta joven hidrocálida va marcando el camino para salir por la puerta grande